GENTE YOLD. Cuando los hijos vuelan
El síndrome del nido vacío

Tristeza, soledad, ansiedad, irritabilidad son algunos de los sentimientos de muchos padres cuando sus hijos se emancipan y se van del hogar materno. A ello se le llama síndrome del nido vacío, y a veces puede causar severas depresiones. Si también estás pasando por ello, aquí te damos algunas claves para que le veas la parte positiva al asunto.
En nuestra fase yold, entrados en la cincuentena o la sesentena, lo normal es que nuestros hijos alcen el vuelo, y que la pareja original en solitario, que un día fuimos, nos volvamos a quedar solos, y a veces, juntos.
Pues bien, esta nueva situación familiar a veces da lugar a que los progenitores caigan en una serie de sentimientos negativos, una sensación de vacío, soledad y hasta angustia, que se conoce como síndrome del nido vacío. Según algunos especialistas, suele ser más frecuente en la mujer, pero lo cierto es que es una sensación de tristeza que puede darse igual en ambos sexos. Entre los estudiosos del tema, se ahonda en la idea de que nuestra forma de vida occidental, con un cada vez mayor desarraigo familiar, se favorece el sentimiento de pérdida y aislamiento de muchos padres. Pero entre los factores determinantes que influyen en cómo cada uno vive este proceso, se encuentran la evolución de las relaciones familiares, la dependencia con la que vivan los miembros de la familia, la situación psicológica y emocional tanto de padres como de hijo o la situación de la pareja en sí.
Es muy importante en este periodo, que los padres, juntos o por separado, disfruten de una vida plena con otras responsabilidades, con aficiones, amistades y ocio, etc. Sin embargo, en algunos casos, el malestar, el estado de abandono, la tristeza que produce el final de las responsabilidades maternas y paternas, conducen a muchas personas a sentirse innecesarias, inútiles… A pensar que su vida ya no tiene sentido, que no sirven para nada. A sentirse desmedidamente solos y apesadumbrados. A no verle sentido al futuro. En este estado, algunas personas llegan a caer en un estado grave de depresión, y la relación de la pareja también puede sufrir una enorme crisis.
“Alégrate porque has enseñado a tus hijos a volar”.
Por otra parte, hoy en día hay multitud de hogares monoparentales, y es lógico que también a una madre o un padre que viva solo/a con su hijo/a veinteañero o treintañero, cuando este se va de casa, le cambie por completo la vida. En resumen: nadie puede negar el sentimiento de soledad que se instala en esa casa, porque eso es lo que ocurre, que con la ausencia de ese miembro el hogar deja de ser hogar y se convierte en casa.
Mil lados positivos
Por otra parte, en los últimos años, con la crisis, se ha producido en nuestro país un fenómeno nuevo que viene a dejar el nido aún más desolado y vacío, y es la migración de los jóvenes a otros países. No es lo mismo que tu hijo se vaya al barrio de al lado que a Berlín. Muchos de estos chicos dejan el nido familiar por necesidad, sin un vuelo certero. Van a cualquier parte donde nadie los espera. Los padres los ven desaparecer por la sala de embarque de un aeropuerto, portando una mochila, un ordenador portátil y un teléfono de última generación, que ni siquiera los chicos han podido comprar, porque nunca han trabajado, ni han ganado un duro.
A pesar de la dureza de la despedida, desde www.genteyold.com siempre vamos a animar a estos padres a que no vean este momento de vuelo como una tragedia, ni como una frustración, sino como una oportunidad y una manera de explorar nuevos horizontes.
Para superar este síndrome no cabe otra cosa que mentalizarse de que el hogar es como un nido con sus polluelos. Llega un momento en que hay que dejarles volar. Por eso: dale la vuelta al argumento de la tristeza y alégrate porque has enseñado a tus hijos a volar, no les has cortado las alas. Ahora les llega el momento de hacerlo.
Al igual que el nido se desmadeja, se aplasta, se ensucia cuando los pollos ya han crecido, con el hogar pasa algo parecido: se acabaron las habitaciones sin recoger, los trastos por todos sitios, la cocina hasta arriba de platos sucios, la falta de espacio vital.
“Es el momento para explorar nuevos y variados tipos de experiencias”.
Padres afligidos por la marcha de los pequeños de la casa, mirémoslo de una forma positiva: vuestros hijos también os van a liberar y os van a abrir nuevas perspectivas. Enfocar vuestras propias necesidades y no hagáis un santuario de esa habitación vacía.
Además, los que tenéis pareja, podéis aprovechar para recuperar y reforzar vuestro amor. Y los que no la tenéis, para disfrutar enormemente de vuestra independencia, para volver a reencontrar el amor, ¿quién sabe? Estamos ante un momento de la vida para explorar nuevos y variados tipos de experiencias, aprendizajes, tanto solos como por separado: desde apuntarse a estudiar aquello que siempre quisimos aprender, hasta salir a la montaña o a bailar. Vuestros hijos tienen su vida, este es el momento de recuperar la vuestra, el tiempo que les habéis dedicado. Tenemos por delante un universo entero de posibilidades; de lugares que visitar, libros que leer, recetas que cocinar, paseos que dar, amigos que encontrar, músicas que escuchar, ritmos que danzar, deportes que practicar, cuadros que contemplar… La lista es interminable y solo depende de ti.
Redacción Yold
Soy Esperanza Garzón 63 años, madre cabeza de familia, con mi hija única de 21; ella salió anoche, dejando el nido infinitamente vacío. Me duele hoy el ❤️, siento que esta pandemia, solo ha dejado eso, un virus de abandono y soledad profunda.
Ella está feliz y yo me he quedado sola, hoy no sé cómo organizar mi día, ya no está con quien compartir ni hacer planes, ya se reactivó todo, pero me quedé….. sin saber a donde ir.
Me pueden ayudar??? Por favor. Mi mente es un remolino de ideas y culpas que van por un tobogán que tiene mucha velocidad. S O S, gracias ?
Hola me llamo Graciela, tengo 1 hija de 27 y un hijo de 21.
Mi hija se fue del depto. hace 1 año, pero se cambio dentro del mismo edificio y aunque se extrañaba su presencia en la mesa, se que la veia todos los días, pero ahora con su pareja y sus 2 Mascotas se quiere mudar a otro lugar mas grande. Tiene la oportunidad de quedarae aqui mismo, pero insiste en irse a otro lugar y me duele mucho porque se que se alejará y no laa veré a diario.
Si se fuera a la China (u otro lugar, lejos), no sentiría lo.mismo porque se que va con un proposito definido, pero mudarse en la misma ciudad pudiendo quedarse, es pensar que volará muy lejos y ya no la veré más.
Me identifique con muchos de los párrafos, preparamos a nuestros hijos a volar, pero no nos preparamos psicológicamente como padres, a enfrentar lo que viene y cuesta aceptar que estan listos para volar y volar lejos, con la incertidumbre de no volver a ver.
Que razón; preparamos a nuestros hijos para volar, para que hagan su vida pero no nos preparamos nosotras para afrontar y aceptar esta Nueva realidad. Gracias por este post.