Gente Yold. Ramón Larramendi, el explorador del hielo

Un aventurero del siglo XXI

Guillermo Puche
16 abril, 2017

El español Ramón Larramendi es uno de los más importantes exploradores de las tierras polares, un aventurero contemporáneo que ha establecido auténticos récords en las tierras del hielo. Como todos, hoy está preocupado por el profundo cambio climático en esta parte del planeta: “Hoy sería imposible hacer el viaje que hice hace 25 años entre Groenlandia y Alaska, porque no hay hielo suficiente”.

 

Explorador, aventurero, escritor… Ramón Larramendi es un auténtico aventurero renacentista de nuestro siglo XXI… Pero además también es una de esas personas que te fascina cuando hablas con él, no sólo por lo que te cuenta, sino por cómo te lo cuenta. De trato afable y próximo, durante la entrevista hablando de sus amadas tierras polares, sus ojos adquieren un brillo especial. Y te transmite la convicción de que la actividad que desarrolla, realmente, le hace feliz.

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Gente Yold: Ramón, ¿cómo o por qué a un chaval joven de Madrid, de los años ochenta, en plena movida musical y cultural, se le ocurre irse a recorrer las tierras polares?
Ramón Larramendi: -“Empecé a ir a la montaña a comienzos de los 80, sí. A mí la música (evidentemente estaba al tanto de la movida,) realmente nunca me atrajo mucho. Me gustaba muchísimo más la naturaleza, salir, viajar, la montaña… Además, también había un movimiento en ebullición de viajes, de hacer cosas nuevas en esa onda que evidentemente era mucho más minoritaria. Así es que empecé a escalar, a ir a la montaña, y hacia allí dirigí toda mi vida”.

“Millones de km² totalmente vírgenes, no tocados por la mano del hombre. Esa es la razón que me llevó a las regiones polares”.

G.Y.: Comenzaste en Islandia y Groenlandia, y posteriormente has realizado numerosas expediciones, algunas de ellas auténticos hitos de la exploración, pero la mayor parte en las tierras polares. ¿Por qué tanto interés por los polos? ¿Qué tienen las regiones polares para haberles dedicado gran parte de tu vida?
R.L.:
-“Nací en el centro de Madrid, absolutamente en pleno centro (risas). Precisamente el mundo vacío, el mundo de frontera (realmente pienso que las regiones polares son la última frontera que existe en la superficie de este mundo) me producía fascinación. Fascinación por la naturaleza en estado puro y las regiones polares, que no tienen parangón: millones de km² totalmente vírgenes, no tocados por la mano del hombre. Esa es la razón que me llevó a las regiones polares, enormes zonas salvajes… Y viniendo precisamente de un mundo totalmente diferente, el contraste me cautivó. Yo siempre he estado saliendo de Madrid para ir para allá, vivo permanentemente en un contraste entre dos mundos, dos realidades. Y me sigue pareciendo que es una excelente combinación. Por supuesto, muchas veces me preguntan: ¿tú te irías a vivir permanentemente allí? Y siempre respondo: ni de broma, vamos. No hay nada como tratar de estar en ambos mundos, jugar con los dos. Y me sigue pareciendo que es la mejor opción”.

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Larramendi nació en Madrid en 1965 y comenzó su andadura como viajero y explorador bien joven: con 19 años realizó su primera travesía por Islandia con unos compañeros, con los que ganó un premio de aventuras. Tras esta experiencia vendrían otras, cada vez más duras y exigentes, como la Transgroenlandia: 55 días con esquís de travesía para atravesar el casquete polar de la gran isla helada. Y la Expedición Circumpolar Mapfre: tres años durante los cuales Larramendi atravesó 14.000 kilómetros utilizando trineo de perros de perros y kayak. Un largo recorrido desde Groenlandia hasta Alaska, que le ayudó a conocer intensamente al pueblo inuit y hablar su idioma. Luego han venido otras muchas travesías igualmente excepcionales. Además, desde 1997, dirige su propia agencia de viajes, Tierras Polares, que tiene una de sus sedes en Narsarsuaq, al sur de Groenlandia, isla en la que vive varios meses al año. Ha escrito y participado en la creación de varios libros como Tres años a través del Ártico (Desnivel, 1993, junto con Manuel Olivera, Antonio Martínez y Rafael Peche) y Esquimales (Mapfre, 1991). También ha participado en numerosos programas de televisión y proyectos audiovisuales.

