Mundo Yold. Hoy recordamos a esta excepcional artista multidisciplinar, a la que la realidad nunca se le quedó pequeña
Las fantásticas realidades de Leonora Carrington

Pintora, escultora, orfebre, novelista, poeta… Apenas le quedaron ámbitos por explorar a Leonora Carrington. La creadora multidisciplinar supo trasladar a sus ambiciones artísticas la misma libertad con la que vivió su vida a salto de mata. De su Inglaterra natal saltó a México, su país de adopción, pasando antes por una dolorosa temporada en un hospital psiquiátrico de Santander. Hoy queremos contarte su historia y hablarte de su poética y misteriosa obra.
El talento de Leonora Carrington daba para mucho y ella lo sabía. Rebelde desde niña, supo escapar de todos los convencionalismos de su época y clase con firmeza y determinación. De su madre y abuela heredó una gran capacidad para la fabulación, su imaginación iba al galope, y desde muy joven se impuso a las pretensiones de su padre, que quería presentarla en la corte de Jorge V y casarla con algún candidato de la aristocracia de más rancio abolengo.
Pero nuestra artista tenía otros planes mucho más interesantes. Con apenas veinte años cumplidos, abandonó sin pena la mansión victoriana de la familia, su torre almenada, su campo de croquet, su té de las cinco y, tras una cena en Londres, en la que conoció al talentoso y atractivo pintor Max Ernst, huyó con él al sur de Francia.
Huyó de su acomodada familia aristocrática para vivir con Max Ernest y dedicarse a la pintura.
En St Martin-d´Ardèche compartió casa con el artista durante un tiempo. Ernst, 26 años mayor que ella, fue amante y también maestro de algunas de las técnicas pictóricas que Carrington desarrolló en su obra, como el característico frottage.
Trout finch, uno de los óleos creados con detalles frottage
Su aventura amorosa y artística se truncó cuando comenzó la II Guerra Mundial y Ernst fue arrestado y enviado a un campo de concentración. Leonora quedó desolada, muerta de miedo. Ante su deterioro mental, unos amigos la ingresaron contra su voluntad en un hospital psiquiátrico de Santander. Por mediación de un doctor primo suyo consiguió escapar del infierno que fue para ella su hospitalización de cinco meses. Años después, en sus Memorias de Abajo, Leonora dejó testimonio del horror que vivió: “¡No admito su fuerza, el poder de ninguno de ustedes, sobre mí. Quiero ser libre para obrar y pensar; odio y rechazo sus fuerzas hipnóticas!”, gritó antes de abandonar la clínica. Toda su obra estuvo marcada por esta terrible experiencia.
En Portugal, para afianzar su libertad recuperada y escapar de las presiones de su familia, que pretendía ingresarla en otra clínica de Sudáfrica, se casó con Renato Leduc, amigo de Picasso, en lo que fue una fugaz unión de circunstancial conveniencia.
Tras la estancia de un año en Nueva York, viajó a México donde pasaría el resto de su vida. En México, “la patria natural del surrealismo”, según André Breton, se divorció y allí tuvo a sus dos hijos con el fotógrafo húngaro Chiki Weisz.
Mexicana de adopción se integró en la vida artística e intelectual entre genios como Remedios Varo o Luis Buñuel.
La fotógrafa Lee Miller retrató a Carrington y Ernest en Cornwall en 1937, poco antes de su huida a París
Allí se hizo amiga de los grandes talentos surrealistas locales: Remedios Varo, Kati Horna, Buñuel, Alejandro Jodorowsky y de muchos otros intelectuales y artistas: Frida Kalho, Diego Rivera, Octavio Paz…
A Leonora no le costó nada prescindir de las comodidades que su aristocrática familia podía procurarle y vivió de forma modesta, hasta los 94 años, en una casa-estudio hoy transformada en museo, en San Luis de Potosí (cuya estupenda página web merece la pena visitar: http://leonoracarrington.com.mx/index.html).
La artista con sus dos hijos
“El viejo topo que nada en los cementerios”, como ella se definió, murió en 2011; está enterrada en el Panteón inglés de la Ciudad de México.
Para ilustrar sus múltiples facetas dejamos aquí algunas detalles ilustrados con imágenes y palabras de la propia artista.
Leonora surrealista
La etiqueta de surrealista siempre le quedó pequeña. Fue la descubridora de un imaginario radicalmente personal, poblado de seres fantásticos y objetos perturbadores. André Bretón tenía una teoría: la consideraba como una embajadora de otro mundo, una bruja, profeta del otro lado, reveladora de claves misteriosas y secretas.
