Gente Yold. Entrevista con Ramón Herrera, presidente de la Fundación Alaine
“Quisimos hacer algo que mantuviese a nuestra hija viva”
Ramón Herrera es presidente de la Fundación Alaine, nombre de su hija, fallecida a los 16 años a causa de un terrible tumor cerebral. Su mujer y él, lejos de querer hundirse en un agujero de desconsuelo y frustración, decidieron unir sus fuerzas para construir un bonito proyecto que trasladase la sonrisa de su hija a muchas otras personas.
La entrevista de hoy es probablemente una de las más emotivas que jamás se hayan publicado en Gente Yold. Ramón insiste en que la suya no es una historia triste, por más que nos encoja el corazón a medida que nos la relata. Su nombre completo es Ramón Herrera y hace 11 años creó junto a su mujer, Arantxa, la Fundación Alaine, que acaba de recibir el primer premio internacional TELVA Solidaridad 2017 por uno de los proyectos que llevan a cabo en Benín.
“Consideramos que la mejor forma de extender su memoria era luchando contra las desigualdades”.
Tras nuestro habitual agradecimiento a nuestro entrevistado por recibirnos, insistimos con Ramón en que trataremos de no robarle demasiado tiempo. “Voy a hablar de mi hija, tengo todo el tiempo del mundo”, nos contesta, y ahí está la parte más emotiva de la historia. Esta fundación lleva el nombre de Alaine, la hija de Ramón y Arantxa, fallecida en 2004 a los 16 años víctima de un fulminante tumor cerebral. Ambos consiguieron transformar el profundo dolor que supuso la pérdida de su hija en un proyecto que permitiera marcar a fuego el legado de Alaine, cuyo sueño era acabar con las desigualdades en el mundo.
Hoy, tras once años de actividades, la Fundación Alaine cuenta con multitud de proyectos, especialmente en el norte de Benín, en los sectores de la salud y la educación, pero también otros centrados en la promoción de la mujer. “Alaine no entendía la diferencia de oportunidades por el simple hecho de nacer hombre o mujer”, nos confiesa Ramón. ¿El resultado de todo esto? Varios centros de maternidad, más de 50 escuelas de primaria y secundaria y 1.700 mujeres beneficiadas con micro-finanzas en las regiones en las que actúan.
A la izquierda, recogiendo el Premio Telva. A la derecha, Alaine, su hija y su inspiración.
Hay días en los que uno tiene la suerte de toparse con historias como las de Ramón. ¡Sigue leyendo!
Gente Yold: Ramón, la historia de su fundación es tremendamente emotiva, ¿cómo comenzó todo?
Ramón Herrera: -“Todo comienza a finales de 2003, cuando por primera vez mi hija Alaine comienza a tener problemas para mover el pie izquierdo. Así es como se le manifestó la enfermedad en un primer momento. Creímos que sería algo rutinario, pero ante la persistencia, acabamos acudiendo a un neurólogo gracias al consejo de unos amigos. El especialista le descubrió lo que en un primer momento se definió como quiste, pero que acabó siendo un tumor, y muy agresivo, además.
“Gracias a la fundación hemos sentido que la pérdida de nuestra hija no ha sido en vano”.
Seis meses después, en julio de 2004, Alaine fallecía con 16 años. Fue un proceso muy rápido en el que nosotros siempre confiamos en la recuperación, a pesar de que empeoraba cada día que pasaba. Cuando nos quedamos sin ella y nos dimos cuenta de que todo lo que habíamos luchado no había servido para nada, sentimos un vacío enorme, una frustración que no soy capaz de describir. Pero nosotros teníamos otro hijo menor y eso nos obligó a salir del funeral permanente en el que uno quisiera quedarse para siempre tras un varapalo así.
De manera que en esta situación de profunda tristeza se nos ocurrió crear una fundación para perpetuar la memoria de nuestra hija Alaine, más allá de nuestros recuerdos. Nosotros sabíamos que no la íbamos a olvidar nunca, pero queríamos que su legado quedase para siempre presente en ese mundo”.
G.Y.: ¿Por qué una fundación de cooperación y ayuda humanitaria en África?
R.H.: -“Alaine era muy especial. Desde pequeña no entendía la diferencia de oportunidades entre unos y otros por el simple hecho de ser hombre o mujer, por ser blanco o negro o por haber nacido en un lugar o en otro. Consideramos que la mejor forma de extender su memoria era precisamente luchar para generar esas oportunidades que ella echaba de menos en algunos lugares del mundo.
“Alaine era muy especial. Desde pequeña no entendía la diferencia de oportunidades entre unos y otros”.
Esto nos llevó primero a elegir la cooperación al desarrollo como forma de transmitir esa idea. Elegimos Benín tras una búsqueda exhaustiva de los países más pobres del mundo, según el Índice de Desarrollo Humano y de aquellos con una alta mortalidad infantil. Lamentablemente este país subsahariano cumplía con todos los requisitos”.
G.Y.: De un acontecimiento tan duro decidisteis crear algo cuyo objetivo es trasladar la sonrisa de vuestra hija a los más necesitados ¿de dónde sacasteis la fuerza?
R.H.: -“Esa fuerza en un primer momento era la rabia, la necesidad de que no pasara más tiempo. Nos daba la sensación de que, si pasaban muchos meses, se nos terminaría olvidando, que no seríamos capaces de propagar su memoria.
