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Aniversario de Rosa Chacel: la historia de su fascinante vida

Carmen Matas
25 julio, 2024

Cuando justamente se cumplen treinta años de la muerte de la gran Rosa Chacel, hacemos un repaso a su vida, para descubrir los aspectos más desconocidos de su andadura personal y profesional. Joya de la Generación del 27 y pionera del movimiento Las Sinsombrero, Chacel disfrutó apenas, de reconocimiento, en los últimos años de su vida. Acompáñanos a descubrirla

Hoy en Gente Yold, en el treinta aniversario de su muerte, celebramos la vida de Rosa Chacel, una de las figuras más notables de la Generación del 27. Más allá de su innegable talento literario, su vida estuvo marcada por acontecimientos fascinantes y por encarnar un espíritu indomable. No solo fue una destacada novelista, sino también una talentosa ensayista y poeta. Su obra abarcó diferentes géneros y estilos, lo que la convirtió en una de las escritoras más versátiles de su tiempo. Lamentablemente, no tuvo grandes reconocimientos hasta el final de su vida. Además, tras su muerte, en 1994, su obra de alguna forma ha vuelto a caer en el olvido.


En los años treinta, Chacel fue una de las escritoras más valoradas de la Generación del 27.

Nacida en 1898 en Valladolid, Chacel destacó en el ámbito de la literatura y se convirtió también en una figura clave del movimiento Las Sinsombrero. Pero hoy no hablaremos de lo que ya se sabe de ella, sino de los secretos mejor guardados de su vida personal. ¡Sigue leyendo y descúbrelos!

La niña prodigio

Pocos saben que Rosa Chacel era sobrina nieta del poeta y dramaturgo español José Zorrilla. Desde que nació, Rosa tuvo una salud muy frágil, por lo que pasó años sin acudir a la escuela, recibiendo educación en su hogar por parte de su madre, la maestra Rosa-Cruz Arimón. Esto propició que siempre fuera una mujer adelantada a su tiempo, ya que recibió una educación liberal que hizo que no estuviera de acuerdo con muchas convenciones morales, que se sintiera independiente y que gozara de una amplia cultura literaria.

Desde joven, demostró una inclinación natural hacia la literatura y las artes, influenciada por su madre

Desde temprana edad, la escritora mostró fascinación por los libros y las historias, una pasión que su madre, que era profesora de canto, fomentó. Su infancia en Valladolid estuvo llena de experiencias que alimentarían su imaginación y su futuro trabajo literario.

Rosa, estudiante en la Escuela de Artes de San Fernando

Ya en Madrid, Chacel asistió a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde no solo estudió, sino que también comenzó a forjar amistades que durarían toda su vida. En esta ciudad comenzó a relacionarse con las figuras más influyentes de la época, incluidos los miembros de la generación del 27. Este grupo de intelectuales y artistas sería fundamental en su desarrollo personal y profesional.

Al mudarse a Madrid, Chacel comenzó a relacionarse con las figuras más influyentes de la época, incluidos los miembros de la generación del 27

En 1921 Rosa Chacel se casó con el pintor Timoteo Pérez Rubio, lo que la sumergió aún más en el vibrante mundo del arte y la literatura. Juntos formaron una pareja de artistas que se apoyaban mutuamente en sus respectivas carreras. El matrimonio no solo fue una unión personal, sino también una alianza creativa. La obra de Chacel durante estos años reflejó la influencia de su entorno y su conexión con otros artistas.

Rosa, con su marido y su hijo

En la década de 1920 comenzó a ganar reconocimiento por su trabajo literario. Su primera novela, Estación. Ida y vuelta, publicada en 1930, fue aclamada por su estilo innovador y su profunda exploración de la condición humana. Este éxito inicial consolidó su posición como una de las voces más prometedoras de su generación.

Movimiento Las Sinsombrero

Rosa Chacel fue una de las pioneras del movimiento Las Sinsombrero, que agrupó a mujeres intelectuales y artistas que desafiaron las normas sociales de su tiempo. La denominación surgió de un acto simbólico de rebeldía: caminar sin sombrero en una época en la que las mujeres estaban obligadas a llevarlo como símbolo de decoro. Junto a figuras como Maruja Mallo, Concha Méndez o María Zambrano, Chacel luchó por la igualdad de género y por el reconocimiento de las mujeres en el mundo cultural y artístico.

Reunion de mujeres del Lyceum Club, entre ellas, Rosa Chacel.

