Mundo Yold. Hoy queremos homenajear a la que marcó un antes y un después en las telenovelas

Treinta años de Corazón Salvaje, una gran joya de la televisión

 

 

Inés Almendros
27 septiembre, 2023

En 1993 el productor José Rendón y su entonces esposa, la guionista María Zarattini, pusieron en marcha esta gran superproducción de Televisa, basada en la obra de Caridad Bravo Adams, que en este 2023 ha cumplido tres décadas. A lo largo de los años su calidad incuestionable la ha convertido en una serie de culto que va mucho más allá de una clásica telenovela. La muerte temprana de sus dos protagonistas principales, Eduardo Palomo y Edith González, le añadió además el halo de lo único e irrepetible. Hoy nos sumergimos en el mundo de Corazón Salvaje.

Es el paso de los años el que acaba refrendando la grandeza de una obra; es el tiempo el que otorga la categoría de lo que merece ser considerado como clásico. Y eso es lo que ha sucedido, definitivamente, con Corazón Salvaje, la superproducción televisiva mexicana realizada por Televisa en 1993, concebida inicialmente como una telenovela, pero que trascendió por completo este concepto. Tres décadas después de su creación, la historia de Juan y Mónica sigue siendo considerada como uno de los dramas románticos televisivos mejor realizados jamás (pese a algunos intentos posteriores, que mejor no recordar). Aunque han pasado nada menos que 30 años, la obra y sus protagonistas mantienen millones de admiradoras (también muchos masculinos), que se reúnen a través de foros, grupos y clubs de fans internacionales; e igualmente consigue anualmente una gran audiencia en las plataformas donde se puede ver.

Corazón Salvaje marcó una época y sigue teniendo millones de seguidores en el mundo

No es para menos: la versión de Corazón Salvaje de 1993 fue una especie de Lo que el viento se llevó, versión latina y televisiva; una superproducción excepcional creada y dirigida por José Rendón para Televisa con un fabuloso guion de su entonces esposa, María Zarattini, que contó además con una ambientación espectacular y un reparto de auténtico lujo.

La historia de Juan y Mónica sigue siendo considerada como uno de los dramas románticos televisivos mejor realizados jamás.

Especialmente acertada fue la decisión de otorgar los principales papeles -el corajudo pero noble Juan del Diablo y la dulce y valerosa Mónica de Altamira- a los actores Eduardo Palomo y Edith González. La brutal interpretación con la que dieron vida a sus personajes y la fascinante química y tensión erótica entre ellos sencillamente traspasaban la pantalla. Pero hubo otros muchos motivos más que hicieron tan excepcional a Corazón Salvaje:

La química entre la pareja de protagonistas

Una historia perfecta. La trama de la serie se basa en la novela del mismo nombre creada en 1957 por la escritora Caridad Bravo Adams, mexicana hija de actores cubanos, autora de numerosas obras dramáticas adaptadas para la radio y la televisión.

La autora de la novela original, Caridad Bravo Adams

La telenovela se sitúa en 1900 y narra la historia de Juan del Diablo, valiente y noble contrabandista, nacido pobre y privado de apellidos y familia, aunque en realidad es hijo natural del rico terrateniente Francisco Alcázar y Valle. Juan inicia un romance con Aimée, condesa de Altamira, sin saber que esta es la prometida de su hermanastro Andrés, el heredero legítimo de los Alcázar y Valle. Antes de casarse con Aimée, Andrés también había renunciado a su compromiso matrimonial con la hermana de esta, Mónica, quien queda sumamente abatida por el rechazo. Despechados ambos, Mónica y Juan acaban enamorándose en medio de un mar de encuentros, desencuentros y pasiones cada vez más agónicos y emocionantes, que mantienen el suspense y la tensión desde el primero de los capítulos hasta el final.

La serie relata los enredos de amor entre Juan, Mónica, Andrés y Aimée

Sobre esta deslumbrante historia, María Zarattini desarrolló un excelente guion con un ritmo enloquecido y una trama que se despliega como un perfecto juego de matrioskas, esas muñecas rusas que esconden dentro de ellas otras muchas muñecas. A partir de los dos grandes secretos (que Juan es el hijo bastardo de Francisco Alcázar y que él y Aimée fueron amantes), se genera una serie de intrigas y maquinaciones cada vez más emocionantes, que a su vez dan lugar a otros secretos, enredos, confabulaciones y tramas de cada vez de mayor intensidad.

La trama desarrolla un mar de encuentros, desencuentros y pasiones cada vez más agónicos y emocionantes, que mantienen el suspense y la tensión desde el primero de los capítulos hasta el final.

