Cine Yold. Felicitaciones para el guapo rebelde (con o sin causa)
Matt Dillon ya es sexagenario
El chico rebelde, que protagonizó tantas películas en los años 80, cumple 60 años el 18 de febrero. Dillon ha realizado una carrera plena de altibajos, tan discreta a ratos como brillante en ocasiones. Ahora, en su etapa Yold, nuestro crítico de cabecera y todos sus admiradores confían en que Matt haya encontrado la madurez para elegir bien sus próximos trabajos.
Durante sus primeros años en Hollywood, Matt Dillon demostró que no estaba dispuesto a limitarse a los papeles de rebelde sin causa, en los que los estudios pretendían encasillarle. Sin embargo, fueron esos papeles de chico rebelde y frágil los que le catapultaron a la fama.
Aunque, como todo cambia, Matt tuvo que adaptarse para no terminar su carrera antes de tiempo. Como no solo los seres vivos evolucionan, sino que los gustos del espectador lo hacen de la forma más sorprendente, el interés del público a comienzos de los 2000, que antes enloquecía por los antihéroes canallas pasados de testosterona, evolucionó a galanes sensibles y románticos.
Dillon no encajaba en este nuevo prototipo de seductor. Así, con su problemático personaje de Bob Hughes, líder de una pandilla de toxicómanos en el filme Drugstore Cowboy (1989), Matt permaneció en segundo plano.
Drugstore Cowboy
Pero cuando apareció el guionista de Clint Eastwood y aspirante a director, Paul Haggis, y le ofreció el papel protagonista de Crash (2004), Dillon pudo recuperar el protagonismo perdido en la gran pantalla. Su estupenda interpretación en esta cinta le valió su primera nominación al premio Oscar, y le permitió regresar a multitud de papeles secundarios en las grandes producciones de Hollywood.
Crash
De esta manera, su trayectoria cinematográfica se convirtió en una especie de montaña rusa donde alternaba producciones consideradas blockbuster, con el cine más independiente. Muchos críticos se preguntaban si su talento estaba disminuido o sobredimensionado.
Dillon tuvo la oportunidad de aferrarse, una vez más, a la caravana del dinero y de la popularidad gracias al rol de Ethan Burke en la serie de televisión Wayward Pines (2015); una serie que comenzó por todo lo alto, con ecos del universo cinematográfico de Ken Loach. Pero el tono quería ser tan surrealista que el público medio no fue capaz de comprenderla, más que nada porque nuestra generación de ‘millenials’ teníamos encasillado a Dillon en papeles muy estereotipados, lo que unido a su desastroso romance con la estrella Disney, Lindsay Lohan, nos hizo entender que Matt estaba tan desesperado por volver a gozar de popularidad que no le importó comenzar una relación con una celebridad hundida en el abismo de las drogas y el alcohol.
Herbie: A tope
Con ella trabajó en películas tan absurdas como Herbie: A tope (2005), sobre un automóvil repleto de trucos para impresionar al público más infantil.
Tierra del mal
En 2014 participó, junto a William Dafoe, en Tierra del mal (Chris Brinker, 2014), en la que el público sintió que esa reunión de viejas glorias ochenteras sonaba a desesperado intento por volver a ser popular, y le dio la espalda definitivamente, al entender que había caído demasiado bajo.
La casa de Jack
Pocos años después, cuando nuestro actor sintió que Hollywood estaba a punto de desahuciarle, aceptó el papel de psicópata trastornado que le escribió el, adorado para muchos y polémico para otros tantos, Lars Von Trier en La casa de Jack (2018).
De alguna forma, este último gran papel, aplaudido y despreciado a partes iguales por la crítica y el público, resume una carrera repleta de altibajos, tanto profesionales como existenciales.
Ángel Domingo Pérez
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