Finalmente, en 2006 conseguimos firmar la escritura de constitución y nos pusimos en marcha. Fue un proceso doloroso, los trámites fueron muy tediosos, especialmente porque no teníamos ni idea de cómo funcionaba todo esto. Al final lo conseguimos y a partir de ahí tengo que reconocer que las cosas han funcionado muy bien. Yo siempre digo que Alaine nos ayuda”.
G.Y.: ¿Teníais algún conocimiento en cooperación al desarrollo? ¿Cómo conseguisteis dar salida a una idea tan profunda?
R.H.: -“La primera puerta que se nos abrió fue el hecho de conocer a Marcos Delgado, un misionero de la Sociedad de Misiones Africanas que había trabajado muchos años en Benín y con el que decidimos irnos a conocer el país en 2008. Fue un gran acierto, porque aparte de aprender a trabajar sobre el terreno, conocimos en profundidad el tipo de cooperación que es más apto y útil para nuestra fundación: el que dialoga con los potenciales beneficiarios de cada proyecto y busca soluciones en común, contribuyendo todas las partes para que el proyecto salga adelante.
No consiste en hacerles regalos, eso no solucionaría nada. En África la población se alía para conseguir las cosas y en esa dinámica trabajamos. Nuestro lema siempre ha sido trabajar de una forma consciente y sensata y sobre todo pensando en muchos años”.
G.Y.: ¿Cuánta gente conforma ya vuestro equipo?
E.G.C.: -“En este momento somos 22 voluntarios en España y 7 contrapartes sobre el terreno, entre Benín y Togo. Contamos con una empresa de publicidad que se ofreció a desarrollar toda la labor de comunicación de forma gratuita, así como otra de consultoría que nos hace la auditoría anual, que es muy importante para nosotros, ya que buscamos máxima transparencia y fiabilidad”.
G.Y.: Imagino que vais con frecuencia a Benín, ¿cómo es trabajar allí?
R.H.: -“Sí, para nosotros es fundamental visitar los proyectos y trabajar sobre el terreno cada vez que podemos. Normalmente vamos dos veces al año, con estancias de entre tres y cuatro semanas”.
G.Y.: ¿Qué has aprendido trabajando en un país tan distinto?
R.H.: -“La satisfacción de ver a chicos y chicas que, gracias a las inversiones que hemos ido financiando, hoy les estamos pagando becas en la universidad. El ver con nuestros propios ojos casos reales, con nombres y apellidos, que gracias a nuestras acciones están teniendo más oportunidades.
Por supuesto, el ir a muchos lugares en los que trabajamos y que se nos conozca como ‘papá Alaine’ y ‘mamá Alaine’, eso es una satisfacción brutal, simplemente espectacular. No podríamos estar más satisfechos de que tanta gente conozca a nuestra hija y que tantas personas valoren su memoria. Este trabajo nos ha permitido sentir que esta tragedia no ha sido una pérdida estéril y ahora estamos viendo muchas más sonrisas como la que tenía nuestra hija”.
G.Y.: Habéis recibido el primer premio internacional TELVA Solidaridad 2017 por vuestro proyecto para llevar agua a Kerou (Benín), ¿qué supone para vosotros este tipo de reconocimiento?
R.H.: -“Para empezar una forma de ver reconocido nuestro trabajo y de que estamos haciendo bien las cosas. En el caso del premio TELVA nos ha dado también una repercusión y una publicidad que evidentemente nos viene muy bien, ya que se publicó un reportaje de cinco páginas en la revista, que tiene una tirada importante en nuestro país”.
“El mundo no se podía olvidar de Alaine”.
G.Y.: Seguro que va a haber muchos lectores con ganas de colaborar con vosotros cuando lean esta entrevista, ¿cómo pueden contribuir?
R.H.: -“Lo ideal sería contribuir con algo que soy consciente que es muy difícil: tiempo. Siempre nos es tremendamente útil la ayuda de determinados expertos para según qué especialidades, de manera que aquellos que estén dispuestos a colaborar en su sector, y con ganas de conocer África, son siempre bienvenidos. No queremos que nuestros voluntarios solo tengan el punto de vista del norte, sino que también trabajen con nosotros sobre el terreno.
Por supuesto, en caso de falta de tiempo, se puede colaborar económicamente de forma mensual, trimestral o anual”.
G.Y.: Hablas mucho de que vuestra iniciativa fue un proyecto de reinvención personal, ¿qué consejo darías a nuestros lectores que quizá están pasando por un momento difícil y que sienten que no tienen la fuerza de salir adelante?
R.H.: -“Yo les diría que hay que sacar la fuerza de donde sea y en nuestro caso, como decía antes, la sacamos de la rabia. Rabia teníamos para aburrir y el objetivo fundamental era no quedarse quieto, usarla para algo. Desde luego que la opción de quedarse en un rincón, dejar que la vida pase y rendirse, no es solo una opción, sino que es lo que más ganas siente uno de hacer. Pero en nuestro caso nació un coraje que nos decía que eso no se podía quedar así y que el mundo no se podía olvidar de Alaine, de manera que nos revelamos contra esa sensación y pasamos a la acción. Era arriesgado y podríamos haber fracasado, lo que hubiese añadido mucho más dolor a toda esta experiencia, pero afortunadamente no ha sido así y hemos recuperado al menos un poco esa sonrisa, la sonrisa de Alaine. Ella se lo merece”.
Más información:
http://www.fundacionalaine.es/
Entrevista: Carmen Matas Gallardo
Fotografías: Antonio Beas, de Krassia Photography para Gente Yold
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