En cada ocasión en la que se descubre un secreto, los personajes amañan nuevas confabulaciones. La trascendencia de los hechos va in crescendo y el drama y la tensión alcanzan cotas antológicas. Para que todo encajara, Zarattini supo ensamblar las piezas, datos y argumentos como un reloj.

El fantástico guion no da tregua a sustos y emociones

La narrativa de los diálogos, a veces profunda y deliciosamente lenta, poco tiene que ver con los de cualquier otra telenovela, pareciéndose mucho más a la del teatro dramático que a un programa de la pequeña pantalla. Zarattini recurrió a muchos modismos de la época, y huyó de estereotipos inherentes a las producciones románticas.

El guion apenas ha envejecido y mantiene su actualidad, tensión emocional y el toque literario y sensible que la escritora le supo dar.

Teniendo en cuenta que la producción es de 1993 y narra una historia decimonónica, cierto es que algunas expresiones y formas hoy sin duda serían cuanto menos cuestionadas (como los celos a veces patológicos de Juan) y, seguramente, Zarattini habría desarrollado de otra forma. Sin embargo, lo cierto es que el guion apenas ha envejecido y mantiene su actualidad, tensión emocional y el toque literario y sensible que la escritora le supo dar.

La serie mantiene hasta el final su tensión argumental

Un elenco de excepción. La elección inicial de los actores no fue fácil (la propia Salma Hayek se presentó al casting para interpretar a Mónica), pero el matrimonio Rendón-Zarattini acertó de pleno en la selección. Además de los ya mencionados Eduardo Palomo y Edith González, Corazón Salvaje reunió a algunos de los mayores talentos de la interpretación mexicana, como Enrique Lizalde, actor magistral, de incomparable voz, quien justamente había dado vida a Juan del Diablo en una versión previa de 1966. Por su parte, Ana Colchero y Ariel López Padilla clavaron a la pareja antagónica, la malvada -pero libre y desacomplejada- Aimée, y el atormentado Andrés Alcázar.

La pareja antagónica, Aimée y Andrés

Especial peso en el drama tuvieron también las veteranas Claudia Islas y Luz María Aguilar, que ofrecieron un increíble recital de actuación interpretando a las respectivas viudas de Alcázar y de Altamira. Alrededor de ellos, un excelente conjunto de secundarios perfiló un elenco de personajes perfectos para la trama. Cada escena se ensayaba y preparaba previamente a las grabaciones, cuidándose hasta el extremo. La exquisita dicción de algunos intérpretes responde al hecho de que muchos venían del teatro (como el propio Eduardo Palomo).

Los tres grandes veteranos de la obra, Enrique Lizalde, Claudia Islas y Luz María Aguilar dieron un auténtico recital de maestría interpretativa

Más allá de la televisión. El productor José Rendón enfocó la producción desde una visión creativa, más cercana al cine que a la televisión, lo que logró con la ayuda del director de escena, Alberto Cortés, que consiguió un trabajo de gran sensibilidad y originalidad.

En la hacienda donde se rodaron buena parte de las tomas

El relato se narra a través de una fotografía preciosa en la que los paisajes, la luz, la ambientación, el vestuario y maquillaje son también protagonistas. Para recrear los paisajes de San Pedro -localidad donde se desarrolla la historia-, se rodó en lugares históricos de Puerto Vallarta, Nayarit y Cuernavaca. Buena parte de la serie se grabó en la soberbia Hacienda de Vistahermosa, un fantástico conjunto de edificaciones y jardines del siglo XVI, hoy convertido en hotel. La extensión de sus construcciones, todas en piedra, proporcionaron a la producción un amplísimo plató donde se pudieron recrear distintos ambientes, desde la Hacienda de Campo Real, a las mansiones de los Alcázar y las Altamira, el pueblo, la taberna, etc.

La cuidada iluminación, con buena parte de la narración en penumbra, resalta el dramatismo de la trama

La iluminación es otro de los puntos que diferencian a esta serie: la oscuridad, las luces y contraluces son fundamentales en la ambientación de las escenas, sobre todo en las conversaciones y escenas íntimas, con intensas penumbras y sombras que acentúan los rasgos de los personajes. Gran parte de la obra se desarrolla en este ambiente tenue de íntima oscuridad.

El vestuario se cuidó hasta el extremo

Respecto al vestuario, trabajaron en la obra varios equipos de sastrería que, dirigidos por especialistas y expertos en la época, confeccionaron cientos de prendas: vestidos, blusas, faldas o abrigos, para las actrices; trajes, camisas, pantalones, casacas o blusones para los protagonistas masculinos. Y todo ello, con sus correspondientes complementos y accesorios de la época: zapatos, sombreros, guantes, sombrillas o limosneras para ellas; chalecos, corbatas, lazos, gemelos o botas, para ellos.

