Mundo Yold. Recordando las entrañables muñecas rusas
Matrioska: la muñeca infinita
Hoy os queremos contar la historia de ese entrañable y mágico juguete que acompañó nuestra infancia yold aportando un toque exótico y misterioso. Las matrioskas guardaban en su interior la réplica perfecta de ellas mismas, y eso, paradójicamente, las hacía únicas, especiales. También resultaban encantadoras por su aire folklórico y la delicadeza y colorido de la pintura que las recubría.
Como no podía ser de otra forma, si nos remontamos a contar su historia, tenemos que entrar en el mágico terreno de las leyendas y orígenes remotos. No se sabe a ciencia cierta qué país las vio nacer. En España siempre se entendió que eran rusas, pero fue en Japón donde se fraguó su creación, de tal forma que las rusas son una versión de las muñecas Kokeshi, del norte del país nipón, también hechas a mano.
Son pocas las familias rusas que no tienen al menos un juego de matrioskas, pues son un preciado valor cultural. Realizadas en madera, suelen representar a campesinas, ataviadas con vistosos pañuelos y atuendos folklóricos. Cada juego de matrioskas cuenta con al menos 5 figuras, pero desde luego hay mucho más numerosos (eso sí, la tradición marca que siempre sean impares).
La muñeca interior
Estas muñecas sobrepasan la dimensión de juguete y simbolizan muchas cosas. La primera interpretación es la más evidente: la maternidad y la fertilidad, pues el hecho de que una muñeca esté dentro de la otra significa que una madre da a luz a su hija, y la hija a otra hija y así sucesivamente.
El hecho de que una muñeca esté dentro de la otra significa que una madre da a luz a su hija, y la hija a otra hija y así sucesivamente.
Pero tiene también significados más profundos relacionados con la fraternidad y el auto reconocimiento, la interiorización del ser, el viaje hacia uno mismo que conduce a nuestro yo más esencial, simbolizado en la más pequeña y esencial de las matrioskas que todos tenemos dentro. Esta última muñeca se considera la más profunda representación de nuestro ser.
Matrioskas, mamushkas, babushkas
También el origen etimológico de matrioska es incierto. Para algunos se creó a partir de ‘matriona’ (campesina), el nombre femenino más común, proveniente del latín ‘mater’ que significa madre. Como matriona sonaba muy serio y formal, se empezó a usar su diminutivo, ‘matryoska’.
Matrioskas, mamushkas, babushkas o simplemente muñecas anidadas. Son muchos los nombres que reciben en Rusia, donde se hicieron muy populares.
A partir de los años 30, el Estado fundó fábricas en muchas ciudades rusas y las convirtió en un símbolo cultural. En el Museo de Artes Decorativas de Moscú, la variedad de modelos ilustra la extensión del imperio soviético, desde las muñecas chukotka, en oriente, hasta las fabricadas por los esquimales en el Ártico.
Su origen parte de una leyenda, una historia mágica protagonizada por un carpintero.
El modelo Amapola, quizá el más clásico
La preciosa leyenda sobre su origen
Para muchos, su origen se encuentra en una historia del escritor Dimiter Inkiow, que cuenta su creación de las manos del carpintero Serghei.
Serghei salía en las frías mañanas al bosque a caminar. Una de esas madrugadas encontró un trozo de madera que le gustó, y en el que talló la primera muñeca. Le parecía tan bonita que decidió quedársela y hablarle un rato todos los días. Un buen día, ni corta ni perezosa, ella le respondió. Durante varias semanas charlaron, pero cuando Serghei notó que su muñeca estaba triste, le preguntó el motivo y Matrioska le respondió que se sentía muy sola y que deseaba tener una hija.
El carpintero le dijo que podría tallarla, pero le advirtió que le dolería mucho porque tendría que cortarla para usar su misma madera, porque no tenía más. Matrioska aceptó, pues para ella estaba claro que las cosas importantes suponían sacrificios.
De esta forma, el carpintero creó otra muñeca, a la que llamó Trioska. Tiempo después, pasó exactamente lo mismo que con Matrioska, así que del interior de Trioska talló a Oska. Igualmente, Oska se entristeció porque deseaba tener una hija; pero, como ya era una muñeca muy pequeña, el carpintero talló a Ka y, pintándole un bigote, le dijo que era un hombre que no podía tener hijos. Y así fue como se completó la familia, metiendo a Ka dentro de Oska, a Oska dentro de Trioska y a Trioska dentro de Matrioska.
En cuanto a su origen japonés, hay que saber que fue en 1890, cuando Savva Mamontov, un famoso industrial y mecenas ruso, llevó a su país después de viajar por Japón una serie de figuras anidadas una dentro de la otra, representando las siete divinidades de la fortuna. Junto a Serguéi Maliutin, un pintor y diseñador de juguetes para niños, Mamonton creó una reproducción de estas figuras, pero al estilo ruso. En el año 1900, la muñeca causó sensación en la Exposición Universal de París, donde ganó una medalla de bronce.
Diseño y producción artesanales
La auténtica matrioska se realiza en madera de tilo o abedul, y de manera completamente artesanal. Para seguir la tradición, todas las figuras deben estar sacadas de la misma pieza de madera. La primera en ser tallada es la más pequeña, y en función de su medida se crean los demás tamaños. Por último se realiza la más grande, que albergará a las anteriores.
Para asegurar su encaje, se dejan secar unas dentro de las otras. Tras el secado, son decoradas con óleo o a base de aceite, y una capa de barniz.
La muñeca tesoro
A pesar de que sabíamos perfectamente qué había en su interior, abrirlas y descubrir dentro una muñeca idéntica más pequeña no dejaba de producirnos asombro cuando éramos niños. Como le pasa a las matrioskas, nuestro interior, a su vez, esconde tesoros que encierran otros tesoros. Su imagen nos hace pensar en la riqueza interior y el poder creativo de nuestro más profundo ser.
Desde esta perspectiva, se sobrepasa la dimensión del juguete y sus significados se amplían hasta el infinito, pero… ¡¡¡qué bonito es simplemente verlas y recordar nuestros momentos de niñas y niños yold jugando con ellas!!!
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