Yold en serio: Envejecimiento de la población
España se hace mayor, ¿existen soluciones?
Según un reciente estudio del INE, en 2050 una de cada tres personas tendrá más de 65 años, y los octogenarios (que ahora somos yold) superaremos la cifra de cuatro millones. El futuro de las pensiones y la jubilación son los mayores desafíos ante este problema ¿Qué medidas deberían poner en marcha las autoridades para frenar este envejecimiento acelerado? Las soluciones no son fáciles.
Un estudio del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicado el pasado 20 de octubre sembró la voz de alarma. El documento, que se centra en las ‘Proyecciones de Población 2016-2066’, revelaba datos que no son precisamente las mejores noticias. En concreto, según el estudio, dentro de 15 años uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años. Proporción que se eleva a uno de cada tres dentro de 50 años. Por no hablar de que hay un riesgo real de que España pierda más de medio millón de habitantes antes de 2031 y casi seis millones para 2066.
Lo que está claro es que el envejecimiento de la población es un asunto serio, muy serio. Tan serio que la sociedad civil, las instituciones y las autoridades en general deberían empezar a tomar medidas para prevenir las posibles consecuencias. Y con más motivo si añadimos a nuestro análisis las estimaciones de los estudios internacionales, que son todavía más pesimistas. Por ejemplo: según la División de Población de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), España será en 2050 el Estado más envejecido del mundo, con un 40% de la población mayor de 60 años. En lo que respecta a los datos de la Unión Europea, según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el fenómeno del envejecimiento poblacional desarrollará un crecimiento más rápido en España que la media del resto de países europeos.
¿Cuáles son los motivos? ¿Por qué la población española está envejeciendo tanto y tan deprisa? Según los expertos, la crisis económica, la menor llegada de inmigrantes y la falta de políticas efectivas familiares y de ayuda a la natalidad y a la conciliación, son seguramente algunas de las causas que están detrás de esta alarmante situación. Aunque puede haber más: cambio de hábitos sociales, mayor cantidad de personas que deciden vivir solas y no tener hijos, emigración de jóvenes preparados que encuentran mejor futuro fuera de nuestras fronteras, etc.
¿En qué nos afecta?
El envejecimiento de la población, evidentemente, es un parámetro que influye enormemente sobre otros dos temas, que también están de rabiosa actualidad en nuestros días: la jubilación y las pensiones. Dentro de esta ecuación, el asunto que más preocupación suscita es el del futuro de las pensiones, ya que la evolución demográfica lleva a muchos expertos a asegurar que el sistema no es sostenible en su actual forma, dado que cada vez habrá más jubilados -que, además vivirán más años- por cada contribuyente.
“Muchos expertos aseguran que el sistema no es sostenible en su actual forma”.
Y es que, ya en este preciso momento, el gasto en pensiones sigue marcando récords. Según los últimos datos oficiales, el gasto en pensiones contributivas en septiembre de 2016 superó los 8.550 millones, lo que significa un incremento del 3,11% respecto del año anterior. Según las estimaciones que los profesores Javier Díaz-Giménez (IESE Business School) y Julián Díaz-Saavedra (Universidad de Grandada) han realizado para un estudio publicado en el diario Cinco Días, las pensiones públicas perderán un 30% de su valor hasta 2050, bajando la pensión máxima de 2.561 euros a 1.797 (14 pagas) y la mínima de 634 a 445,2 euros. Es decir, que en tan solo cinco años, el poder adquisitivo real de las pensiones de la Seguridad Social se habrá reducido un 6,3%.
Dos cosas nos hacen pensar que casi con toda seguridad nuestras pensiones serán más bajas. Por un lado, el aumento de la esperanza de vida: si dentro de dos décadas vivimos cinco años más y esos años que vivamos de más se financian con nuestra pensión, esto implica una reducción considerable. Por otra parte, y como consecuencia del factor de revalorización, si se aplica la subida mínima del 0,25%, en veinte años la pensión perdería un 43% de poder adquisitivo. Si sumamos ambos factores, las pensiones podrían llegar a recortarse cerca de un 50%.
Manos a la obra: en busca de soluciones
Las consecuencias del envejecimiento de la población son, realmente, palabras mayores y este asunto debe ser abordado con toda la seriedad. A escala individual es importante empezar a planificar nuestra pensión cuanto antes, sin pasar por alto que el papel decisivo lo tienen las autoridades. A escala gubernamental, economistas y analistas buscan soluciones para el futuro.
