Mundo Yold. Se cumplen 60 años del fallecimiento de la mítica actriz
La muerte de Marilyn: un misterio sin resolver

En agosto de 1962 Marilyn Monroe parecía volver a sonreír: se había comprado una casa y estaba ilusionada con nuevos proyectos. O, al menos, eso parecía por fuera. Por dentro, los temores de siempre y sus peligrosas compañías amenazaban cada vez más su frágil estado mental. Pese a las numerosas teorías sobre su muerte, el misterio permanece.
Muchos dijeron que no tenía remedio: que era contradictoria, autodestructiva, con tendencias depresivas, que estaba siempre al borde del suicidio; que fue ella misma la que terminó con su propia vida aquel fatídico 4 de agosto de 1962, cuando solo tenía 36 años. Otros aseguraron que no tenía razones para querer morir; que atravesaba su mejor momento; que después de sus fracasos matrimoniales estaba aprendiendo a vivir por sí misma y se encontraba ilusionaba con la compra de su primera casa, la cual había empezado a decorar. Tenía una agenda llena de proyectos… Nadie que deseara morir se embarcaría en tantos planes.
Una imagen refrescante y natural de la belleza de Marilyn
Y muchos han sido también los que han desarrollado diferentes teorías para demostrar que hubo responsables de su muerte. Algunas aseguran que fue asesinada por sus peligrosas relaciones con los Kennedy. Otras especulan sobre un posible accidente médico, por la mala gestión de los especialistas que le recetaban demasiados tranquilizantes o por el exceso de la propia actriz al consumir estos fármacos.
Peinado a contraluz
La actriz sigue viva en el imaginario popular, convertida en un mito inmortal.
En cualquiera de los casos, el hecho es que se cumplen 57 años desde que Norma Jean -Marilyn Monroe para el mundo- falleciera, con tan solo 36, en su casa del acomodado barrio de Brentwood Heights, en Los Ángeles, sin que se haya esclarecido la causa de su muerte. Pese al tiempo trascurrido, la actriz sigue viva en el imaginario popular, convertida en un mito inmortal. Sus imágenes siguen fascinando al mundo y recorren las redes sociales en pleno siglo XXI. La belleza de Marilyn no ha envejecido ni un ápice: resulta igual de cercana, atemporal y natural hoy, como lo era entonces. Por ello, y porque nunca pudo aclararse, su muerte nos sigue conmocionando y se encuadra entre los grandes enigmas del siglo XX.
La actriz relajada en el dormitorio de un hotel
Casa nueva, vida nueva
Aquellos que alegaron que la actriz estaba viviendo un buen momento, que no entraba en sus planes quitarse la vida, tienen parte de razón. Los años anteriores no habían sido fáciles para la estrella. Tras su fulgurante éxito en los años 50, el impacto de convertirse en una de las mayores celebridades del mundo, y su propio bagaje personal, le empujaron a padecer continuos ataques de nervios y depresiones y al abuso de las drogas y el alcohol. Sus dos matrimonios previos con el jugador de béisbol Joe DiMaggio y con el escritor Arthur Miller habían fracasado rotundamente. Sus crisis le habían llevado a ser hospitalizada por cuadros de ansiedad. Pero en el año 1962, las cosas parecían estar más tranquilas.
Con Arthur Miller en el día que anunciaron su boda
Ese año, Marilyn había adquirido su primera y única casa, una coqueta construcción de estilo mexicano con jardín y piscina en el número 12.305 de Fifth Helena Drive, Brentwood, al oeste de Los Ángeles. Era la primera vivienda que había comprado para sí misma y estaba volcada en su decoración. En los días previos a su muerte había encargado el mobiliario, los cuadros, objetos de arte… Todo parecía indicar que pensaba con ilusión en su futuro hogar, algo que no parece propio de quien quiere quitarse la vida. Además, Marilyn comenzaba una nueva y muy prometedora fase en su trabajo: pocos días antes había sido portada de revistas como Life y Paris-Match.
Una de las últimas fotografías que le hizo su amigo George Barris
Había renegociado los términos de su contrato con su productora, la Fox, que incluía nuevos e interesantes proyectos como un musical con Gene Kelly. Había escrito una carta a su profesor de interpretación, Lee Strasberg, en la que exponía sus proyectos, entre otros, crear una productora con su amigo Marlon Brando. Su amigo, el fotógrafo George Barris, le hizo una preciosa serie de fotografías en el mes de junio, pocas semanas antes de morir, en las que se la ve relajada y tranquila.
Con los estilistas de una sesión fotográfica de George Barris
Algunos especialistas, como el forense español José Cabrera, que ha analizado miles de documentos de aquellos meses y cintas grabadas por la actriz están convencidos de que Marilyn no quería morir; al contrario: en esa fase de su vida estaba llena de proyectos y ganas de hacer cosas.
Marilyn eran una gran lectora, una pasión que le acompañó toda la vida
Su psiquiatra, el doctor Ralph Greenson, adquirió un protagonismo exacerbado en su vida.
Peligroso psiquiatra
Pero lo cierto es que, en mayor o menor medida, el lado oscuro de la diva y sus tendencias depresivas seguían estando ahí. Y ese lado oscuro además convocaba a personajes perturbadores, como su propio psiquiatra el doctor Ralph Greenson, que había adquirido un protagonismo exacerbado en su vida. Greenson había abandonado a todos sus pacientes para volcarse solo en Marilyn; la había introducido en su familia y se había convertido en una especie de “tutor vital”.
Ralph Greenson dejó a todos sus pacientes para atender exclusivamente a Marilyn
Él fue quien aconsejó a la actriz la compra de la casa de Helena Drive porque estaba muy cerca de la suya propia, y quien introdujo en la vivienda a Eunice Murray como ama de llaves, enfermera y, de paso, una vigilante afín a sus intereses. Greenson llegó incluso a asesorar profesionalmente a Marilyn, que llegó a cultivar hacia él una especie de dependencia que superaba claramente los correctos límites profesionales de una relación paciente-psiquiatra. Marilyn, que ya mantenía una relación de total dependencia con sus profesores de interpretación, Lee y Paula Strasberg (que acabaron siendo sus principales herederos), quedó atrapada en otra relación igualmente tóxica con su psiquiatra.
La actriz en un momento de tristeza
Algunos estudiosos de la muerte de Marilyn acusan de ella al doctor Greenson, que también se ocupaba de medicar a la actriz que padecía insomnio crónico. Con la ayuda prescriptiva de otro médico y la asistencia de Eunice como enfermera, Greenson le administraba continuamente barbitúricos (Nembutal, el fármaco que supuestamente la mató) y narcóticos (hidrato de cloral). Algunas teorías aluden a un suministro de fármacos mal gestionado por los médicos y la enfermera como causa real de su fallecimiento. Algo muy parecido a lo que sucedería, décadas más tarde, con el famoso cantante Michael Jackson.
En el rodaje de una película de George Cukor
Asuntos complejos
Pero estos no eran los únicos personajes extraños que rodeaban a Marilyn, que por aquel entonces mantenía numerosas y complicadas relaciones con amigos y amantes. Entre ellos, el actor y cantante Frank Sinatra y su rat pack, su grupo de colegas, en el que encajaban otros famosos como Dean Martin, Sammy Davis o Peter Lawford, un guapo actor de la época casado con la hermana del presidente Kennedy, Patricia Kennedy. De hecho, el fin de semana anterior a su muerte, Marilyn lo pasó con el grupo de amigos de Frank Sinatra en Lake Tahoe, donde se hizo fotos con algunos de los asistentes.
Con los hermanos Kennedy tras cantar para el presidente John F.K. la famosísima felicitación en el Madison Square Garden
En esos meses, según numerosos testigos de la época, también había iniciado un tórrido romance con el joven presidente John F. Kennedy a quien justamente habría conocido gracias a Peter y Pat. Entre las numerosas teorías -ninguna de ellas realmente confirmada- sobre el flirt, está la de que Monroe, poco después, también se habría liado con Robert Kennedy, el hermano del presidente y con José Bolaños, un director mexicano de ideología comunista. Este tumulto de encuentros habría despertado la alarma total entre los asesores presidenciales que alertaron a los Kennedy de la necesidad de cortar toda relación con Marilyn. Algo que a la estrella le habría molestado profundamente, hasta el punto de amenazarles con desvelar importantes secretos presidenciales.
