Mundo Yold. La espantosa matanza perpetrada por colonos europeos en Myall Creek
Myall Creek, la terrible masacre de aborígenes en tierras australianas

En 1838, los colonos blancos asesinaron a 28 hombres, mujeres y niños aborígenes cerca de la estación Myall Creek, en la región australiana de Nueva Gales del Sur. La masacre es un recordatorio desgarrador de la violencia colonial de Australia y uno de los raros casos en que los asesinos fueron juzgados y condenados a muerte.
En la década de 1830, la violencia fronteriza alrededor de Nueva Gales del Sur, el estado al sureste australiano, se había generalizado tanto que el asesinato de aborígenes por parte de ganaderos y colonos británicos era prácticamente un hecho común, a pesar de que la ley británica expresaba claramente que hechos de este tipo constituían un crimen que podía castigarse con la pena de muerte.
Aunque sea uno de los pocos casos conocidos, la masacre de Myall Creek fue solo uno de tantos eventos violentos que acompañaron a la expansión de los colonos en la región de Gwydir, en el noreste de Nueva Gales del Sur, en el siglo XIX. Muchos hablan de exterminio, ya que los ataques violentos entre 1837 y 1838 fueron totalmente salvajes. Hoy en Gente Yold te contamos este triste episodio de la historia.
La masacre de Myall Creek fue solo uno de tantos eventos violentos que acompañaron a la expansión de los colonos en la región de Gwydir.
Contexto
En 1838, hacía 51 años que los británicos se había establecido en Australia. La forma de ganar terreno era casi siempre la misma: los pastores y ganaderos blancos se adentraban en las tierras aborígenes, despojando a los pueblos indígenas de la tierra que los nutría física y espiritualmente.
Los aborígenes no estaban dispuestos a renunciar a la tierra que habían cuidado durante milenios, por lo que se desarrollaron numerosos y cruentos enfrentamientos entre ambos grupos. Con un temor claro a ser superados en número por las tribus aborígenes, algunos colonos intensificaron las escaramuzas, hasta convertirlas en auténticas atrocidades. Hoy sabemos que fueron auténticas masacres de aborígenes.
Así, pandillas de ganaderos se embarcaron en lo que se conoció como el Big Bushwhack: una cacería de aborígenes que duró varios meses. Los colonos británicos consideraban que no había nada de malo en dispararles y violar a sus mujeres. Entre todas ellas, la masacre de Myall Creek lamentablemente se diferencia por ser un ejemplo extremo y bien documentado de lo que los colonos europeos eran capaces de perpetrar en los pueblos aborígenes.
Los colonos británicos consideraban que que no había nada de malo en disparar a aborígenes y violar a sus mujeres.
Los hechos
Normalmente, este tipo de masacres eran presenciadas únicamente por los asesinos, pero debido a que la de Myall Creek ha sido ampliamente documentada, ahora podemos saber de forma más precisa lo que sucedió. Era junio de 1838 y hacía algunos meses que unos 50 aborígenes se habían trasladado a la estación -como se denominaba en Australia a los ranchos de Norteamérica- de Myall Creek, por invitación de un ganadero que trabajaba allí.
La noche en la que se perpetraron los terribles hechos, diez de ellos, todos hombres, se encontraban trabajando en una estación vecina, a 50 kilómetros de distancia. Cuando se enteraron de que un grupo de ganaderos armados planeaba ir a la estación Myall Creek caminaron de regreso tan rápido como pudieron. Era demasiado tarde.
Los ganaderos, encabezados por John Fleming, ya galopaban hacia las cabañas de la estación de Myall Creek, donde los aborígenes que quedaban estaban preparando la cena. Los ganaderos juntaron a todos los aborígenes, totalmente indefensos, y les ataron las manos con una larga cuerda. Minutos después llevaron a todos ellos a un barranco junto a la colina, a unos 800 metros al oeste de las cabañas de la estación, donde les asesinaron. Los aborígenes fueron acuchillados y decapitados, sus cuerpos sin cabeza quedaron esparcidos por el lugar. Como si de un juego de niños se hubiera tratado, los ganaderos montaron su campamento allí mismo y bebieron y celebraron la terrible atrocidad que acababa de perpetrar.
