Gente Yold. Entrevista con el actor Pepe Viyuela
“A esta edad estamos en un momento maravilloso: no vamos a tener otro igual”

No solo hemos descubierto que Pepe Viyuela es un tipo encantador, sensible y con unas “antenas” privilegiadas. Es que además comparte al cien por cien, la visión de Gente Yold: “Estamos en ese momento crucial de la vida en el que, si aprovechamos la experiencia, lo que nos espera puede ser mucho mejor que lo que hemos tenido”. Hoy hablamos con él.
Nació en Logroño en 1963, así es que es un yold en toda regla, con una trayectoria marcada por el éxito, porque algunos de sus personajes le han convertido en uno de los rostros más conocidos de nuestro país. Por ejemplo, el Filemón del cine; el Chema, de la serie Aída, o el cabo Olmos, de Olmos y Robles. Es Pepe Viyuela, famoso actor, pero también poeta, padre, payaso sin fronteras y otras muchas cosas más. Al natural resulta, además, un tipo cercano, simpático, atento y con un importante punto reflexivo e intelectual. Total, que ha sido un lujazo poder charlar con él…
Gente Yold.: Pepe, en la actualidad estás representando “Encerrona” en el Teatro Arlequín Gran Vía de Madrid. ¿Que le dirías a los lectores de GY para que vayan a verla?
Pepe Viyuela: -“La única razón, o la más importante, es que se van a divertir. Es un espectáculo concebido para que la gente se ría, que se lo pase bien, que se diviertan. No hay más objetivo en este espectáculo. Luego tú puedes sacar conclusiones más o menos intelectuales, más o menos reflexivas acerca del personaje (yo también las tengo); pero el objetivo del espectáculo es pasarlo bien, pasar hora y media de carcajada lo más continuada posible, salir con dolor de mandíbulas, y sobre todo con la cabeza muchísimo más despejada. Creo que la risa tiene una función curativa y reconstructiva, tiene la capacidad de rehacernos. Un rato de risa hace que miremos las cosas de otra manera y que probablemente digas: “joe, no es tan complicado” o “no era para tanto”. Por eso invito a los lectores de GY para que vengan a reconstruirse de aquellas pequeñas o grandes heridas que puedan tener”.
G.Y.: ¿Consideras que el humor tiene límites o debería tenerlos?
V.: -“Sí, pero esos límites no deben estar marcados “por decreto”. No creo que deba haber ningún poder que se deba permitir el lujo de decir: “hasta aquí llega el humor”. Yo disfruto muchísimo con el humor brutal, pero sé que hay momentos para ello, y que hay otros en los que no debes entrar. El humor es una excelente herramienta para criticar, para torpedear al poder… El humor también sirve para meter el dedo en el ojo; sin embargo, manejarlo requiere sentido común. Pretender hacer daño con el humor se parece bastante al terrorismo.
“El humor también sirve para meter el dedo en el ojo; sin embargo, manejarlo requiere sentido común”.
Este es un debate jugosísimo, amplio, que me interesa muchísimo; pero en general creo que el humor no debe tener límites, nosotros mismos sabemos cuándo y cómo manejarlo (o deberíamos saberlo). Y si de pronto aparece un desaprensivo, pues ya se encargará la sociedad de decirle: oye, eso no tiene ninguna gracia”.
G.Y.: Te matriculaste en Filosofía, pero en el último año te apuntaste a la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD). ¿Sentiste la llamada?
V.: -“La ‘llamada’ la había sentido antes. Llevaba ya tiempo haciendo teatro. Durante los cinco años de carrera hacía teatro universitario; también hice teatro mientras hacía la mili e incluso antes, en el instituto, ya hacía teatro. Cuando finalizaba la carrera ya tenía claro que tenía que profundizar más en esto porque me apetecía, me gustaba mucho. Y entonces fue cuando entré en la RESAD y cursé allí los tres años que se cursaban entonces y a finales del 87 salí con ese título de “actor” debajo del brazo…”.
G.Y.: No procedes de una familia de artistas. ¿Cómo se lo tomaron tus padres?
V.: “Pues afortunadamente en mi caso, muy bien. No me pusieron ninguna pega, ni cuando les dije que me iba a matricular en Filosofía, ni cuando les dije que iba a ampliar estudios en arte dramático… Me dejaron absoluta libertad. Mis padres confiaron bastante en mí, lo cual no quiere decir que hubiera desinterés por su parte: me preguntaban: ‘¿Y esto para qué sirve? Ten cuidado con lo que vas a hacer, es una profesión complicada, pero si es lo que quieres…’ Tenían sus preocupaciones, pero a pesar de todo sí que respetaron mucho mis decisiones. He tenido mucha suerte”.
