Mundo Yold. En el centenario de su nacimiento, recordamos al artista que quería fotografiar a “gente de mérito, no de fama”

Avedon, fotógrafo del glamour y la precariedad

 

 

Redacción Yold
15 mayo, 2023

Meter en el cajón de “fotógrafo de moda” a Richard Avedon es fácil… Decir que era un agudo retratista ya es ser más justo… Añadir que creó inolvidables imágenes glamurosas y también de calado y trascendencia social es completar la descripción de su auténtica mirada de artista. Hoy, 15 de mayo, cumpliría cien años.

Su vínculo con la fotografía le viene de madre, que era una gran aficionada, mientras que la relación con la moda le viene de su padre, dueño de una tienda de ropa en la Quinta Avenida. Para completar el cuadro de su origen habría que añadir que su familia era acomodada, judía y muy de Nueva York, es decir, culta, creativa, snob y con aspiraciones.

 

El joven Richard tuvo unos inicios precoces en el campo de la imagen, pues con solo doce años entró en el YMHA Camera Club, con su legendaria cámara Kodak Box Brownie, que sustituyó más tarde, cuando su padre le regaló una Rolleiflex, obsequio de despedida antes de su ingreso en la Marina. Allí se le encargó fotografiar a todo el personal como Photographer’s Mate Second Class, y llegó a realizar alrededor de mil retratos. Este trabajo, sin duda, potenció la profundidad de su mirada por el rostro humano.

El pequeño Richard, a los dos años

Mi trabajo consistía en hacer fotografías de identidad. Debo haber tomado fotografías de cien mil rostros antes de que se me ocurriera que me estaba convirtiendo en fotógrafo”.

El deslumbrador viaje a París
Tras esta experiencia y sus estudios en el laboratorio del New School, con Alexey Brodovitch, entró en la célebre revista Harper’s Bazaar, en el que puede considerarse como su primer trabajo profesional. Poco más tarde, siendo ya director de arte de la revista, nuestro fotógrafo hizo un viaje a París que le removió por dentro, cambió sus intereses y, como consecuencia de ello, lo que venía siendo la fotografía tradicional de moda se revolucionó y modernizó con las nuevas ideas de Avedon.

Avedon en su estudio, fotografiado por su asistente Gideon Lewin

Fascinado por el glamour que se respiraba en las calles y tiendas parisinas, Richard alumbró lo que se ha llamado “escenificación emocional”, y empezó a retratar a famosas modelos en espacios hasta entonces inusuales en las páginas de moda de las revistas de la época. Por calles, playas, clubs nocturnos, circos… paseaban y posaban las bellas figuras de las modelos, en un buscado contraste de realidad y elegancia sublime.

A pesar de que la de moda es un tipo de fotografía eminentemente comercial, Richard quiso añadirle emoción, teatralización y así convirtió a las modelos en protagonistas y personajes de escenarios a veces irreales y excéntricos, a veces vulgares y hasta sórdidos, que sorprendían y fascinaban a partes iguales.

Dovima con elefantes y vestido de noche de Dior (1955)

Por otro lado, Avedon no se le escapaba un detalle y entendió los complementos, los peinados y el maquillaje como piezas esenciales para revelar por completo el sentido de una pose, un rostro, un traje.

Y por si todas estas innovaciones fueran pocas, Richard no fue nunca ajeno al placer de la provocación, sobre todo cuando viene acompañada de necesaria denuncia social. La incorporación de modelos negras a sus trabajos escandalizó y le causó innumerables problemas en Harper’s Bazaar (se dieron de baja muchos suscriptores, y muchos puntos de venta se negaron a dispensar ejemplares). Toda esta polémica provocó que Avedon se incorporara a Vogue, donde siguió con sus éxitos profesionales durante más de veinte años. De Vogue pasó a ser el primer fotógrafo del personal de The New Yorker.

Avedon ayudó a crear el icono de clase y elegancia en el que se convirtió Audrey Hepburn

Uno de sus grandes méritos es haber hecho desaparecer la frontera entre la fotografía artística y la comercial. Sus trabajos para campañas publicitarias marcaron un antes y un después, tanto en el mundo de la moda, como en el de la propia publicidad. Es archifamosa, por ejemplo, la campaña de publicidad para Calvin Klein en los 90. Todas estas iniciativas le dieron una libertad y seguridad económica que le permitieron comenzar otro tipo de proyectos muy diferentes, a los que trasladó sus intereses más políticos y personales.

