Gente Yold. Entrevista a Rafa Sánchez y Luis Bolín de La Unión
“¡Que nos quiten lo bailao!“

Llevan más de 30 años en el complejo mundo de la música, y no solo han sobrevivido perfectamente, sino que andan liados en un montón de proyectos nuevos: producciones, giras en México, televisión…: “Aunque el cuerpo pasa factura, la cabeza sigue igual de joven, y esa es la energía que hay que aprovechar”.
Pocas canciones habrá que gusten a todo el mundo, pero de haberlas, una de ellas es, sin duda, el “Lobo hombre el París”, un temazo monumental que todos hemos bailado y tarareado alguna vez; tema estandarte de uno de los grupos más simbólicos y personales de los años 80, que engarzaron elegancia y rock bajo un nombre premonitorio: La Unión. Y es que llevan juntos más de tres décadas, ahí queda eso. Y han ido regando el camino con montones de canciones, muchas de las cuales también forman parte de cada una de nuestras historias: “Sildavia”, “Negrita”, “Más y más”, “Vuelve el amor”… Por eso nos encanta que nos visiten en Gente Yold. Pero es que además, su discurso es fresco y optimista, justo como a nosotros nos gusta.
Gente Yold: Lleváis en la carretera desde 1984 cosechando indiscutibles éxitos. ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Rafa Sánchez: -“No, para nada. Obviamente, nuestro largo repertorio nos está permitiendo sobrevivir, los conciertos acaban siendo un momento total, porque la gente conoce canciones como `Lobo hombre en París´, `Más y más´, `Es un volcán´, pero no somos una gente que nos hayamos instalado en el pasado. De hecho, nuestra manera de funcionar ahora mismo es la de ahora: no tenemos casa discográfica, funcionamos a través de la red, somos totalmente independientes, nos autoeditamos, nos autograbamos… O sea, a ese nivel estamos totalmente al día, pero como te decía antes, realmente nuestros conciertos funcionan por la carrera de treinta y tantos años que llevamos hecha”.
G.Y.:- Algunas personas dicen que los 80 fueron, tanto en el mundo de la música, como en general, especiales. ¿Opináis lo mismo?
Luis Bolín: -“Fue una época que, socialmente, tuvo unos ingredientes que conformaron una expresión cultural muy especial en nuestro país, y no solamente en España, sino también en muchos lugares del mundo. En Méjico, por ejemplo, también sucedieron cambios importantes. Cuando nosotros llegamos por primera vez a ese país surgía lo de `el rock en tu idioma´, porque en Méjico antes de 1987 los conciertos estaban prohibidos. Había una especie como de `tapón cultural´ y de ganas de que las cosas sucedieran. En España un poco lo mismo. Tras la apertura, a finales de los 70 y principios de los 80, nos encontramos con un caldo de cultivo excelente, mucha ingenuidad, muchas ganas, mucha libertad… no había leyes que estuviesen preparadas para lo que acontecía, que era muy efervescente y muy rápido. Y ese ambiente es lo que nos ha hecho ser las personas que somos: una gente inquieta, ecléctica… Tuvimos la suerte de caer en un medio como la música que nos permitió que, aun siendo muy novatos, te digan: ¡hala, a bailar ahí! Que te pongan en el escenario y lidiar con ello… Una carrera un poco de equilibrista, de bailar en la cuerda floja…
Pero sí, yo creo que los 80 fue una buena escuela para cualquiera. Y como decía Rafa, no lo vivimos con nostalgia. Somos unos supervivientes de aquello y lo que nos interesa ahora es el momento, ver cómo tus canciones llegan a la gente y por supuesto la nueva música que estamos haciendo”.
“Somos unos supervivientes de los 80 y lo que nos interesa ahora es el momento“.
La Unión nació en 1982 con cuatro miembros: Rafa Sánchez como cantante, Luis Bolín en el bajo, Mario Martínez en la guitarra e Íñigo Zabala en los teclados. Tuvieron además unos padrinos de honor: Nacho Cano, que ya volaba alto con Mecano y Rafael Abitbol. Con más de dos millones de discos vendidos a lo largo de su historia, ya en 2006 recibieron un doble disco de diamante por su carrera. Han editado 19 discos hasta la fecha, destacando sus grandes éxitos, algunos con verdaderos records, como “Lobo hombre en París” que se situó en el número 1 de las listas de éxitos durante tres meses consecutivos, y se quedó para siempre en nuestra mente.
G.Y.: Últimamente muchos artistas salen del paraguas de una compañía discográfica (vosotros sois un ejemplo) para producir de forma independiente sus trabajos. ¿Por qué habéis tomado esta decisión?
R. S.: -“Porque los tiempos han cambiado. Nosotros no tenemos ningún mal rollo con las discográficas, todo lo contrario. Ellos nos ayudaron a hacer todo este repertorio que tenemos, y con unos presupuestos de grabación con los que ahora se podrían realizar diez discos. Ellos han sido también parte de nuestro camino. Lo que pasa es que los tiempos han cambiado, no han sabido lidiar con la piratería, internet se las ha comido, no han sabido reaccionar. En cuanto a eso, sí podríamos estar un poco molestos porque no han sabido proteger nuestro repertorio, nuestro trabajo… Pero es más bien el signo de los tiempos.