Derechos de reproducción cedidos por Chao Management
A Viyuela el éxito también le ha acompañado en su vida privada y en su largo y estable matrimonio con la también actriz Elena González. Ahora, los hijos de ambos, Samuel y Camila, siguen la estela familiar y ya han iniciado sus respectivas carreras en el mundo de la interpretación.
G.Y.: De una familia sin antecedentes teatrales, pasas a construir una familia que se dedica íntegramente a esta profesión. Tu mujer, tus dos hijos…
V.: -“Es lo que hay. Mis hijos han decidido dar también el paso, y están empezando, son jóvenes (están cerca de la treintena) y se encuentran en el momento en el ‘ya se les ve‘ que tienen una vocación clara, que no es un capricho, porque se preocupan de formarse, están al tanto de lo que pasa, y tienen un conocimiento y un contacto con el mundo profesional bastante amplio. Desde pequeños lo han vivido y ahora ya son también trabajadores del teatro. No sé qué pasará después, en la siguiente generación, pero para mí, esto ya ha sido una sorpresa. No me imaginaba que iban a estar en esta profesión hoy por hoy…”.
G.Y.: Haces hincapié en el aspecto de la formación, tanto tuya como la de tus hijos. No te voy a preguntar si el actor nace o se hace, porque por lo que nos cuentas la respuesta es clara…
V.: “Sí, los dos factores son fundamentales. Por un lado, debes tener unas cualidades (como para cualquier otra profesión), pero si no te preparas, no sirven para nada. Es más, creo que, en cualquier ámbito hay gente con mucha menos capacidad que, si se prepara mucho, puede conseguir llegar mucho más lejos que alguien muy brillante, pero que no se ha preocupado de formarse.
En ese sentido yo a mis hijos se lo he dicho muchas veces: esto puede ser muy bonito, muy divertido, puedes llegar a conseguir cosas muy satisfactorias a título personal… Pero desde luego no va a ser fácil. Por eso lo tienen claro y, además, les gusta que sea así. Les gusta vincularse, ir a clases, leer; aunque al principio, sobre todo en la adolescencia, me costó (risas)”.
G.Y.: ¿Cómo te definirías, si tuvieras que hacerlo? Actor, cómico, filósofo, poeta, payaso…
V.: “Como payaso. Es mi personaje favorito. Me encontré con él casi como si el destino me lo hubiese puesto delante, hace muchos años, nada más salir de la escuela. Ya estando en la escuela de arte dramático empecé a esbozarlo, y hallaba mucho placer en hacerlo. Además creo que engloba muchos más aspectos de otras facetas mías: el payaso tiene mucho que ver con el actor, está claro, está en un escenario, frente a un público, es un personaje…, pero tiene mucho que ver también con el mundo de la poesía. El payaso representa una visión de la realidad que a mí, me parece muy poética. Una traslación al escenario de esa visión, no es una poesía escrita, pero es una poesía en movimiento, visual. Y yo, personalmente, con muchos payasos, he sentido que estaba ante verdaderos poetas: Chaplin, Buster Keaton, Charlie Rivel… todos ellos son grandes poetas”.
“El personaje de payaso engloba muchos aspectos de otras facetas mías: tiene mucho que ver con el actor, está claro, está en un escenario, frente a un público… pero tiene mucho que ver con el mundo de la poesía”.
G.Y.: Como tú, que también eres poeta, ya que has publicado hasta la fecha cinco libros de poemas. Te gustan los retos…
V.: -“No me lo planteo como un reto, sino como un juego. Vivir de la poesía sería imposible. Aunque el género ahora está bastante de moda, porque los jóvenes a través de las redes sociales han consolidado nuevas formas de poesía, nuevas búsquedas, nuevas propuestas… Y hay poetas muy urbanos, lo cual es estupendo. Pero volviendo a tu pregunta, la poesía para mí es un hobby, no un reto. Rentas pecuniarias no hay (risas), es más: cuesta dinero. Pero, rentas emocionales y espirituales, todos los días. A veces hay gente que me para, me dice: he leído tu libro… Y es tanto gente mayor como gente más joven, porque los libros, una vez que los has publicado van por donde menos te imaginas y pueden caer en las manos de alguien, en un momento en el que, a lo mejor, le tocan especialmente la fibra. En fin, es una satisfacción enorme. Ese es mi beneficio”.
“La poesía para mí es un hobby, no un reto. Rentas pecuniarias no hay, es más: cuesta dinero. Pero, rentas emocionales y espirituales, todos los días”.
G.Y.: Nuestra generación ha crecido con los cómics. ¿Eres más de Ibáñez o de Escobar?
V.: “Me cuesta decidirme, pero creo que más de Ibáñez. Aunque depende de los personajes en los que piense, pero Ibáñez tiene tantos… Quizás también por haber podido interpretar a Filemón, pero también por la simple cuestión de que mi padre me traía los comics de Ibáñez. En esto me cuesta definirme, pero si tuviera que decir un nombre, diría que Ibáñez”.
