Mundo Yold. ¿Pudo existir una escritura en la Prehistoria?
Las tablillas de Glozel: ¿fraude? ¿hallazgo histórico?
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Hoy os queremos contar uno de esos casos de la arqueología que apasionan a aficionados y expertos; uno de esos casos sin resolver, aún envueltos en el misterio, quizá para siempre. ¿Te apetece conocer la polémica que sigue rodeando a las tablillas encontradas en una remota aldea francesa, allá por 1924?
En Glozel, departamento de Allier, en uno de los campos de la propiedad familiar de los Fradin, el joven Emile, de tan solo 17 años, se encontraba un buen día arando, cuando el animal que trazaba los surcos, hundió sus patas delanteras en la tierra. Ni corto ni perezoso, Emile cavó en el hueco abierto y encontró una tablilla con unos extraños signos, dos vasos de cerámica y un cráneo humano.
El joven Emile y Morlet en el yacimiento
Este descubrimiento llegó a oídos de un arqueólogo aficionado, de esos que abundan, aburridos, en remotas localidades de todas partes. Antonin Morlet, médico de profesión, compró a los Fradin el derecho a seguir excavando en su propiedad, y así fue cómo, en poco tiempo, ya había encontrado una gran variedad de piezas de todo tipo.
Los hallazgos, de ser auténticos, suponían una verdadera revolución para la prehistoria e historia europeas.
Una de las enigmáticas tablillas
Escepticismo de los arqueólogos profesionales
Morlet fue publicando lo que iba excavando y enseguida se encontró con el escepticismo de los profesionales, que dudaron de la autenticidad de los hallazgos, pues estos suponían una verdadera revolución para la prehistoria e historia europeas. Las tablillas encontradas presentaban unos signos que recordaban a la escritura fenicia, pero que todavía, a día de hoy, siguen sin poder descifrarse, pues no son ni euskera, ni caldeo, ni hebreo, ni íbero, ni latín, ni bereber, ni pertenecen a ningún otro alfabeto conocido.
El propio Morlet empezó a cambiar datos de lo encontrado, pues iba desarrollando diferentes teorías para explicar unas piezas y otras. Lo que antes pensaba que pertenecía al Paleolítico Superior, pasó luego a ser Neolítico; lo que identificó como un hueso de ciervo, luego lo consideró de reno… Y así fue creando una confusión enmarañada de datos y fechas contradictorias, que suscitó las dudas de arqueólogos e historiadores.
Uno de los que más investigó en Glozel fue André Vayson de Pradenne, que detectó que los grabados en hueso que habían aparecido no eran más que malas reproducciones de grabados paleolíticos ya hallados en otros yacimientos. También percibió que los objetos encontrados eran, sospechosamente, cada vez de mejor calidad y ejecución.
Piezas halladas en el primitivo museo que abrieron los Fradin en una de las dependencias de su casa
Las tablillas encontradas presentaban unos signos que recordaban a la escritura fenicia, pero que todavía, a día de hoy, siguen sin poder descifrarse.
A los expertos que estudiaron los hallazgos les pareció que algunas piezas parecían haber sido colocadas en el yacimiento, y luego cubiertas con tierra y que, aunque una pequeña cantidad de los objetos encontrados sí eran auténticos, otros eran claramente falsos.
Emile con algunos de los hallazgos
A pesar de su cuestionamiento, Morlet siguió trabajando en la excavación hasta 1941, cuando el gobierno francés aprobó una ley que prohibía excavar sin autorización oficial. El joven Émile fue acusado de fabricar las piezas e incluso llegó a ser detenido en 1929, pero como nunca se pudo demostrar nada, el caso fue sobreseído.
Morlet examinando una de las tablillas
Aunque una pequeña cantidad de los objetos encontrados sí eran auténticos, otros eran claramente falsos.
En los años 70, ya fallecido Morlet (1966), y gracias a las avanzadas técnicas de datación, arqueólogos profesionales volvieron a investigar las polémicas tablillas y el resto de los objetos de la excavación volvió a ser estudiado. Se llegó a interesantes conclusiones; por ejemplo, que una lámina ósea alcanzaba los 15.000-17.000 años de antigüedad; y que las tablillas databan del 600 a.C.
Grabado de un caballo al galope cuya factura es absolutamente sospechosa de falsedad
Hasta 1983 no se reiniciaron las excavaciones. Según dictaminó el Conseil Supérieur de la Recherche Archéologique, no había falsificación probada. El 16 de junio de 1990, Émile Fradin fue condecorado con la Orden de las Palmas Académicas, a propuesta de Jacques Thierry, inspector general de Educación nacional. Émile murió en 2010, con más de 100 años.
El yacimiento se hizo muy popular y fue visitado por numerosos profesionales y curiosos
Nuevas dataciones
Las conclusiones a las que se pudo llegar en 1983, cuando se hicieron nuevas dataciones por termolumniscencia y carbono 14, fue que, mientras algunos objetos eran galorromanos, otros eran medievales. Y tampoco faltaban los datados en ¡¡la primera mitad del siglo XX!! Esta gran disparidad de fechas también se daba entre las tablillas: unas serían del 600 a. C . y otras de la década de los 40, del pasado siglo.
Algunas piezas son imposibles de encuadrar mínimamente en alguna categoría tipológica
Por supuesto, hubo que desarrollar diferentes teorías para intentar explicar este baile de fechas y datos contradictorios. Unos se decantan por el fraude manifiesto y/o la manipulación; otros opinan que la existencia de un grupo de piezas verdaderas se combinó con otras falsas, fabricadas para otorgar más valor a lo hallado. También ha habido quien ha especulado con la presencia de un grupo humano que habría mantenido una tradición oral oculta desde la Prehistoria hasta el siglo XX.
Grabado de un reno que se considera una grotesca falsificación
Hay teorías para todos los gustos, y ninguna conclusión firme. A simple vista, muchas piezas parecen un fraude descarado. Y en un análisis más detenido aparecen cuestiones irresolubles, como la de considerar la loca posibilidad de un sistema de escritura ya bien desarrollado en la Prehistoria.
Lo único claro es que, hoy en día, la comunidad científica sigue dividida sobre la autenticidad de estas singulares piezas. Otro enigma a sumar a la larga lista de misterios arqueológicos. Un caso, sin duda, para el próximo Indiana.
Otro caso parecido al de las Piedras de Ica, hay verdad y no verdad, la gente creen que son muy listos y falsifican para lucrarse y estropean lo que puede ser un gran hallazgo. Saludos desde la Sierra de Gata. Jarero ????
El “Concepto de Rebus”, donde los ideogramas parsan a representar una letra; que a su vez permite describir conceptos; data del año 2000 aC.