“Las discográficas no han sabido lidiar con la piratería, internet se las ha comido, no han sabido reaccionar”.
Ahora mismo una discográfica tiene muy poco que ofrecer a un grupo como La Unión, sobre todo porque ellos funcionan con unos tiempos muy cortos: si en tres meses no ha funcionado tu último disco vas directamente al cajón. Nosotros ahora no tenemos esa ansiedad de éxito y de velocidad, de ir copando las listas: esto se ha transformado en una forma de vida. Nos permite ir a otro tiempo, hacer lo que nos da la gana -que es muy importante (risas)- y aparte nos hemos dado cuenta que el feed back que tenemos con la gente es muchísimo más amable que cuando hay una compañía de discos de por medio. Ahora, por ejemplo, tratamos con músicos de Méjico de tú a tú, no hay ni manager ni compañías de por medio que todo lo embarullen, y la verdad es que estamos haciendo unas producciones muy económicas, con mucho talento y la gente se acerca a nosotros. Hemos grabado un vídeo en Méjico con drones encima de las azoteas de los edificios por que el trato es super fácil con la gente de tú a tú”.
L.B.: -“Si intentas prepararlo, es imposible. Salió porque las cosas salen unas veces de una manera. Y bueno, muchas de las cosas que hemos hecho nacen porque la gente piensa que `La Unión es un grupo con el que me apetece estar´ (ya sea un videoartista, un dj, un productor…). Toda la gente a la que hemos lanzado la onda para que se involucrara ha venido, nos ha apoyado… Tenemos una colección de videos en nuestro canal con todo el trabajo que hemos hecho estos últimos años. En un primer momento no valoras tener esa colección. Pero cuando pasa el tiempo y ves que todo el trabajo que has hecho de repente está ahí, es estupendo. Y las colaboraciones quizá no tienen toda esa calidad que daban las compañías discográficas, con las que tenías unos presupuestos de flipar, pero también las cosas eran menos frescas. Quizá hemos perdido ese punto de pasarnos horas y horas comiéndonos la cabeza en un estudio para apostar por la frescura y estamos en esa línea”.
G.Y.: Esa decisión ha significado un cambio en la relación con vuestros seguidores?, ¿es quizá ahora más próxima?
R. S.: -“Totalmente. Ahora es on line. A través de las redes sociales (si no estás ahí, no existes) el acercamiento es total. Aparte de que hay muchos fans que ya llevan muchos años también con nosotros. A esa gente ya no la consideramos como el típico fan; es más familia. Incluso nos echan una mano increíble en redes, hacen las cosas mucho más virales. La Unión ahora mismo ya no somos Luis y yo (independientemente que Mario haya tenido que dejarlo por razones de salud), yo diría que La Unión es como un grupo al cual se acerca gente, apoya, mueve… Creo que todo ese crisol de ideas y de gente al final es lo que está conformando la nueva Unión”.
L.B: “El otro día un colaborador de estos que digo que `surgen de los bares´ (un fotógrafo que ha hecho el video de `fluye´ y nos apoya con fotografías, etc.) nos decía (con acento mejicano): `id a Méjico a seguir aumentando la leyenda´ (risas). Es un poco esa historia, el objetivo de seguir haciendo cosas. Ir a ciudades donde no hemos estado, donde sabemos que hay gente que nos sigue buscando. Tenemos un concierto el día 2 de marzo en Anaheim (California) y no nos atrevemos a ir porque las visas están complicadas, vamos a intentar solucionarlo de cara a mayo porque tenemos muchas más propuestas y hacerlo de una manera más coherente con una gira más intensa, pero la verdad es como una aventura, seguir ahí y tocar en sitios conectar con gente para los que has sido un mito en su vida, que van y te cantan la canción…”.
“Mantener la esencia es importante porque el cambio está ahí, tienes que asumirlo, pero no tienes que abandonar tus principios”.
G.Y.: “La forma cambia, la esencia permanece” es una frase vuestra. Ciertamente se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida.
L. B.: -“Siempre intentamos tener un punto de coherencia entre nuestro momento personal y lo que estamos haciendo. Seguimos sintiendo esa energía que nos aporta la música, buscando esa conexión con el público, pero obviamente ya no eres el mismo, vas cambiando. Nuestras canciones son las mismas, pero al igual que nosotros, la forma como las interpretas va cambiando. `Lobo hombre en París´ fue un poco la inspiración de esa idea: la canción que un día hicimos con un bit de 45 ahora hay que bajarla 3 tonos y medio en el tono de la voz, transformándola en un tema mucho más íntimo y lento… eso es lo que significa. La esencia de la canción permanece, sigue siendo `Hombre Lobo en París´, pero cambia completamente su imagen. Y eso se puede trasladar a cualquier aspecto de la vida.