Para empezar, la buena gestión política y una eficiente administración de los fondos, de los impuestos, de las pensiones, en donde por supuesto no quepa el malgasto público, los dispendios y mucho menos las enormes fortunas de dinero público perdidas en numerosos casos de corrupción, sería el primer paso para un envejecimiento de la población sostenible, especialmente en un país como el nuestro. Realizadas estas políticas prioritarias, los siguientes pasos serian ajustes necesarios, muchos de ellos, evidentemente duros, y la mayoría ciertamente impopulares, pero que los economistas apuntan como necesarios.
Según ha publicado en su informe anual la Asociación Ginebra, uno de los think tanks más importantes dentro del sector de seguros, lo que parece obvio es que, más allá de aumentar el coste de las prestaciones de jubilación, lo necesario es reducirlo. Siempre según estos especialistas, el Gobierno español podría hacerlo de varias maneras, ya sea aumentando la edad de jubilación, adaptando las prestaciones al nivel de recursos de cada pensionista, modificando las fórmulas o introduciendo estabilizadores demográficos con los que se ajusten directamente los desequilibrios económicos por la alta tasa de personas mayores.
Según otras tendencias, ninguna estrategia para enfrentarse al desafío del envejecimiento de la población puede tener más beneficios potenciales que prolongar la vida laboral. Esta medida aumentaría la adecuación de los ingresos para los mayores, sin poner una nueva carga en los jóvenes. Con este mecanismo se permite ahorrar en costes de las prestaciones, mientras se aumentan los ingresos fiscales por trabajar más años. Además, no es solo bueno para la economía sino también para la salud, según la mayoría de los gerontólogos. Otra cosa es lo que opinemos la mayor parte de los trabajadores, para la mayoría de los cuales la decisión de retrasar su retirada laboral puede ser una auténtica faena.
“Ninguna estrategia puede tener más beneficios potenciales que prolongar la vida laboral”.
Eso sí, para poder llevar a cabo esta estrategia, las autoridades españolas deberían, además, reducir los subsidios para las jubilaciones anticipadas, revisar las políticas de empleo (como las escalas salariales de antigüedad), fomentar el aprendizaje permanente y el desarrollo de la “jubilación flexible”.
Como todos sabemos, es igualmente imprescindible crear mecanismos que incentiven la natalidad. Cierto es que altas tasas de natalidad reducirían poco el desafío del envejecimiento en los próximos años, pero resulta esencial para reducir las cargas de dependencia de la vejez en un largo plazo.
“Integrar de forma rápida y eficaz a los nuevos inmigrantes en la economía y la sociedad, beneficiarse de su ilusión y talento, sería otra estrategia contundente”.
Por último, tal y como asegura la Asociación Ginebra, los países que son capaces de integrar de forma rápida y eficaz a los nuevos inmigrantes en la corriente de la economía y en la sociedad pueden beneficiarse enormemente de la ilusión y el talento que traen consigo, aunque éste debe ser un proceso muy progresivo que debe ser asimilado con los años. Pero lo cierto es que, mientras en algunos países la falta de posibilidades y el exceso de gente joven son un problema, en otros como el nuestro, el envejecimiento de la población nos hace necesitar que venga nueva gente joven, con ganas de crecer entre nosotros, y que nos ayude a sostener el peso de las pensiones. La ecuación se resolvería de forma positiva, si la sociedad española fuese capaz de generar más empleo para todos: los que estamos y los que tienen que llegar. Mientras las cosas suceden, por si acaso, y como dirían nuestros abuelos: vayamos ahorrando un poco, por lo que pueda pasar.
Redacción Yold
Me parece vergonzoso que se planté como solución retrasar la edad de jubilación. Los trabajadores hemos estado cotizando toda nuestra vida para que ahora se alargue una vida laboral que en la mayoría de casos en España se basa en un trabajo precario y mal remunerado. Alargar este estado es algo que recomiendo a los que han propuesto estas soluciones que normalmente son los mismos que plantean que los bancos sigan manejando el dinero de los planes de pensiones para ir privatizando el sistema. Lo que hay que hacer es acabar con el fraude fiscal, fomentar los contratos relevo para facilitar que nuestros jóvenes se incorporen al mercado laboral, luchar de verdad contra la corrupción y que las sociedades anónimas y grandes empresas coticen lo que deben cotizar y perseguir y acabar con los paraísos fiscales. ! Retrasar la edad de jubilación ! ! Qué disparate que trabajemos a los 70 años! Volvemos a la esclavitud.