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GY: En estos años te has jugado literalmente la vida en expediciones con nuevas formas de desplazamiento, como tu vehículo trineo de viento. ¿Por qué se te ocurrió este medio de trasporte? ¿Qué ventajas tiene?
R.L.:
-“Antes de diseñar el trineo de viento ya había hecho muchos viajes y exploraciones por el Ártico con trineos de perros. Si no tienes una enorme experiencia previa es imposible que se te ocurra un nuevo sistema de transporte, pues hay que saber mucho para entrever las necesidades. La idea surgió en el periodo entre 1990 y 1993, cuando viajé entre Groenlandia y Alaska con trineo de perros. Aprendí el idioma esquimal y viví en el Ártico en lo que fue una experiencia colosal: 14.000 kilómetros durante tres años continuados. Allí tuve la oportunidad de convivir con la última generación de cazadores inuits, y aprender muchísimas cosas, sobre todo de la construcción de trineos. Unos años después, tras regresar de este viaje, comencé a pensar que todavía no había sido resuelto uno de los retos de la exploración polar, que es navegar por la superficie del hielo, al igual que como se navega por el mar. Basándome en esa idea empecé a combinar diferentes cosas con el objetivo de intentar resolver ese dilema, ese misterio sin resolver, combinando la técnica y tecnología inuit con la tecnología moderna, intentando configurar una combinación de ambos mundos y realidades. Y así surgió el TRINEO DE VIENTO, que es el primer sistema de transporte de energía renovable, que es capaz de moverse eficientemente por Groenlandia y por la Antártida”.

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“Aprendí el idioma esquimal y viví en el Ártico en lo que fue una experiencia colosal: 14.000 kilómetros durante tres años continuados”.

G.Y.: Suponemos que más de una vez te habrás encontrado en peligro, ¿recuerdas algún momento especialmente complicado en estas expediciones? ¿qué se siente y como se reacciona en esos momentos?
R.L.:
-“El peligro es, en estos parajes, continuo. Tú te encuentras (ahora que se utiliza mucho esta expresión) fuera de tu `zona de confort´, vamos, 80 pueblos pasados de tu zona de confort (risas). Estás solo, en medio de la nada, sabes que te tienes que valer por ti mismo, y ese es uno de los factores que para mí resultan atractivos. En la ciudad hay una superdependencia, tienes a todos ahí… Pero en el Polo estás tú… y tú y no hay nada más. Por ejemplo, yo me he caído al hielo, en pleno invierno ártico. Se rompe el hielo debajo mío y caes al agua, y es una de las sensaciones angustiosas más impresionantes que puedas sentir, el estar totalmente calado a una temperatura de muchísimos grados bajo cero, totalmente alejado… Por suerte, cuando me he caído nunca ha sido estando solo, siempre con algún compañero, pero aun así es un momento crítico. Una vez yendo al Polo Norte me caí y me sumergí completamente en el agua y tuve gran dificultad para salir y para poder sobrevivir. Eso me ha pasado otras veces, con mi trineo de perros, que de repente te vas tú con el trineo al agua… esa fue otra situación totalmente crítica. Es uno de los mayores peligros…”.

G.Y.: Se nos vienen a la cabeza imágenes de películas con escenas similares…
R.L.: “…Sí, realmente es así… intentas salir como puedes. Y, si consigues salir (afortunadamente lo conseguí), estás absolutamente calado; en apenas unos segundos se te congela toda la ropa, y tienes que actuar de un modo muy decidido. Tienes que encender fuego, (tienes muy pocos minutos) en la tienda de campaña para poder calentarte. Entonces ya luego te puedes quitar la ropa. Si no consigues una fuente de calor externa, en 6 o 7 minutos se acabó”.

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G.Y.: Hemos visto en la Wikipedia que estás incluido en la categoría de grandes exploradores polares, junto a Amundsen, Cook, Peary… ¿Se siente algo especial por esto? ¿Alguno de ellos te marcó especialmente?
R.L.: -“Ufffff, casi todos los que me citas fueron realmente pioneros en su momento. Como explorador, Fridtjof Nansen, un explorador noruego es para mí el más grande o, mejor dicho, el que para su época hizo más cosas increíbles… Si tuviera que elegir a uno solo, probablemente le escogería a él. Sobre todo por su audacia en los planteamientos que hizo para la época, que no tienen parangón. No hay nadie que, para la época en la que vivió, tuviera un atrevimiento del calibre como el que tuvo él. Pero no solo por su audacia, sino lógicamente también por haber desarrollado con éxito sus planes, evidentemente. Porque se puede ser audaz y acabar en el cementerio, de hecho hay muchísimos ejemplos de ello (risas)”.

“En la ciudad hay una superdependencia, tienes a todos ahí… Pero en el Polo estás tú… y tú y no hay nada más”.

G.Y.: ¿De qué viven los exploradores del siglo XXI? ¿Cuánto cuesta realizar una expedición? ¿Funciona el patrocinio?
R.L.:
-“Organizar una expedición es tremendamente complejo y, por supuesto, no es barato. Yo vivo de mi agencia de viajes (Tierras Polares), con la que organizamos viajes de aventura a los polos y que afortunadamente, incluso, me permite patrocinar parcialmente mis expediciones. La verdad es que cada uno de los proyectos ha sido completamente diferente uno de otro, no hay una fórmula única para patrocinar una expedición porque, como dices, es tremendamente complejo. Hay expediciones que han sido realizadas con el equipo del programa de televisión “Al filo de lo imposible”, que realmente ha sido el mayor financiador y el mayor promotor de aventura que ha habido en España, sin lugar a dudas, a través de su director Sebastián Álvaro, y luego cada proyecto realmente ha sido un mundo totalmente distinto… Después del viaje de tres años que te comenté anteriormente, consideré que tenía que dar la posibilidad a otras personas de sentir una vivencia siquiera remotamente parecida a la que viví yo en esa enorme aventura. Tierras Polares es ahora mismo la fuente principal, es mi trabajo y probablemente sea la única salida posible para alguien tan especializado como yo”.