Las Sinsombrero no solo rompieron con las convenciones sociales, sino que también hicieron importantes contribuciones a la cultura y el arte de su tiempo. Este grupo de mujeres valientes y talentosas desafió las restricciones impuestas por una sociedad patriarcal y abrió nuevos caminos para las futuras generaciones de mujeres. Hoy en día, este movimiento sigue siendo un referente importante en la lucha por la igualdad de género y el reconocimiento de las mujeres en el ámbito cultural.

En 1933 tuvo lugar una de sus mayores crisis a nivel personal, motivada por el fallecimiento de su madre. La escritora llegó a sufrir un bloqueo total en relación a su creatividad y tuvo que marcharse de España, concretamente a Berlín, para intentar “recuperar sus musas”.

La muerte de su madre sumió a la escritora en una profunda depresión.

La Guerra Civil y el exilio

La Guerra Civil Española (1936-1939) tuvo un impacto devastador en la vida de la escritora.  Su marido, Timoteo, fue el responsable del histórico traslado a Suiza de la mayor parte del Tesoro Artístico Nacional (y sobre todo, muchas de las obras más importantes del Museo del Prado) con lo cual logró poner a salvo las mismas de los daños que podrían haber provocado los numerosos bombardeos a la ciudad. Sin embargo, el resultado de la guerra obligó a la familia a exiliarse para escapar de la persecución política. Primero se trasladaron a París, donde encontraron refugio entre otros exiliados españoles. La vida en el exilio de la escritora y el pintor fue difícil y llena de incertidumbres.

Con el comienzo de la Guerra Civil, Chacel y su familia tuvieron que exiliarse a Brasil, donde vivirían durante más de dos décadas

En 1940, Rosa, con su familia, emigran a Brasil, donde vivirían más de dos décadas. Este exilio forzoso, aunque doloroso, no apagó el espíritu creativo de la autora. De hecho, fue en Brasil donde escribió algunas de sus obras más destacadas, incluyendo la novela La sinrazón (1960). A pesar de las dificultades y el aislamiento, su tiempo en América Latina fue testigo de una gran producción literaria. ¿El motivo? Que allí Chacel mantuvo un estrecho contacto con la comunidad intelectual brasileña, lo que enriqueció su perspectiva y su obra.

Certificado de identidad de la escritora, como refugiada española.

Sorprendentemente, después de más de treinta años fuera, en 1973 Rosa Chacel decide regresar a España. Su retorno no solo fue un momento crucial en su vida personal, sino también en su carrera literaria, que experimentó un renacimiento.

A pesar de haber sido una figura prominente de las letras en su juventud y durante el duro exilio, Rosa Chacel no logró un merecido reconocimiento a su producción literaria hasta que regresó a España, en los últimos años de su vida. En 1987 recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas, consolidando su lugar en la historia de la literatura. Dada la calidad de la obra de Rosa Chacel, hubiese sido justa merecedora de mayores reconocimientos, como el premio Cervantes o un sillón en la Real Academia Española.

Mural dedicado a la escritora en Mirandda de Ebro

La Generación del 27, no solo cuestión de hombres

Aunque a día de hoy sigamos oyendo que la Generación del 27, la de los escritores, poetas y artistas que revolucionaron la cultura española en las primeras décadas del siglo XX, estuvo formada solo por hombres, lo cierto es que no fue así. Esta generación, influenciada por las vanguardias europeas y el surrealismo, buscó romper con las tradiciones literarias y artísticas del pasado. Y Rosa Chacel, como otras grandes autoras de la época, fue una figura central en este movimiento cultural.

Chacel, con su estilo único y su enfoque innovador, aportó una voz femenina poderosa a la Generación del 27

Con su estilo único y su enfoque innovador, Chacel aportó una voz femenina poderosa a esta generación. Su obra, caracterizada por una profunda introspección y la exploración de temas como la identidad y la alienación, reflejó las preocupaciones y los retos de su tiempo. En sus escritos abordó temas universales que resonaron en sus contemporáneos y que continúan siendo relevantes hoy.

Rosa Chacel en sus últimos años

A lo largo de su vida, Chacel enfrentó numerosos desafíos, pero nunca dejó que estos obstáculos la detuvieran. Su contribución a la literatura española es inmensa, y su vida es un ejemplo de perseverancia y valentía. Al recordar a Chacel en el treinta aniversario de su muerte, celebramos no solo su talento literario, sino también su espíritu rebelde y su compromiso con la igualdad.

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