Con su último amor, José Bolaños
Este argumento, digno de un folletín, es la base de las teorías que acusan a los Kennedy de haber encargado la muerte de la artista. Hubo testimonios que dijeron haber visto a Robert Kennedy en la casa de Marilyn la tarde de su fallecimiento, pero lo cierto es que ningún dato o prueba realmente seria ha trascendido al respecto. Un ex agente de la CIA, Norman Hodges, en su lecho de muerte confesó que él había matado a Marilyn con una inyección de hidrato de cloral y Nembutal. Pero en la autopsia no se encontraron rasgos de ningún pinchazo en su cuerpo. En resumen, ninguna de estas teorías ha podido demostrarse.
Barris siempre supo destacar la naturalidad de Marilyn posando
Testimonios contradictorios
La jornada del 4 de agosto Marilyn permaneció todo el día en su nueva casa, si bien habló con distintas personas que ofrecieron versiones bien distintas sobre su estado de ánimo. Por ejemplo, su agente, Pat Newcomb dijo que la había encontrado bien aquel día, ilusionada porque pronto le traerían nuevos muebles desde México. Al igual que Pat, Joe DiMaggio Jr, hijo de su exmarido, declaró haber hablado por teléfono con ella pasadas las 19 horas y que Marilyn se mostró alegre y de buen humor, e incluso bromearon.
Sin embargo, el psiquiatra Greenson, que la visitó la misma tarde dijo hallarla triste y nerviosa, mientras que Peter Lawford manifestó que hablaron también pasadas las 19 horas y que la artista estaba totalmente decaída; hasta incluso se despidió de él con estas palabras: “Dile adiós a Pat (la esposa de Lawford), dile adiós a Jack (el presidente Kennedy) y me despido de ti porque eres un buen tipo”.
Bert Stern fue otro de los fotógrafos que retrataron a la actriz poco antes de su muerte
Pruebas inconclusas, datos contradictorios, informes que desaparecieron… siguen convirtiendo al caso Marilyn en un misterio eterno.
Eunice, la ama de llaves y vigilante del doctor Greenson, testigo clave del caso, ofreció distintas versiones de los hechos durante años. Primero dijo que había llamado a la puerta de la habitación de Marilyn sobre la medianoche y que, como no contestó, avisó al doctor Greenson que llegó inmediatamente, entró en la habitación de la actriz por la ventana y encontró el cadáver. Posteriormente cambió su versión y contó que fue sobre las 3 de la mañana cuando vio la luz de la habitación de Marilyn encendida y se extrañó porque ella no contestaba. Precisamente por estas contradicciones, algunas teorías señalan como culpables a Greenson y Murray, y argumentan que entre ambos suministraron a Marilyn una dosis letal de fármacos y luego borraron las pruebas. Sería precisamente para deshacerse de estas pruebas por lo que tardaron varias horas en llamar a la policía.
Inspección policial en el domicilio de la actriz tras su fallecimiento
Los datos de la investigación fueron igualmente confusos y contradictorios: el informe forense indicaba que la muerte se había debido a una sobredosis de Nembutal, pero el médico que realizó la autopsia no encontró restos de este fármaco en el estómago. El doctor Greenson llamó a la policía para avisar de la muerte a las 4.25 a.m. del domingo 5 de agosto, pero hay pruebas de que murió unas ocho horas antes. Otro despropósito: si la actriz había tomado tantas pastillas, ¿por qué no se encontró ningún vaso de agua en su habitación? Y, por otra parte, el sargento de la policía de Los Ángeles, Jack Clemmons, declaró que la posición del cadáver no era natural en un suicida, que parecía estar colocado a propósito.
La noticia de su muerte conmocionó a la sociedad occidental
Pruebas inconclusas, datos contradictorios, informes que desaparecieron… El complejo escenario y las contradicciones en los testimonios y pruebas siguen convirtiendo al caso Marilyn en un misterio eterno. Desde la muerte de la actriz han surgido, además, miles de supuestas nuevas pruebas, tesis y noticias sobre el tema, pero lo único que han hecho es, si acaso, liar todavía más este asunto. ¿Fue Marilyn asesinada por ser “peligrosa” para los Kennedy? ¿Fue un suicidio? ¿Fue un accidente del médico, al que se le fue la mano con la administración de sustancias? ¿Fue un accidente de la propia Marilyn, que mezcló bebidas con medicamentos? Seguramente, nunca lo sabremos. De lo único que tenemos certeza es que, desde el más allá, la rubia más famosa del celuloide nos sigue seduciendo con su bellísima imagen, que se ha convertido en un mito eterno, que su imagen no envejecerá jamás.
No sabemos cómo murió Marilyn Monroe, pero sí sabemos que estará siempre con nosotros.
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