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G.Y.: En Groenlandia también estableciste una base, en la que resides durante parte del año… ¿Cómo es la vida allí? ¿Cómo son los inuits del siglo XXI?
R.L.:
-“Obviamente, cada vez somos todos más parecidos, más homogéneos. La tecnología, la globalización, nos asimila a todos. Por supuesto tienen algunos rasgos culturales característicos, distintivos… Son un pueblo alegre, generoso, muy buena gente, increíblemente hábiles para el viaje, para la aventura… Cada inuit es un aventurero que da mil vueltas a alguien como yo, porque la naturaleza es parte de su vida. Es una gente increíble. Y yo hablo el idioma, y vivo entre dos y cuatro meses al año allí, en Groenlandia, que me parece el mejor país del mundo por la combinación de naturaleza absolutamente salvaje y la calidez de sus habitantes. Es una población pequeña, un paraíso pequeñito desde mi punto de vista, al menos para mí. A veces el paraíso se busca en zonas tropicales, pero nunca sabes en qué lugar lo vas a encontrar, casi siempre está en los lugares más insospechados”.

G.Y.: También fuiste pionero en llevar a turistas a un lugar tan remoto de España, como Groenlandia. ¿Qué encuentran los turistas allí? ¿Qué actividades pueden hacer? ¿Son viajes para aventureros o cualquier persona puede ir?
R.L.:
Nuestros viajes son para cualquier persona. Yo diría que más que una aptitud especial, es mucho más importante la actitud con la que vayan. Evidentemente estás en un sitio salvaje, en el que no todo está totalmente controlado, por lo que hay un margen para la improvisación, para que pasen cosas diferentes. Lo primero que encuentras es un mundo salvaje (que es algo muy difícil de encontrar hoy en día). Cuando llegas a Groenlandia y sobrevuelas las montañas y el casquete polar, ya resulta increíble. Aterrizas y sales del Aeropuerto Internacional y a dos kilómetros de allí ¡ya no hay nada!, estás en medio del vacío. Entonces es cuando te das cuenta que estás en un sitio que es totalmente diferente a todo. Y las actividades que puedes hacer son increíbles, desde caminar por un glaciar, hacer kayak entre icebergs (que es una auténtica experiencia) y luego el aspecto paisajístico sobrecoge: hielo por todos lados, icebergs, frentes glaciares que lo inundan todo… Es una estética absoluta y radicalmente distinta a cualquiera que conozcas, de una belleza realmente extraordinaria. Si a eso lo unes con que en casi todos los viajes puedes observar auroras boreales, tienes una combinación indescriptible de experiencias”.

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G.Y.: Los polos son el primer termómetro para analizar el cambio climático. ¿Has notado los efectos del calentamiento global en tus diferentes expediciones? ¿Está en peligro la fauna de ese ecosistema?
R.L.:
Llevo 32 años viajando allí, puedo decir que tengo un criterio comparativo bastante ajustado. El calentamiento existe, el deshielo se ha adelantado, las temperaturas han subido, hay un cambio completo. Creo que todavía no se puede decir que estén en peligro los animales, algo está pasando en la fauna, pero es un cambio lento. Obviamente lo más preocupante es la disminución de la banquisa, es decir, la masa de hielo, y eso sí que es cierto que va a una velocidad bastante rápida. Por ejemplo, el viaje que hice hace 25 años es imposible hacerlo en la actualidad, ya no lo puede repetir nadie, porque no hay hielo para ir con los trineos de perros por encima. Yo participé en la primera y única expedición española que ha alcanzado el Polo Norte geográfico a pie desde Siberia, recorrimos 1.000 km esquiando en 1999. Bien, pues ahora mismo tampoco es posible realizarla”.

G.Y.: ¿Cuál es tu próximo proyecto?
R.L.:
Me iré en mayo a Groenlandia, estaré entre 4 y 5 meses, y realizaré alguna expedición con trineo de perros junto a cazadores inuits en Groenlandia, porque vamos a filmar un programa de tv. Y posiblemente haga otra travesía de perfeccionamiento del trineo de viento. Y luego me bajaré a mi casa (en el sur de Groenlandia) para coordinar todos los viajes que se han organizado desde Tierras Polares, y luego, a finales de septiembre, viajaré por otra zona diferente de Groenlandia”.

G.Y.: ¿Qué dirías a los lectores de GY?
R.L.: “Que vivan, que hagan cosas diferentes, Que realmente un viaje a Groenlandia (incluso si a priori ni se te había pasado por la cabeza) es una experiencia que debe vivir todo el mundo una vez en su vida, incluso si has viajado mucho. Es una experiencia única”.

 

Reportaje: Guillermo Puche
Fotografías: Antonio Beas, de Krassia Photography para Gente Yold

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