La desolación de Marilyn, rompiendo los tópicos sobre el sex symbol

Colaboración en el cine con Audrey Hepburn
Su versatilidad le llevó a realizar también algún trabajo cinematográfico. En 1957, fue consultor visual para el director de cine Stanley Donen en la comedia musical romántica protagonizada por Audrey Hepburn, Funny Face (Cara de ángel). Avedon ayudó a crear el icono de clase y elegancia en el que se convirtió la actriz, posando para Harper’s Bazaar, de la que fue portada, y de ahí a su fulminante popularidad solo había un paso.

Fotografía de Avedon sobre el retrato del pintor mexicano, Rufino Tamayo, gran amigo de Audrey Hepburn

Pero, afortunadamente, los intereses de Avedon iban mucho más allá del siempre frívolo mundo de la moda, y fiel a su conciencia social, fotografió a los protagonistas e integrantes del poderoso e imprescindible Movimiento por los Derechos Civiles, en el sur de los Estados Unidos, en 1963.

En la década de los sesenta también retrató a numerosos líderes, soldados y víctimas de la Guerra de Vietnam, y acudió a las manifestaciones de protesta que se sucedieron por todo el país, para dejar también su testimonio pacifista en imágenes inolvidables. Tampoco quiso perderse la caída del Muro de Berlín y allí se dirigió en 1990 para colocar tras su afilado objetivo la ciudad dividida.

Imagen de campaña publicitaria para una marca de cosméticos

Retratos que transparentan el alma
Pero la faceta de retratista es, posiblemente, la más profunda de nuestro creador. La hondura de su mirada penetra en el retratado y si decir que se transparenta “su alma” podría ser exagerado, sí impresiona la visión de la psicología interna del rostro fotografiado. Por ejemplo, es absolutamente escalofriante la expresión de Marilyn Monroe, triste y desolada, en uno de sus trabajos más reproducidos.

La lista de sus retratados famosos es interminable: Audrey y Katherine Hepburn, Andy Warhol, Prince, Paul McCartney, Patti Smith, Martin Luther King, Samuel Beckett, Natassja Kinski, Bob Dylan, Linda Evangelista, Bianca Jagger, los Duques de Windsor, Isak Dinesen, Kate Moss, Twiggy, Francis Bacon

He fotografiado a casi todo el mundo, pero lo que espero hacer es fotografiar a gente de mérito, no de fama, y ayudar a definir la diferencia una vez más.

Katherine Hepburn

Se puede decir que la estrategia general para la planificación de sus retratos consistía en charlas previas de cuatro horas, para que el personaje en cuestión se relajara y se olvidara de posar. El fondo neutro, de un blanco inmaculado, hacía el resto, al no quitar ni poner nada que interrumpiera la aparición de ese algo vivo y único, presente en cada uno de sus retratos; rasgos sorprendentes y expresiones inusuales en rostros muy conocidos a los que sentimos como verdaderos, cercanos seres humanos.

Capítulo aparte dentro de su obra retratística son los siete años que dedicó a fotografiar a su padre, Jacob Israel Avedon, hasta la muerte de este. En 1974, publicó en Camera Magazine estos trabajos. En este enlace se puede ver la serie completa, verdaderamente emocionante, una indagación en la enfermedad, la vejez y la muerte: https://americansuburbx.com/2011/04/richard-avedon-jacob-israel-avedon-1974.html

In the American West es el nombre del reportaje que terminó por afianzar su prestigio. El Museo Amon Carter de Fort Worth, en Texas, le encargó que fotografiara la esencia del Oeste Americano y, entre los años 1979 y 1984, Avedon retrató amas de casa, homeless, adolescentes, presos, vaqueros, funcionarios, y lo hizo de la manera menos artificiosa posible: con luz natural y al aire libre. Tras fotografiar a más de 750 personas, hizo una selección de 123 que son las que integran la serie.

In the American West

Estoy buscando personas que sean sorprendentes, desgarradoras, o hermosas de una manera aterradora. Belleza que podría asustarte hasta la muerte hasta que lo reconozcas como parte de ti mismo.

En lo que a exposiciones se refiere, fue la Smithsonian, en 1962, la primera institución en abrir sus puertas a sus trabajos. A partir de ahí, numerosos y prestigiosos museos hicieron lo propio, pues Avedon estaba ya consagrado como una figura esencial del arte contemporáneo.

También en el campo de la edición nos dejó piezas importantes, como el libro Observations, con un ensayo de Truman Capote.

En 2004, mientras trabajaba, sufrió una hemorragia cerebral y murió en San Antonio, Texas, el 1 de octubre. Tenía 81 años.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies