Mundo Yold. Las palabras son importantes para eliminar estigmas pero los hechos son imprescindibles

Ya no somos gordis, ahora somos curvys

 

 

 

 

Inés Almendros
22 julio, 2022

Gorditas y gorditos del mundo entero hemos crecido acostumbrados a los chascarrillos y las bromas sobre nuestro sobrepeso. Bromas de mejor y peor gusto, que a veces incluso podían resultar traumáticas. Pero, tranquilos: gracias a movimientos como el body positive, la palabra “gordo” ya no se lleva: el mundo de la moda y la publicidad han encontrado una expresión alegre y positiva para todos nosotros: ya no somos gordis, ahora somos curvys.

 

Afortunadamente, todo cambia y evoluciona, y también nuestro lenguaje. En los últimos años, el idioma ha ido a la par de una más amplia y mejor conciencia social. De esta forma, palabras despreciativas que utilizábamos hasta hace muy poco, como “minusválido o deficiente”, han desaparecido, sustituidos por términos no peyorativos, como “personas con discapacidad”. Por otra parte, el marketing y la invasión de palabras en inglés, ha venido a complementar esta evolución: lo interesante ahora es amazing”; lo barato se llama “lowcost”; vestir informal es “casual” y algo que nos gusta mucho, “cool”. Entre otras muchas.

 

Desde hace algunos años, Barbie también tiene sus versiones curvy; en la imagen, la veraniega, fresquísima, curvilínea y preciosa Barbie® LovestheOcean Beach, de Mattel

La evolución del idioma también ha alcanzado a todos aquellos que utilizamos tallas grandes: nosotros, los gorditos y gorditas universales. Quienes lo hemos sido desde pequeños, hemos crecido escuchando todo tipo de palabras –no precisamente lindas- para referirse a nosotros: desde el simple gordo o “gordi”, hasta los supuestamente más suaves “entrado en carnes, rellenito o fondón”, pasando por auténticos insultos gordofóbicos tipo “vaca, elefante o hipopótamo”, que a muchos adolescentes les causaba un auténtico trauma, especialmente a las chicas, muy preocupadas y presionadas por su imagen a esa edad.

La burla también ha sido un sufrimiento para las personas muy delgadas o para todos aquellos que simplemente se salían del estándar.

Hay que decir, no obstante, que este estigma no solo lo hemos padecido los de los kilos de más: la burla también ha sido un sufrimiento para las personas muy delgadas o para todos aquellos que simplemente se salían del estándar. Flacos y flacas del mundo entero han sido machacados y machacadas frecuentemente con apodos peyorativos como “fideo, esqueleto o lombriz…”. Por no recordar las clásicas frases que han tenido que escuchar toda la vida: “A ver si comes más”, “¿dónde echas lo que comes?” o “pareces un muerto de hambre”.

Afortunadamente, cada vez son más los medios que abren sus páginas y normalizan otros cuerpos

Pero ¡tranquilos! Vivimos en plena catarsis de lo políticamente correcto, de anglicismos happies para iluminar las frases, y poner un toque de alegría y glamour a lo que antes resultaba peyorativo, y esta tendencia también llega a los que estamos entrados en carnes. Y la aportación procede, curiosamente, del mundo de la moda, donde también –hay que reconocerlo- se ha hecho un gran esfuerzo para ser más inclusivos, y hacerle un hueco (por fin) a las tallas y los cuerpos grandes. Debido a ello, y por obra y gracia de los iluminados genios del marketing, la moda y la publicidad, los gorditos y gorditas del mundo ya no somos gordos sino CURVYS: el término que conquista las revistas internacionales, y que ha dado lugar a una nueva generación de modelos famosísimas como Ashley Graham, Candice Huffine o Tara Lynn.

 

A lo largo de los siglos se han inventado todo tipo de artefactos para modelar los cuerpos diferentes, tanto delgados como gruesos

O sea: en nuestro mundo más inclusivo, más abierto a la diversidad de cuerpos, ahora ser curvy está aceptado y hasta se ha puesto de moda. Pero… ¿es eso cierto de veras?