Mantener la esencia es importante porque el cambio está ahí, tienes que asumirlo, pero no tienes que abandonar tus principios. De hecho, la hemos grabado en francés, como un tributo a Boris Vian, como devolverle el regalo en su idioma y yo creo que lo ha pillado. Donde esté Boris seguro que lo ha captado (risas)”.
“La música es de las pocas cosas legales que producen desmayos”.
G.Y.: Otra frase vuestra es “la música es de las pocas cosas legales que producen desmayos”. Explicádnoslo.
R. S.: -“Es mía (risas). Esa frase siempre la he dicho por lo mal tratada que ha estado la música en este país. De hecho, por ejemplo, las apariciones en televisión se han planteado como algo promocional. Cuando Rafaella Carra aparecía en TVE y se llevaba 4 kilos, para los demás no quedaba nada. Creo que el vendernos barato ha conseguido infravalorar todo. Sin embargo, ves ahora niñas que están en un concierto de Justin Bieber y caen desmayadas al suelo. La música tiene un potencial espectacular. Y debemos darle el valor que realmente tiene”.
L.B.: -“Eso son las hormonas también (risas)”.
R.S.: -“Creo que se ha tratado mal a la música. Igual que ahora, por ejemplo. He leído después de la entrega de los premios Goya que, si mejora un poco la situación económica, le van a reducir el IVA al cine. Y a la música… ¿qué?”.
L.B.: -“Ya hemos asumido que trabajas para el Estado. En ese aspecto cuando te hablaba de libertad en esos años 80 era un poco esa libertad, que te permitía ser dueño de tus actos y por supuesto: `si la cagabas, la pagabas´. Hoy día te tienen controlado a todos los niveles, datos que generas en tu teléfono, con tus llamadas, con tus movimientos, te controlan con cámaras… Antes cuando te pirabas, te pirabas. A veces pienso donde poderme esconder del mundo (risas)… “.
R.S.: -“Creemos mucho más en la libertad que en la prohibición. Las prohibiciones solo generan mafias”.
G.Y.: ¿Qué preferís, grandes escenarios o locales pequeños para vuestras actuaciones?
R. S.: -“Cada cosa tiene su rollo. Tenemos varios shows diferentes y está claro que no funcionas igual en un estadio que en un teatro. Es mucho más `cool´ en un teatro y mucho más “show” en un estadio. La verdad es que disfrutamos de igual manera en cualquier escenario. Pero también es cierto que es mucho más complicado en recintos pequeños, porque las caras del público las tienes a escasos metros y ves sus reacciones; tienes que ser mucho más `fino´, no tienes 200.000 watios de sonido que pueden hacértelo todo un poco más `redondo´, pero creo que ganas unas tablas increíbles”.
G.Y.: Uno de los elementos característicos en La Unión es la tremenda fuerza de sus directos desde el comienzo…
R. S.: -“El orden es muy importante. Una entrada fuerte tiene mucho que ver con el momento en el que apagas las luces y la gente hace….¡¡¡wowwwwwwww!!! Está todo muy pensado. De hecho, a veces en ensayos sin público preparas un orden de temas y las testas en las diez primeras actuaciones. Y si vemos que no funciona como debe, lo cambiamos”.
G.Y.: Acabáis de volver de Méjico. ¿Cuál es el motivo de vuestra vinculación tan estrecha con ese país?
L. B.: -“Nosotros mismos éramos un poco ajenos a ello. Nos lo descubrieron los fans a base de insistir en las redes sociales. Una vez que llegamos allí empezamos a ver que “Hombre lobo en Paris” es un tema casi mítico. No había un grupo que no la versionara, es un auténtico icono en el país. Y vamos allí a trabajar duro, a picar piedra. Hemos estado ocho veces en los dos últimos años; tenemos una “familia” allá que nos apoya, basada en los fans. Y muchos proyectos. Por ejemplo le estamos dando forma a un directo en televisión con músicos mejicanos invitados, algo que nos ilusiona mucho. Esa convivencia musical es muy enriquecedora. También estamos ahora con un proyecto en Antena 3 Música que se editará en breve, y que actualmente se está emitiendo en Antena3 TV por las noches”.
G.Y.: Por último, ¿qué diríais a los lectores de GY?
R. S.: -“Lo que digo en mis conciertos, que los 50 son los nuevos 40 y que realmente, aunque el tiempo vaya pasando factura a tu cuerpo, lo que está dentro de tu cabeza sigue teniendo prácticamente 18. Creo que esa es la energía que tienes que aprovechar. Y en nuestro caso, el rock nos lo pone muy fácil”.
L.B.: -“Formamos parte de una generación muy afortunada, que hemos vivido unos tiempos realmente únicos, irrepetibles, con mucha abundancia de todo, con una gran proyección de crecimiento, y que…”.
R.S.: (interrumpe) -“Te voy a dar el titular `que me quiten lo bailao´”.
L.B.: -“Eso” (risas).
Más información:
Entrevista: Guillermo Puche
Fotografías: Antonio Beas, de Krassia Photography para Gente Yold
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