Gente Yold. Entrevista con Alonso Carretero, escritor y periodista todoterreno

Superviviente de las letras

Inés Almendros
29 septiembre, 2016

Escritor, periodista, polifacético, Alonso Carretero ha visto desarrollarse el negocio de las agencias de prensa y las revistas del corazón: Llegó la telebasura y la casposidad lo inundó todo”. Hoy se dedica a escribir y aunque sus obras cosechan excelentes críticas, él sigue luchando para ejercer, de forma rentable, el noble arte de contar cosas a los demás.

Aunque Alonso Carretero se licenció en Ciencias Políticas y Sociología, se podría decir que es un hombre en continuo reciclaje, de los que parecen cansarse pronto si hacen siempre lo mismo. Nacido en La Morera, Badajoz, en 1952, su vida profesional ha sido variopinta: desde que empezó a trabajar en una multinacional americana hasta hoy, ha pasado por variados sitios, especialmente en el mundo de la comunicación, donde ha tocado muchos palillos: desde radio y prensa escrita, hasta las llamadas revistas del corazón. Cuando estos medios saltaron a otras vísceras menos románticas, decidió apartarse de ese mundo…

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Gente Yold. -Alonso, ¿cómo se las apaña un español yold, periodista, autónomo y narrador, para sobrevivir?
Alonso Carretero. -“Uff, si juntamos todos esos adjetivos y sustantivos: español-yold-periodista-autónomo y narrador… el cóctel no puede ser más explosivo… Pues se las apaña mal. En la España actual, quitando un pequeño grupo de privilegiados, un fulano que reúna esas condiciones -aunque sea un buen escritor- se las ve y se las desea para sobrevivir. La prensa en papel va a menos, hay pocas colaboraciones, se pagan mal y, en cuanto a la publicación de libros, aún es más restringido el grupo que puede sobrevivir de sus derechos de autor. En Francia, por ejemplo, a un yold escritor que no publique con grandes editoriales se le mima mucho más que aquí“.

GY. -Usted ha vivido la época de las primeras agencias de prensa de famosos… ¿Cómo lo recuerda?
A. C. -“Con cariño y con añoranza de aquellos buenos tiempos. Con un poquito de seriedad y saber hacer se juntaban un par de periodistas (o asimilados) y un par de fotógrafos, y montaban una agencia de noticias de prensa social y de reporterismo. Solo hacía falta comprarse una buena cámara de fotos, acreditarse para asistir a cualquier tipo de evento (presentación de programas de televisión, rodaje de películas, estrenos, etc.), escribir la crónica, anexar las fotos y dárselas a tu vendedor para que se pasara a mostrar el material por las revistas. Todo era más fácil y asequible. Te acreditabas para asistir a la grabación de un programa en la tele, donde iba un famoso que te interesaba entrevistar; lo entrevistabas a él y a todo famosillo que te encontrabas por los pasillos. Te pasabas de un estudio a otro de televisión, como si fuera tu casa. Era como ir de caza y volver a la agencia con la canana llena de conejos. Pero con el tiempo todo fue perdiendo el romanticismo, todo se fue monetizando; los managers y personajes empezaron a pedir su parte económica del reportaje. Se crearon otros intereses al margen de lo artístico y la valía de los famosos. Llegó la telebasura y la casposidad ya confundió a churras con merinas. Lo inundó todo. Llevabas a las revistas una buena entrevista con un gran actor y te decían que preferían al último friki de la tele. En fin, quizás los viejos rockeros no supimos adaptarnos“.

GY. -¿Algún famoso que le dejara un recuerdo inenarrable?
A. C. –Inenarrable por lo maravilloso recuerdo al Maestro Rodrigo. Debió ser a mediados de los noventa, él ya con 90 años. Llamé a su casa para pedirle una entrevista. No recuerdo con qué motivo, el caso es que me atendió su hija Cecilia y me dijo que adelante, que podría ir cuando quisiera. Esto confirma la regla de que los más grandes son más humildes y, con frecuencia, más fáciles de entrevistar que los mindundis que salen tres días en la tele. Después de hablar de toda la gran carrera musical del maestro, me dijo la hija: `Y ahora mis padres te van a interpretar al piano, a cuatro manos y para ti solo…´ No recuerdo si fue el Concierto de Aranjuez u otra pieza, el caso es que me sentí como un príncipe en palacio escuchando algo sublime, al Maestro Rodrigo y a su mujer, Victoria Kamhi, interpretando para mí solo. Le cuento esto para que se de cuenta con qué naturalidad un freelance que no iba de parte de ningún medio importante se movía por este mundillo. Y, en cuanto a inenarrable, algunos casos que recordar no quiero -como decía el poeta-, ciertos frikis que tras cuatro bufonadas en la tele ya te miraban con displicencia y te pedían compartir el 50% de las ganancias del reportaje”.

En los últimos años, Alonso se dedica a la literatura: ha publicado obras como Vuelta a la Libertad“, “El nieto de Vulcano o su último título,La reina de los bucles de ceniza. La crítica ha valorado muy positivamente la arquitectura de su prosa y su personal estilo. Pero Alonso sigue abriendo puertas en este difícil camino de la literatura, en estos tiempos salvajes para ese arte. En el medio ejerce, de vez en cuando, de profesor interino de Humanidades en centros de enseñanza secundaria. O sea, Alonso es un auténtico todoterreno yold, que no ha perdido el entusiasmo por la vida.

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“Los grandes son más humildes que los mindundis. Un ejemplo fue el Maestro Rodrigo: cuando fui a entrevistarle, él y su esposa, Victoria Kamhi, tocaron una pieza solo para mí”.

