GENTE YOLD. Entrevista con Jorge M. Torrecuadrada, Investigador del CNIO
Un guerrero contra el cáncer
Aunque no somos del todo conscientes, España es uno de los países punteros en la investigación contra el cáncer. El éxito real de la batalla contra la enfermedad tiene una única dirección asegurada: la investigación, que es a lo que se dedica Jorge M. Torrecuadrada, nuestro Yold de hoy, como miembro del CNIO, donde nos recibe. Precisamente, hace pocos días, un proyecto sobre el diagnóstico para el cáncer cerebral, en el que él participa, ha sido publicado a nivel internacional. “Cuando la gente tiene oportunidad de entender nuestro trabajo, lo apoya y lo agradece mucho“.
Aun sin saberlo mucha gente, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) es uno de los grandes templos de la investigación del cáncer en España y en el mundo; uno de esos sitios de los cuales los españoles nos podríamos sentir todavía más orgullosos que de la tortilla española o del equipo de la Roja. Con una diferencia: todo el mundo conoce a Iniesta y la tortilla de patatas, mientras que los científicos del CNIO, como Jorge Martínez Torrecuadrada -nuestro yold de hoy-, son muy reconocidos en el ámbito científico internacional, pero no lo suficiente entre los ciudadanos de a pie. Eso, a pesar de que, gracias al trabajo que los investigadores contra el cáncer desarrollan, se han conseguido salvar millones de vidas en todo el mundo. Hoy Jorge nos recibe en la sede de CNIO para hablarnos de este camino, demasiado duro muchos días, poco reconocido casi siempre, que es el de la investigación científica.
Yold Pregunta. -En España, cualquier reality show tiene mucho más seguimiento que una noticia sobre ciencia, aunque sabemos que hay una importante élite científica dentro de nuestro país ¿Qué es lo que se echa de menos perteneciendo a la misma?
Respuesta. –“Efectivamente, los científicos españoles son mundialmente reconocidos por su buena formación, su talento y sus ganas de trabajar, sin embargo la sociedad española no es consciente de ello, porque la ciencia no está suficientemente valorada. Cualquier persona podría dar cinco nombres de ‘estrellas rutilantes’ de estos programas, pero dudo que pudiera dar cinco nombres de científicos españoles trabajando fuera o dentro de nuestro país. Respondiendo a tu pregunta, echo de menos que la sociedad española sea consciente de la tremenda importancia que tiene la investigación en el desarrollo y bienestar de un país. Por desgracia, el ‘¡que inventen ellos!´de Unamuno sigue vigente en nuestros días”.
P. -¿Para los que nos cuesta entender los planteamientos científicos? ¿Nos puede hacer una síntesis de qué es el CNIO y en qué consiste vuestro trabajo?
R. –“El CNIO es un centro de investigación gestionado por una fundación, en el que se aplica un sistema de gestión similar a una empresa privada; por ejemplo, los investigadores no somos funcionarios. El objetivo fundamental de las aproximadamente 350 personas que trabajamos aquí es desarrollar una investigación puntera, que nos permita obtener nuevos y más eficientes métodos de diagnóstico y tratamientos contra el cáncer y que, al mismo tiempo, nos permita trasladar este conocimiento científico a la práctica clínica para que aumente la calidad y cantidad de vida de los pacientes. Nuestro departamento es la Unidad de Cristalografía e Ingeniería de Proteínas. Nosotros trabajamos fundamentalmente en dos proyectos: el primero consiste en conocer la estructura a nivel atómico de las proteínas implicadas en el cáncer, así como el de algunas moléculas inhibidoras de sus funciones, para mejorar los mecanismos de acción de esa inhibición. El segundo proyecto es el desarrollo de anticuerpos recombinantes terapéuticos que impiden que el tumor tome nutrientes; así, de alguna manera, conseguimos que el tumor muera de ‘inanición’”.
Gracias a la investigación, cánceres que hace años eran intratables, ahora son curables si se cogen a tiempo. El diagnóstico precoz es fundamental.
Hace apenas unos días, la revista científica PLOS ONE ha publicado los resultados de uno de los interesantísimos proyectos del equipo del CNIO, y en el cual ha participado Martínez Torrecuadrada; un proyecto que además ha sido solidariamente financiado a través de la plataforma de micromecenazgo (crowdfunding) Precipita, y en el que ha participado voluntariamente un montón de personas anónimas que han contribuido con sus donaciones. La investigación se ha centrado en la búsqueda de un diagnóstico más certero y seguro para el glioblastoma multiforme (GBM), que es el cáncer cerebral más común y dañino. Hasta ahora, los métodos de diagnóstico que hay son imprecisos, e incluso pueden resultar perjudiciales para el paciente. Gracias al hallazgo de este equipo del CNIO se puede lograr una visualización mucho más precisa de este cáncer cerebral, mediante la combinación de anticuerpos específicos y la tomografía por emisión de positrones (PET). Se ha probado en modelos animales y, una vez que se desarrolle en un futuro en humanos, se podrá hacer un diagnóstico de la enfermedad más seguro y eficaz.
P. -Según su opinión, ¿Estamos cerca o lejos de tener herramientas reales para prevenir el cáncer?
R. -“El cáncer es una patología muy compleja, de hecho bajo el término ‘cáncer’ se engloban cientos de patologías diferentes entre sí; no es lo mismo un cáncer de páncreas que un cáncer de mama, e incluso dentro de un cáncer de mama hay diferentes subtipos, como carcinoma ductal, si se produce en los conductos mamarios, o carcinoma lobulillal, si lo hace en las glándulas mamarias, cada uno de ellos con características muy diversas. Con esto pretendo indicar que conseguir curar el cáncer, todos los tipos de cáncer, llevará su tiempo. Pero se ha avanzado muchísimo gracias a la investigación, que consigue aumentar el conocimiento de cada tipo cáncer, y por tanto cómo luchar contra él. Muchos cánceres que hace unos años eran intratables, ahora son perfectamente curables si se cogen a tiempo. En este sentido, el diagnóstico precoz es también fundamental. En resumen, el mensaje que quisiera transmitir es que, a mayor investigación, mayor probabilidad de que el cáncer se pueda curar”.
Cuando la gente conoce y entiende nuestro trabajo, lo apoya sin fisuras y lo agradece mucho. Algo que, a nosotros, al mismo tiempo, nos ayuda a motivarnos y seguir adelante.
Aun considerando que todavía en España no se reconoce lo suficientemente el trabajo que hacen los investigadores, también Martínez Torrecuadrada apunta un hecho significativo, y es la buena reacción de la gente a la hora de apoyar los proyectos que realizan, cuando tienen la posibilidad de conocerlos. “Yo mismo lo he podido comprobar. Hace un par de años buscamos el apoyo financiero para el proyecto del glioblastoma multiforme, a través de una campaña de `crowdfunding´, solicitando donaciones voluntarias para la investigación y el resultado fue espectacular: recibimos más de 25.000 € en pocos días. Recuerdo, por ejemplo, el caso de una panadería que nos regaló su recaudación de un día completo. O el de un directivo de una agencia de publicidad que puso todos sus recursos a nuestra disposición. Una empresa de La Rioja, de forma anónima, nos envió una importantísima donación. En fin, todo aquello fue muy emocionante y me hizo ver que, cuando la gente tiene oportunidad de entender nuestro trabajo, lo apoya sin fisuras y lo agradece mucho. Algo que, a nosotros, al mismo tiempo, nos ayuda enormemente a motivarnos y a seguir adelante”.
Una vida entera vista desde el microscopio
Martínez Torrecuadrada se doctoró en Ciencias Biológicas hace ahora 21 años, después de dedicarle casi otros diez al estudio y la investigación. Comenzó su carrera en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa para después incorporarse a INGENASA, empresa de biotecnología dedicada a la sanidad animal, desarrollando vacunas y sistemas de diagnóstico para el virus de la peste equina africana. Tras pasar por Oxford (Reino Unido) y por el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA), en 2002 comienza su trabajo en el CNIO. Total: unos treinta años de su historia, con larguísimas jornadas de trabajo, para tratar de averiguar los misterios de la existencia y mejorar la vida humana.
