Cine Yold. La codicia ilimitada ha dado mucho juego en algunas tramas cinematográficas

Los bancos más malos del cine: “¡Es la economía, estúpido!” 

Angel Domingo
29 mayo, 2023

Con la guía de Ángel Domingo repasamos los títulos más “económicos” y capitalistas de la historia del cine reciente. Y es que la gran pantalla ha sido un reflejo fiel de las crisis financieras y la codicia de brokers, agentes de Bolsa, magnates y demás actores del capital.

Todos hemos escuchado esta frase alguna vez (“¡Es la economía, estúpido!”), pero poca gente sabe cuál es su origen real. En realidad fue el eslogan que lanzó James Carville, asesor de Bill Clinton, durante la campaña presidencial de 1992. Clinton era un anónimo Gobernador en el estado de Arkansas, mientras que su rival, el poderoso George Bush padre, tenía todas las papeletas para ocupar el Despacho Oval por sus decisiones militares en política exterior.

La Guerra Fría había acabado y la reciente Guerra del Golfo ocupaba el interés de todos los estadounidenses. Por esto, los asesores de Clinton decidieron que realizara una agresiva campaña centrada en otros asuntos, entre ellos, apostó por la economía.

Wall Street (1987)

El derrumbe del coloso soviético generó un terremoto financiero a comienzos de los noventa. En pocos meses, las naciones del este de Europa comprobaron cómo su ya debilitada economía se hundía definitivamente. A los pocos meses, el colapso de estos jóvenes países repercutió en las potencias mundiales.

Estados Unidos anunció que entraba en recesión entre 1990 y 1991, lo que provocó que la Casa Blanca anunciara medidas como un exigente ajuste fiscal, la privatización de las empresas públicas con más beneficios y la una reestructuración del gasto público.

Los Sheen junto a Michael Douglas

Bill Clinton demostró audacia para utilizar esta tempestad financiera a su favor y todo el equipo de campaña demócrata se centró en tres temas fundamentales: el sistema sanitario, el empleo y la educación gratuita. En resumen, trataba de hacer creer al electorado que los problemas más urgentes de la sociedad estadounidense no era la situación bélica. De esta forma, centró toda la atención en el bolsillo de los ciudadanos, y salió victorioso.

Clinton se convirtió en el cuadragésimo segundo presidente de los Estados Unidos y repitió su enfoque electoral en los comicios de 1996, en los que, a pesar de ser cuestionado por su escándalo con Mónica Lewinsky, fue reelegido. James Carville, por su parte, fue encumbrado por su planteamiento económico-político. La expresión “¡La economía, estúpido!” se popularizó y comenzó a generar infinidad de versiones. Por el camino, ganó la forma verbal “es” en su inicio. Actualmente, representa un ejemplo de éxito en el marketing político. Y aún así, todavía se desconoce a quién iba dirigida…

Cinco películas sobre la Bolsa que no te puedes perder
OPAs, traders, stock-options, hipotecas subprime, cotizaciones, derivados financieros, fondos buitre, hedge funds… Todos ellos son términos muy específicos del mundo de la Bolsa, un área que generalmente se escapa a la mayoría de los comunes. Aquí, como pasa en tantos otros ámbitos, el mejor método para conocerlo, o al menos tener una aproximación a él, es a través del cine. La narración de los desmanes en los que incurrió el sector financiero estadounidense y que condujeron a su estallido en la crisis de 2008 se han convertido en un filón para Hollywood, pero antes ya hubo alguna otra crisis financiera que contar a través de las películas:

Wall Street (Oliver Stone, 1987). Bud Fox (Charlie Sheen) es un joven corredor de Bolsa en Nueva York que lucha por abrirse camino. Para ello, intenta conocer a Gordon Gekko (Michael Douglas), uno de los más exitosos gestores de fondos de la ciudad, algo que conseguirá regalándole una caja de habanos en su cumpleaños.