Hechos son amores, y no palabras modernas
En los últimos años, los estándares de la moda han abierto mucho más su abanico hacia todo tipo de cuerpos. Ello a partir del auge del movimiento conocido como “body positive”, que nació precisamente para aceptar a todo tipo de cuerpos, independientemente de sus capacidades, géneros, razas o aspecto. También la conciencia social universal cada día tiene más clara la importancia de respetar la diversidad de todo tipo: sexual, social, de razas, colores o aspecto.

La manía por adelgazar ha sido aprovechada, desde siempre, por aquellos espabilados que creaban productos totalmente inútiles para perder peso. De hecho, sigue pasando

También la conciencia social universal cada día tiene más clara la importancia de respetar la diversidad de todo tipo.

Sin embargo, pese a que esta conciencia está cada vez más extendida, lo cierto es que falta mucho para borrar el estigma del sobrepeso. Porque han sido siglos de machacarnos con que lo gordo es feo y lo delgado es bello, y llevamos este concepto grabado a fuego; y porque la realidad es que el cine y las series siguen escogiendo como protagonistas a modelos o actrices con cuerpos esculturales; mientras que la gente de aspecto “normal” (de tallas delgadas, que llevan gafas o que son curvys, por ejemplo) interpretan, en todo caso, personajes secundarios.

 

Un mundo de gente súper guapa
En nuestra época de instagramers, protagonistas de series y modelos alucinantes, la presión por ser guapo y/o tener un cuerpo perfecto sigue siendo una realidad que, de una u otra forma, nos afecta a casi todos. Y por ello, cuando llega el verano, sentimos esta influencia y nos metemos de cabeza en la operación biquini.

Pese a ciertos cambios, lo cierto es que la televisión, el cine, la moda y la publicidad siguen apostando por los cuerpos perfectos, obviando a la mayoría de la humanidad

Esta presión mediática sigue afectando especialmente a muchas adolescentes, y provocando cada año numerosos casos de enfermedades como la anorexia. Porque la realidad es que la obsesión por la dieta, por controlar el peso y la figura, siguen siendo actitudes muy frecuentes en nuestra cultura. 

La publicidad de otros tiempos directamente trataba a las personas gordas casi como monstruos

No deberíamos olvidar que el principal patrón que ha de regir el control de nuestro volumen corporal es el de la salud. Mantener una buena alimentación, con una base sana y equilibrada, que nos ayude a conservar el peso adecuado a nuestra genética y condición personal es la clave para disfrutar, hoy y en el futuro, de una buena salud. Dicho esto, hay personas muy delgadas que están perfectamente sanas; hay personas voluminosas que están perfectamente sanas. Afortunadamente, todos somos diferentes: ese es el secreto y la maravilla del ser humano.

Hay personas muy delgadas que están perfectamente sanas; hay personas voluminosas que están perfectamente sanas.

Por ello, da igual que nos llamen curvys, gordas o rellenitos. Lo importante de verdad es que nuestra sociedad termine de aceptar, y celebrar, firme y permanentemente, cualquier tipo de cuerpo, sin diferencias. Cuerpos curvys, cuerpos flacuchos, altos, bajos, viejos, jóvenes, de todas las razas y colores: todos son igualmente hermosos, bellos y maravillosos.

Nos han machacado tanto con la necesidad de adelgazar durante décadas, que la tenemos grabada a fuego

Así es que aceptamos la palabra “curvy” (está bien sustituir el lenguaje peyorativo por palabras que no lo sean); pero lo cierto es que los hechos son lo realmente necesario. Y por ello, es importante que quienes trazan los designios de la moda, quienes escogen las fotos del plan de marketing o publicidad cedan también el protagonismo a personas con todo tipo de cuerpo y condición. Solo así, poco a poco, acabaremos definitivamente, con la estigmatización de los cuerpos distintos.

 

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