P. -¿Qué fue, en plena adolescencia, lo que le empujó a estudiar Biología, en lugar de otra carrera?
R. –“Una profesora de Biología de COU fue la que me hizo despertar mi vocación, por eso considero que los buenos maestros son imprescindibles en la sociedad para transmitir valores y conocimientos”.
Una profesora de Biología en COU hizo despertar mi vocación. Los maestros son imprescindibles para trasmitir valores y conocimiento.
P. -¿Cómo ha cambiado el mundo de la investigación en España desde que usted empezó?
R. –“Realmente no ha cambiado demasiado desde los años 80 hasta aquí. Me fijo en dos aspectos fundamentales; en primer lugar hay más centros de investigación, algunos de los cuales como el CNIO, el Centro Nacional de Investigación Cardiovascular o el Centro de Regulación Genómica, tienen mucho prestigio a nivel internacional. Por lo tanto, hay más posibilidades para desarrollar una carrera científica brillante en España. En segundo lugar, han mejorado las condiciones laborales. Por ejemplo, en mi época las becas no cotizaban a la Seguridad Social, mientras que ahora sí”.
P. -Suponemos que a lo largo de su dilatada carrera habrá tenido muchas alegrías, pero también muchos sinsabores. A día de hoy, ¿repetiría su trayectoria? ¿Qué es lo que le sigue motivando para seguir aportando descubrimientos a esta, nuestra comunidad?
R. –“La profesión de científico es una continua montaña rusa de sentimientos y emociones, un día te sientes el rey del mundo y al siguiente sientes que caes en un pozo sin fondo. En este sentido, la inmensa emoción que sientes frente a un resultado positivo solo es comparable con la tremenda frustración cuando el resultado es negativo. Si además de estas características intrínsecas de la investigación, le unes la tremenda dificultad para conseguir dinero, para publicar los resultados que obtienes, etc… hay días que realmente decides abandonar. Pero el hecho es que esta es una profesión muy vocacional, y eso te ayuda a superarlo y a seguir adelante”.
P. -¿Qué le recomendaría a la gente joven que sigue su mismo camino? Bueno, ¿y a las nuevas generaciones en general?
R. -“Como he dicho, esta es una profesión para la cual se necesita auténtica vocación, y que comparte con otras profesiones la necesidad de una formación continua, mucho trabajo, perseverancia y tesón para conseguir los objetivos propuestos. Yo apuesto por la cultura del esfuerzo y por el trabajo bien hecho, y creo que una persona con ganas de hacer cosas, honestidad, esfuerzo y una buena formación, tarde o temprano conseguirá todo lo que se proponga. Estos son los ingredientes de mi receta para la gente joven que se quiera dedicar a la investigación, junto con unas gotitas de suerte…”.
Conservar la curiosidad para sobrevivir
P. -Un científico debe estar abierto a descubrir, y por tanto aprender, cosas nuevas siempre. Ahora que ya tiene usted 50 años ¿cree que estamos dispuestos a aprender conforme nos vamos haciendo mayores? ¿O esto es una solemne estupidez…?
R. –“Conforme nos hacemos mayores tendemos a un cierto conservadurismo y a una búsqueda de la comodidad que es justamente lo contrario de lo que requiere la investigación, por eso un buen científico debe preservar la curiosidad, las ganas de innovar y arriesgar, y debe estar abierto a una formación continua en todas las etapas de su vida. De lo contrario, no sobrevivirá”.
P. -Usted pertenece, como nosotros, a una generación que se ha criado con la comida casera de su madre, con alimentos mucho más naturales, aunque sin tantas prevenciones sanitarias. ¿Cree que hemos avanzado o que hemos ido para atrás?
R. –“Por supuesto que hemos avanzado, simplemente hay que ver cómo va aumentando la esperanza de vida de generación en generación, y no solo la cantidad, sino también la calidad de la vida”.
P. -Y para finalizar, alguien que investiga el desarrollo y la evolución de las células, ¿cómo ve la vida humana en general? ¿Somos química en permanente evolución?
R. –“ Efectivamente, visto desde un nivel atómico, somos química pura. Y, para mí, y para cualquiera, la vida en general solo pueden ser calificada de una manera: ¡¡¡fascinante!!!”.
Entrevista: I. Almendros.
Fotografías: Antonio Beas de Krassia Photography para Gente Yold.
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