Los aborígenes fueron acuchillados y decapitados, sus cuerpos sin cabeza quedaron esparcidos por el lugar.
No satisfechos con los crímenes que ya habían cometido, parte de los ganaderos marcharon en busca del resto de los integrantes del grupo para asesinarlos, ya que sabían que se encontraban en la estación vecina. Regresaron dos días después a Myall Creek, donde desmembraron y quemaron los cuerpos.
Parece probable que estos mismos ganaderos perpetraron días más tarde otra masacre cerca de la ciudad de Inverell. Según se conoce, entre 30 y 40 aborígenes fueron asesinados y sus cuerpos arrojados a una gran hoguera.
El juicio
Casi tres semanas después, se informó de la atrocidad a la policía de Sydney. El gobernador de Nueva Gales del Sur, George Gipps, ordenó inmediatamente abrir una investigación sobre el caso. Diez de los sospechosos fueron identificados y marcharon 300 kilómetros hasta Sydney para ser juzgados. Sin embargo, su líder, John Fleming, escapó.
En el primer juicio todos los acusados fueron declarados inocentes.
A medida que se difundieron las noticias sobre los prisioneros, su captura atrajo un gran interés social. Dada la animadversión hacia los aborígenes por parte de la población blanca, la sociedad pronto se mostró a favor de los acusados y un prominente terrateniente se ofreció a financiar su defensa.
Los juicios comenzaron el 15 de noviembre de 1838, frente al Presidente del Tribunal Supremo de Nueva Gales del Sur, James Dowling. El primero de ellos se basó en pruebas escasas, prácticamente inexistentes. Nadie, aparte de los asesinos, había presenciado la masacre y se habían llevado todos los cuerpos antes de que pudieran ser recuperados como prueba. Todos los acusados fueron declarados inocentes. Uno de los miembros del jurado, años más tarde, declaró al diario The Australian que, aunque sabían que los acusados eran culpables de asesinato, no podían condenar a un hombre blanco por matar a un aborigen: “Yo veo a los negros como un conjunto de monos y cuanto antes sean exterminados de la faz de la tierra, mejor. Sabía que los hombres eran culpables de asesinato, pero nunca volveré a ver a un hombre blanco ahorcado por matar a un negro”.
En ausencia de cualquier cadáver, el jurado tardó solo 15 minutos en declarar a los acusados no culpables, ante los vítores de la multitud en la corte. Pero tras la solicitud del fiscal general James Plunkett, se le concedió otra acusación.
El segundo juicio, diez días después, persiguió solo a siete de los diez hombres acusados originalmente y se centró en el asesinato de un solo niño aborigen. Finalmente, el jurado los declaró culpables del asesinato. El 18 de diciembre de 1838 se condenó a muerte a los siete ganaderos, a través del método de la horca. Por segunda vez en la historia de Australia, un grupo de hombres blancos eran condenados por el asesinato de aborígenes.
Lamentablemente, la participación de los otros tres hombres en la masacre de Myall Creek nunca fue investigada. Por supuesto, el veredicto y la sentencia causaron indignación entre los colonos. Se firmaron peticiones y se realizaron recaudaciones de dinero para contratar a los mejores abogados que defendieran a los asesinos. Para los artífices de la terrible matanza era inconcebible que se les acusase de crimen, puesto que lo que ellos hicieron era algo que ocurría constantemente por parte de ganaderos blancos.
En este interesante vídeo puedes ver una escenificación de lo que fueron los juicios de Myall Creek.
¿Conocías los terribles hechos ocurridos en Myall Creek? ¿Qué te parece el trato de los crímenes en los juicios? No dudes en compartir tus sensaciones con nosotros a través de los comentarios o en alguna de nuestras redes sociales. ¡Nos vemos muy pronto!
Más información:
http://www.environment.gov.au/heritage/places/national/myall-creek/
http://www.myallcreekmassacre.com/Myall_Creek_Massacre/Home.html
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