GENTE YOLD. Rosa Montero, escritora. Acaba de presentar su última obra “La Carne”.

 

“Más que edades distintas, creo que vivimos varias vidas. Yo voy por la tercera o la cuarta”

Todos la hemos leído alguna vez, sea a través del periódico, sea a través de sus libros. Hemos crecido juntos con una autora que era un referente cuando todos éramos casi niños, que sigue siéndolo ahora que somos jóvenes y mayores a la vez. Su última novela tiene como protagonista a una mujer de 60 años, una edad en la que “se tiene una vida amorosa y sexual totalmente normal”.

Rosa Montero escribe desde pequeña porque no concibe la vida sin la escritura. Creyéndose fea decidió emplear su inteligencia en mirar y vivir la vida para poder escribirla y entenderla, bien en forma de artículos, crónicas, entrevistas o narrativa. Porque para colocar todas sus reflexiones e ideas lo mejor era ponerlas sobre papel y, a juzgar por los resultados de una carrera amplia, variada y galardonada con numerosos premios, no fue una mala elección. En 1978 ganó el Premio Mundo de Entrevistas; en 1980, el Premio Nacional de Periodismo para reportajes y artículos literarios y en 2005 el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid a toda una vida profesional, entre otros. Nació en Madrid en 1951 y estudió periodismo y psicología.

Aunque su vocación por la escritura la tenía clara, aún guarda los primeros cuentos escritos con cinco años. Colaboró con grupos de teatro independiente como Canon o Tábano, a la vez que empezaba a publicar en diversos medios informativos (Fotogramas, Pueblo, Posible). Fue redactora jefa del suplemento dominical durante 1980-1981. En la actualidad está principalmente dedicada a la escritura de narrativa, y alterna novelas de ciencia ficción con otras realistas. Con La carne, su última novela, tiene ya quince publicadas.

Gente Yold -¿Cómo convive la lectora con la escritora? ¿Qué tipo de literatura prefieres?
Rosa Montero – “Pues antes era una convivencia maravillosamente fluida pero ahora cada vez tengo menos tiempo para nada, es terrible. Pero bueno, son mis dos grandes pasiones, leer y escribir. Y leo de todo: novela contemporánea española, latinoamericana y mundial, algunos clásicos, biografías, historia, libros de divulgación científica…”. 

Foto: Patricia A. Llaneza

Foto: Patricia A. Llaneza

GY. -¿Y cómo convive la periodista con la escritora?
R.M. –Eso es mucho más difícil, porque ambos trabajos son muy absorbentes. Pero cuando no tienes más remedio, los compaginas sacrificando horas de sueño y de otras actividades. Por fortuna ahora hago menos periodismo“. 

GY. -Háblanos de tu última novela, La carne, ¿por qué decides escribir de amor y sexo a los 60?
R.M. -“Yo simplemente he querido escribir sobre el amor y el sexo. Punto. Que la protagonista tenga 60 años es importante en cuanto a la sensación de aceleramiento del tiempo, del menor futuro que le espera, pero en cuanto al amor y el sexo me parece totalmente irrelevante. A esta edad se tiene una vida amorosa y sexual totalmente normal”.

GY. -¿Te has inspirado en alguien para crear a la protagonista?
R.M. –Pues no. Como todos los personajes de mis libros, van creciendo poco a poco como de la nada. Son como sueños que se sueñan con los ojos abiertos“. 

GY. -¿Qué es el amor para Rosa Montero (escritora y persona) a lo largo de las distintas edades vividas?
R.M. -“Más que edades distintas, yo creo que lo que uno hace es vivir varias vidas. Yo voy por la tercera o cuarta. Y sigo siendo igual de apasionada que en mi adolescencia, solo que con el tiempo también he aprendido a amar la convivencia (que antes no)“.

Foto: Dani Pozo

Foto: Dani Pozo

 GY. -¿Cuáles son las diferencias en el amor en las distintas edades? ¿Y en el sexo? ¿Es prescindible a partir de cierta edad?
R.M. –Yo creo que depende muchísimo de la persona, no de la edad. El otro día leí que hay un 1% de personas asexuadas, que no les interesa el sexo a ninguna edad, y que quieren reivindicarse, con razón, como una orientación sexual reconocida y aceptada. Así que, insisto, creo que depende de la persona. Para mí siempre ha sido más o menos igual, ya lo he dicho antes. Con el tiempo creo que he aprendido a amar y a querer mejor. Y el sexo sigue siendo igual de importante para mí que siempre. O sea, mucho”. 

GY. -Amor, pasión, sexo, ¿son momentos distintos de cada edad? ¿Qué y cómo se puede mantener a lo largo de los años?
R.M. –Veo a ancianos de noventa años que se enamoran con pasión de sus enfermeras, o ancianas de sus enfermeros; y aunque no haya ninguna relación sexual a esas alturas, hay fuego y ternura por parte de ellos. Bienvenida sea esa vida tenaz del corazón“. 

GY. -¿Cómo ha sido tu evolución con la edad? ¿Cómo has vivido el paso de los años en cada etapa? ¿Qué diferencia destacarías respecto a cuando tenías 40 años, por ejemplo?
R.M. –“Jajaja, creo que la única diferencia es que cada día me sorprendo más de ser tan mayor, porque por dentro sigo teniendo 16 años”. 