GY. -Parece que después de todo este recorrido profesional, usted se queda con la actividad literaria ¿Puede hablarnos de su último libro?
A.C.-Sí, desde adolescente tuve claro que quería escribir. Mi propia infancia es un cesto hecho de mimbres muy literarios. Tanto es así que, mi segunda novela, “El nieto de Vulcano”, es una psicoescritura, la necesidad de hacer una catarsis para curar ciertas heridas del pasado; es mi novela más intimista y biográfica. Pero usted me pregunta por la última, y ésta se llama “La reina de los bucles de ceniza”. En cierta manera podría decir que forma parte de una trilogía, junto con “El nieto de Vulcano” y “Vuelta a la libertad”; aunque son novelas independientes y con argumentación y personajes distintos, sí que participan de un territorio común, de una descripción de paisajes rurales y urbanos parecidos, donde trato de proyectar el mundo que he vivido. Esta última obra tiene mucho de novela negra, social, histórica. Yo diría que es una novela de perdedores con dignidad. La trama se desarrolla en torno a un albergue donde cada noche refugia sus miserias un pintoresco conjunto de hombres sin hogar, oficio, ni esperanzas. El protagonista de la novela es Lázaro del Carpio, residente también del centro. La novela se presentó el pasado mes de abril en el Museo San Isidro de Madrid. La verdad es que se eligió ese lugar y el presentador en cuestión -José María Álvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid-, porque la acción se desarrolla en el Centro de Acogida San Isidro y por la temática de que trata“.

GY. -El personaje de esa novela es un homeless, un marginado social, al que la vida le lleva dando tumbos… ¿Se inspiró en algún caso real?
A.C. –Me inspiré en lo cruel que a veces es la vida, que te pega el hachazo cuando mejor te va y cuando menos te lo esperas. Yo quería hacer de esa novela un homenaje a esas abuelas que han criado a nietos por diversas circunstancias o por infortunio de sus padres. Esas madres viejas, de pelo blanco y, generalmente, vestidas de negro que han cobijado en su regazo a muchos yold de nuestra generación. Hasta ahí puedo ser yo. Después me puse en la piel de un ejecutivo joven que, tras un accidente de tráfico, pierde a su mujer y a sus hijos -ese hombre podría haber sido yo, pues también tuve un accidente de tráfico del cual salimos ilesos-, y después cae en la indigencia y termina en un centro de acogida. Ese hombre puede ser cualquiera de nosotros si un día se nos tuerce el destino“.

Además de las tres novelas citadas en la entrevista, nuestro colaborador Alonso Carretero es autor de otros títulos como La venganza del friki y Lo que necesitas es amor, obra con la que ganó el Premio de Novela Corta de Humor José Luis Coll en 2009. Es además autor de una veintena de relatos cortos premiados en diferentes certámenes literarios. Su próxima obra, titulada “El viejo que se echó al monte” verá la luz a finales de este año.

GY. -¿Qué futuro ve al libro en papel?
A.C. –Creo que le quedan largos años de vida. Seguramente nos cargaremos antes los bosques y se seguirá imprimiendo en otro tipo de papel. Tampoco la televisión acabó con la radio ni con el cine. El mundo es cíclico y todo lo que parece que va a desaparecer, vuelve. Claro que llegará un momento en que lo digital, las pantallas, parecerá que arrasa con la imprenta, pero el libro de papel no desaparecerá“.

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GY. -Como hombre yold que se conserva estupendamente, ¿puede darnos unos consejos? ¿Practica algún deporte?
A.C. –Gracias por el piropo. Yo siempre digo que para conservarse joven hay tres condiciones que te ayudan mucho: No pensar en jubilarse nunca (y si lo estás no pensar en esa situación), no perder el interés por el sexo, y aprender algo cada día, aunque sea una simple palabra del diccionario. En cuanto al deporte, hago algo de footing -ahora le llaman running-, bueno para aclararnos, correr como cabra loca por la Casa de Campo de Madrid. Nunca he ido a un gimnasio, y me basta con un poco de carrera, flexiones en cualquier banco o tronco de árbol y mucha caminata. Y, por supuesto, cuidar un poco lo que se come y lo que se bebe, pero sin dieta alguna. Pensar un poco en el colesterol y el azúcar, dos amenazas para los yold”.

GY. -¿Qué es lo mejor y lo peor de ser un hombre “de mediana edad”?
A. C. -“Lo mejor es que ya conoces el mundo, que sabes perfectamente en qué parámetros se mueve y sabes que buena parte de lo que te cuentan es mentira, o al menos, es de relleno, filfa, y que ya ni siquiera te ofendes por ello. Y lo peor es que sabiendo uno que el mundo está mal, ya ni siquiera intentas cambiarlo. Nos acomodamos, perdemos el entusiasmo por el cambio. Hay otras muchas cosas buenas: la serenidad que te dan los años, el relativismo con que miras las cosas, la pérdida del orgullo y la aceptación de que somos frágiles”.

GY. -¿Dejará de escribir cuando se jubile?
A.C. –En absoluto. Un hombre tiene que haber vivido para poder escribir. Al fin y al cabo siempre hablamos del hombre y del niño que llevamos dentro, porque ése es el que mejor conocemos, y cuanto más haya vivido uno mejor. Espero que esa ley de incompatibilidad que actualmente está en entredicho -o cobras derechos de autor o cobras pensión- esté ya abolida cuando yo sea una estrella; aunque no me importaría ser un best sellers y cobrar derechos millonarios y tener que renunciar a una mísera pensión, ja, ja”.

Entrevista: Inés Almendros

Fotos: Antonio Beas, de Krassia Photography para Gente Yold

Comentarios

  1. Auri dice:

    Me ha encantado le Entrevista

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