G.Y.: Una de tus facetas a destacar es tu perfil solidario. Fuiste presidente y vicepresidente de la ong Payasos Sin Fronteras. ¿Cuáles son sus objetivos?
V.: -“Ahora soy “payaso de base”. Los objetivos son fundamentalmente aliviar de alguna manera el dolor y el sufrimiento de los niños que están viviendo esas situaciones complicadas, ya sea por causas bélicas, desastres naturales, hambrunas, enfermedades, etc. Llegar hasta los lugares donde el dolor ha hecho mella e intentar espantar ese dolor a través de la risa y del humor”.
G.Y.: Con Payasos Sin Fronteras has visitado zonas en conflicto como Palestina, Irak y Kosovo. ¿Cómo fue la experiencia? Debe ser muy diferente a verlo en un reportaje de tv desde nuestro sillón…
V.: -“La sensación que he tenido en cada uno de los lugares en donde he estado es la cercanía a todos esos problemas. Creo que la televisión (y los medios de comunicación en general) generan una especie de efecto contradictorio: por un lado, acercan la noticia, pero por otro lado la alejan.
Lo que más me ha gustado de esta experiencia es sentir la cercanía de esa gente, porque cuando llegas a los sitios te hablan, y aunque sea en otro idioma, curiosamente tú eres capaz de entenderles; les puedes abrazar, les puedes oler, les puedes escuchar directamente y sentir cual es la realidad dolorosísima que están viviendo…
“Os invito a todos a colaborar con las diferentes organizaciones que ayudan (dado que los gobiernos no cumplen su misión en ese aspecto): desde apoyar económicamente, a participar como voluntario”.
La mayor lección que extraes es que ellos son nuestros vecinos; que el mundo es muy pequeño, sobre todo cuando se refiere a desastres. Ese desastre que está viviendo, por ejemplo, el pueblo palestino, está a solo unas pocas horas de vuelo. Y también podemos estar a unos minutos de un estallido mundial, si no sabemos manejar bien este tipo de situaciones. Porque si se nos va de las manos, se puede incendiar el mundo entero.
Creo que la mayoría de la gente quiere poner su granito de arena para ayudar, y cualquiera puede hacer algo desde el sitio en el que está, para aliviar algo esos problemas. El no sentirse solos ni olvidados reconforta muchísimo a esta gente; por eso os invito a todos a colaborar con las diferentes organizaciones que ayudan (dado que los gobiernos no cumplen su misión en ese aspecto): desde apoyar económicamente, a participar como voluntario. En nuestro caso os invito a conocer nuestra web www.clowns.org; puedes asomarte para ver qué tipo de trabajos hacemos, cuáles son nuestros presupuestos… (intentamos ser lo más transparentes posibles). Por ejemplo, todos los martes aquí en Madrid realizamos reuniones para que nos puedan conocer.
“Tenemos esta edad, y está condicionada por todo lo que hemos vivido antes. Y esto nos aporta un gran tesoro, que es la experiencia”.
G.Y.: ¿Qué mensaje trasladarías a los lectores de GY?
V.: -“Que estamos en un momento maravilloso (sobre todo porque ya no vamos a tener otro igual -risas-). Tenemos esta edad, y está condicionada por todo lo que hemos vivido antes. Y esto nos aporta un gran tesoro, que es la experiencia. Y todavía tenemos -gracias a la medicina, a los cuidados y hábitos de salud – un largo recorrido por delante. Estamos en ese momento crucial de la vida en el que aprovechándonos de la experiencia y pensando en el futuro, la vida que nos espera puede ser mucho mejor que la que hemos tenido. Yo al menos intento pensar eso cada día, cuando me levanto, dar gracias por todo lo que he vivido (incluso las cosas que no han sido buenas). Y pienso… ¿qué vas a hacer con el resto de tu vida? Y esa “mochila” de experiencia que tengo, en lugar de agobiarme, me hace llenarme de ilusión. Podré hacer muchas cosas, aunque probablemente ya no vaya a poder peinarme para atrás (carcajadas) . Hay que estar lo suficientemente ilusionado, y sanamente locos, como para pensar que lo que nos queda es mucho mejor que lo que ya hemos vivido. Y también les invitaría a compartir su tiempo y talento en actividades que beneficien a otros, porque eso rejuvenece mucho, mucho más que cualquier crema”.
Pepe, desde Gente Yold, nos pareces un loco muy sabio, sano y encantador. ¡Gracias por dedicarnos tu tiempo!
Más información:
http://iriaproducciones.entradas.plus/entradas/es/entradas_teatro-la-encerrona-de-pepe-viyuela
Entrevista: Guillermo Puche
Fotografías: Antonio Beas, de Krassia Photography para Gente Yold
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