GY. -¿Qué diferencias percibes en las generaciones nacidas en los años 50 y 60 respecto a las anteriores generaciones? ¿Son las mismas diferencias en hombres como en mujeres? ¿Cuáles serían para ti las diferencias entre los sexos de esta misma edad?
R.M. –Creo que tuvimos la suerte de crecer ya en las postrimerías del franquismo y que, sobre todo si vivías en una gran ciudad, podías acceder a una vida clandestina, pero más cercana a lo normal que las de las generaciones anteriores. Quiero decir que, por ejemplo, los anticonceptivos estaban prohibidos, pero todas podíamos conseguir la píldora con médicos progres que te la recetaban por diversas razones. Educación y cosas así. Y lo mismo sucedió en cuanto al machismo. Fuimos las generaciones que dimos un vuelco al terrible machismo que había en este país, y lo hicimos especialmente las mujeres, desde luego, pero también nos siguieron los hombres. Lo cual no quiere decir que nos hayamos librado de todo del sexismo, ¿eh?, que todavía existe”. 

GY. -¿Por qué crees que la generación de las mujeres nacidas en los 50 y 60 en España son tan diferentes a las anteriores generaciones?
R.M. –Porque pudimos serlo socialmente; porque la autarquía del franquismo no se pudo mantener; porque entraron millones de turistas y eran un ejemplo; porque de 1968 a 1974 empezaron a trabajar en España un millón y medio de mujeres que antes no habían trabajado; porque hubo una enorme emigración del pueblo a las ciudades; porque en el resto del mundo occidental también estaban cambiando las condiciones de las mujeres...”. 

GY. -¿Cómo ha influido cumplir años en tu visión de la vida, del futuro? ¿Y en el trabajo?
R.M. –Cumplir años no tiene la menor gracia, aunque, claro, la alternativa es morirse, que es peor. Sin embargo, también hay algunas cosas buenas. Si te esfuerzas, porque no es algo que venga de fábrica, puedes aprender, conocerte mejor, alcanzar cierta sabiduría, cierta serenidad. Pero esto si te esfuerzas ya digo; envejecer no te hace automáticamente más sabio, para muchos envejecer es pudrirse y petrificarse en sus ideas. Otra cosa buena es crecer con los otros, con los amigos. Ir teniendo un pasado y una vida común con la gente querida. Y, por último, como novelista, y también si te esfuerzas, puedes ir ganando con los años. Yo creo que ahora escribo mucho mejor que cuando empecé“. 

“Envejecer no te hace automáticamente más sabio. Si te esfuerzas, porque no es algo que venga de fábrica, puedes aprender, conocerte mejor, alcanzar cierta sabiduría y cierta serenidad”.

GY. -¿Cómo puede influir la literatura en la sociedad? ¿Cómo debería ser la comunicación en la sociedad?
R.M. –Las novelas son los sueños de la humanidad y sin sueños seríamos mucho más locos de lo que somos, nos costaría reconocernos a nosotros mismos, viviríamos más aislados, más solos y seríamos mucho más desgraciados“. 

“Las novelas son los sueños de la humanidad y sin sueños seríamos mucho más locos de lo que somos”.

GY. -¿Te entiendes con la tecnología? ¿Qué opinión tienes del mundo de redes sociales que nos rodea?
R.M. –Soy muy tecnológica, me encanta la ciencia, por algo escribo novelas de ciencia ficción. Y soy muy activa en las redes sociales, sobre todo en Facebook, que es una plataforma de comunicación formidable“. 

GY. -¿Cómo crees que ha evolucionado el ser humano? ¿A dónde nos dirigimos?
R.M. –Técnicamente hemos evolucionado muchísimo, emocional y moralmente muy poco, pero aún así ha habido cierto pequeño progreso. Por ejemplo, hasta finales del siglo XVIII, la gente venía al mundo sabiendo que era muy posible que la torturaran en algún momento. Ahora, en cambio, la tortura es oficialmente una aberración. Se sigue torturando, desde luego, pero nos parece aberrante, y eso es un pequeño pero importante avance ¿Hacia dónde iremos? Hacia dónde empujemos. El progreso tampoco viene de serie. Podemos involucionar en cualquier momento“. 

GY. -¿Puede influir algo que las mujeres tomen más protagonismo? Si es así, ¿en qué sentido?
R.M. –Sí, estoy segura de que sí. Múltiples estudios demuestran que las mujeres al mando (de empresas, por ejemplo) aplican mayoritariamente una autoridad horizontal y mucho más participativa. Y recomiendo leer el fascinante libro Incógnito, del neurocientífico David Eagleman en donde se demuestra que el gen Y masculino tiene algo así, cito de memoria, como 800 más posibilidades de cometer actos violentos que el X. O sea que sí, creo que sería un mundo más prudente y más empático. Ni qué decir tiene que estamos hablando de líneas generales y de estadísticas: como individuos, hay mujeres tan malas como el que más“.

Paloma Sánchez Molina
Foto de portada: Alejandro Ruesga

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