La giganta es uno de sus óleos más destacados
Su interés por la Cábala, la magia y el ocultismo le condujo a ilustrar una baraja del Tarot, y llegó a ser maestra de su amigo Alejandro Jodorowsky, al que leía las cartas y daba lecciones desde la cocina de su casa.
Gran admiradora de la pintura flamenca y claramente influida por el Bosco, creó universos fantásticos, espacios de ensueño, figuras antropomorfas y animales increíbles.
Leonora pintora
Creadora de más de 70 obras, entre óleos, grabados, dibujos… la Leonora pintora se desarrolló durante toda su vida, desde que de niña pintaba delicados caballitos voladores en sus cuadernos escolares.
Green tea
Gran admiradora de la pintura flamenca y claramente influida por el Bosco, creó universos fantásticos, espacios de ensueño, figuras antropomorfas y animales increíbles, en atmósferas plenas de misterio y desasosiego, cuya interpretación siempre dejó abierta a la mirada del espectador.
Leonora escultora
En los últimos años de su vida, Leonora se sintió más escultora que pintora y de esta etapa última son la mayoría de sus piezas en tres dimensiones. A menudo de grandes dimensiones, son habituales en calles y parques del Distrito Federal y otras ciudades mexicanas.
Jaguar de la noche, Virgen de la cueva, Dragonesa, Máscara carnívora, Cantante muda, Elefanta, Inventora del atole, Camaleón y Cocodrilo son algunas de ellas. La mitología y el mundo de los sueños vuelven a ser la fértil fuente de la bebe.
Leonora escritora
Una de sus primeras obras literarias fue el relato corto La casa del miedo (1938), cuyo prefacio e ilustraciones son de Max Ernst.
Al año siguiente publicó la colección La dama oval (La dame ovale), que incluía el relato “La debutante” y siete collages de Ernst.
Hacia mediados de la década de los 40, escribió su primera novela, La puerta de piedra, que no fue publicada hasta 1976.
Memorias de Abajo, el cuadro en el que representó su encierro en Santander
Pero quizá lo más impactante de su producción escrita son sus Memorias de Abajo, el relato de su terrible experiencia en el hospital psiquiátrico santanderino.
En los 50, Leonora participó en un movimiento teatral de vanguardia, Poesía en voz alta, aportando textos rompedores, valiosos en su imaginería y simbolismo.
Profundamente concienciada por las desigualdades de género, Leonora fue una de las primeras feministas destacadas en México.
Leonora feminista
Profundamente concienciada por las desigualdades de género, Leonora fue una de las primeras feministas destacadas en México. Se implicó en el movimiento que surgía y trabajó durante años por la igualdad. Como testimonio, queda el poster que diseñó para el colectivo feminista, Mujeres Conciencia.
Mujeres Conciencia
Y quedan también sus numerosas declaraciones sin desperdicio:
-“Ser mujer sigue siendo muy difícil todavía. Y debo decir, con un mejicanismo, que solo se supera con mucho trabajo cabrón”.
-“No tuve tiempo de ser la musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser artista”.
-“La tendencia de las mujeres artistas a ser eclipsadas por sus parejas masculinas es, lamentablemente, recurrente, y para las mujeres involucradas en el círculo surrealista, la situación era aún más tensa”.
-“Aunque me gustaban las ideas de los surrealistas, André Bretón y los hombres del grupo eran muy machistas. Solo nos querían a nosotras como musas alocadas y sensuales para divertirlos, para atenderlos”.
Leonora animalista
La artista siempre manifestó un enorme y emocionado respeto por la naturaleza y los animales.
La posada del caballo del alba
Particularmente por los caballos. Los pintó y esculpió toda la vida; ella sentía su fuerza, su guía espiritual. La posada del caballo del alba (1937) es uno de sus más emblemáticos óleos: la propia artista aparece vestida con los pantalones característicos de los jinetes, mientras un caballito de madera se balancea delicadamente sobre su cabeza.
También la hiena apareció de forma constante en su obra. Para ella simbolizaba el mundo de la libertad, de la noche y de la unión.
Leonora actriz
Como curiosidad, en este interesantísimo vídeo –https://www.youtube.com/watch?v=6adkfilT83o– hay una fugaz aparición de Leonora en una de las películas mexicanas de Luis Buñuel, Un alma pura. Muy recomendable para escuchar el bonito acento mexicano de la artista y sus curiosos comentarios sobre momentos especiales de su vida.
Hasta el final de sus días, Leonora hizo gala de un carácter resiliente y un talento verdaderamente peculiar.
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