Además, Fox aprovechará ese encuentro para revelarle información clasificada sobre la aerolínea Blue Star que, en cuanto sea del dominio público, hará subir la cotización de las acciones. Gekko percibe la ambición del joven y lo contrata como agente de inversión.

En este clásico por excelencia del cine financiero y bursátil, Oliver Stone, nuestro director y teórico de la conspiración favorito, filmó y coescribió una de las películas más icónicas de la década de los ochenta. Su protagonista, Gordon Gekko, un carismático Michael Douglas, era la avaricia hecha carne. Nadie como él sintetizó con tanta precisión una época de excesos y de corrupción moral, apoyado en frases como “si quieres un amigo, cómprate un perro” o “lo importante es el dinero, el resto es conversación”. Además, lleva a un nuevo nivel la idea de la mano invisible de Adam Smith con el siguiente discurso: “La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena, es necesaria y funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de evolución. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber, de amor, de dinero… es lo que ha marcado la vida de la humanidad”. Una cita votada para estar entre las cincuenta mejores frases de la historia del cine.

El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013). No podemos abandonar Nueva York sin visitar su corazón, Wall Street, guiados por el corredor de bolsa neoyorquino Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio). A mediados de los años ochenta, Belfort era un joven honrado que perseguía el sueño americano, pero pronto en la agencia de valores aprendió que lo más importante no era hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y conseguir una buena comisión.

Su enorme éxito y fortuna le valió el mote de “El lobo de Wall Street”. Dinero. Poder. Mujeres. Drogas. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley era irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideraban que la discreción era una cualidad anticuada; nunca se conformaban con lo que tenían. Si quieres conocer el final de la carrera financiera de este lobo, recomiendo ver esta película, que obtuvo cinco nominaciones a los Oscars, incluyendo Mejor película y director.

Wall Street 2. El dinero nunca duerme. (Oliver Stone, 2010). Secuela de la popular cinta de 1987, Wall Street, ambientada veinte años después. Una vez puesto en libertad, después de cumplir una prolongada condena en prisión, el implacable tiburón de las finanzas Gordon Gekko (Michael Douglas) se siente desorientado dentro del mundo que en tiempos dominó. Buscando rehacer sus arruinadas relaciones con su hija, Gekko conoce por casualidad a Jakob (Shia LaBeouf), su prometido. Juntos proyectan apoyarse mutuamente: Gordon ayudará a Jacob a vengar la ruina de su mentor, y éste intentará que Gordon y su hija se reconcilien.

Inside Job (Charles Ferguson, 2010). Documental sobre las causas y responsables de la crisis económica mundial de 2008, que significó la ruina de millones de personas que perdieron sus hogares y empleos, y que, además, puso en peligro la estabilidad económica de multitud de países.

Inside Job muestra la escandalosa historia de un “gobierno de Wall Street” y explica cómo la reciente crisis financiera ha sido efectivamente un “inside job” o delito interno colectivo ejecutado por banqueros, políticos, agencias calificadoras, burócratas y profesores universitarios, que utilizaron la desregulación para crear y promover complejos instrumentos financieros para beneficiar sus propias cuentas bancarias, mientras hacían la vista gorda cuando el mercado subprime de hipotecas se desplomó, destruyendo los ahorros de toda una vida de muchas personas. Narrada por el ganador del Oscar, Matt Damon.

Margin Call (J.C. Chandor, 2011). Termino este sencillo artículo con una de las mejores propuestas independientes de los últimos años y nominada al Oscar de Mejor guion original. Crónica de la vida de ocho trabajadores de un poderoso banco de inversión durante las veinticuatro horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Cuando Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista principiante, revela datos que podrían conducir la empresa a la ruina, se desencadena una catarata de decisiones tanto morales como financieras, que producen un terremoto en la vida de los implicados en el inminente desastre. 

Ángel Domingo Pérez

 

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