Para las escenas íntimas, se confeccionaron conjuntos de lencería de la época, de gran delicadeza

Doña Catalina y Doña Sofía lucen sobrios vestuarios correspondientes a viudas de la época, pero con una diferencia: la actriz Luz María Aguilar (Catalina) se negó a aparecer siempre vestida de negro, algo que solucionaron los expertos de vestuario con atuendos de colores sobrios, rematados con detalles luctuosos en negro y tonos oscuros. Mención especial merece la lencería que lucieron las actrices Edith González y Ana Colchero, que se cuidó hasta el extremo para enriquecer el erotismo de las escenas íntimas, con la confección de delicados corsés, corpiños, enaguas o calzones adornados con bordados, puntillas y lazos. Los maquilladores y peluqueros supieron realzar el carácter fogoso y sensual de Aimée frente a la belleza serena y espiritual de Mónica; mientras que el carácter duro y cruel de Sofía se perfiló con contundentes rasgos de eyeliner y máscara negros, el maquillaje de doña Catalina subrayó su personalidad voluble y a veces histérica.

Los actores protagonistas Eduardo Palomo y Edith González, ambos nos dejaron a muy temprana edad

Para rematar la superproducción, el maestro Jorge Avendaño compuso una banda sonora maravillosa, cuyo tema principal llevaba el nombre de la serie, y que fue interpretada por Manuel Mijares. También se incluyó el tema Romaza, cantado por Plácido Domingo y que se utilizó para la versión de España.

La magia de lo irrepetible. La emisión de Corazón Salvaje fue un éxito sin precedentes en Latinoamérica, España e Italia, donde los protagonistas -sobre todo Palomo y González- se convirtieron en auténticos mitos de la pantalla. En México aún se recuerda cómo, durante los capítulos de su primera emisión en 1994, el país se paraba literalmente para seguir los acontecimientos de la serie.

Por este gran éxito, en los siguientes años después de su estrenó se habló mucho de una segunda parte. Pero cuando todo parecía preparado para ello, se produjo la muerte súbita del protagonista Eduardo Palomo, que falleció de un infarto fulminante el 6 de noviembre de 2003, con tal sólo 41 años, mientras cenaba con su esposa y amigos en un restaurante de Beverly Hills, Los Angeles, ciudad en la que se encontraba proyectando su carrera en Hollywood. Aquello detuvo los planes de una secuela de la serie. Pero no sería la única gran tragedia: también Edith González, la inolvidable Mónica, murió demasiado joven, en 2019, con tan solo 54 años, debido a un cáncer de ovario. La desaparición temprana de sus inolvidables protagonistas borró para siempre cualquier posibilidad de una secuela, y convirtió a la serie en una obra única y ya irrepetible, lo que amplió más aún su halo de leyenda.

Treinta años después de su estreno, Corazón Salvaje puede verse en Latinoamérica, en una versión restaurada, en algunas plataformas como VIX; sin embargo, en Europa, debemos conformarnos con la gran cantidad de videos que se encuentran colgados en Youtube y otras redes, pero de muy mala calidad, ya que son copias de copias compartidas a lo largo de los años. Con el deseo y la solicitud de que Televisa tenga compasión de nosotros y gestione la posibilidad de volver a disfrutar de ella en esta parte del mundo, cerramos este nuestro homenaje particular a la obra inolvidable.

 

Comentarios

  1. Patricia Vasquez dice:

    Excelente reseña, que destaca los elementos positivos y la maestría de los actores. Para mi, es la mejor telenovela de época qué produjo Televisa.

  2. Guadalupe Isabel Cadena De la Peña dice:

    Peña
    29 septiembre, 2023
    La miré hace treinta años, me gustó tanto que cuando me casé en1994, pedí a las personas que tomaron el vídeo de nuestra Boda que musicalizara con la música instrumental de Corazón Salvaje.
    Ahora con mi hija de 21 años, la vuelvo a ver… Dos generaciones, y a las dos, nos ha atrapado (para mi, es como si no la hubiera visto antes). Solo nos faltan nueve capítulos para el final.
    Excelente tu artículo. Saludos a España

  3. Vivi dice:

    Gracias por tan excelente reseña me encanto muy completo ????????????????????????????????gracias!!!

  4. María Isabel dice:

    A mi también me gustaría que la echarán me encanta la novela corazón salvaje es mi delirio de la novela me encanta

  5. Arturo Mendoza dice:

    En Corazón Salvaje de 1993 todo fue extraordinario, pensaron en todo para hacer de esta telenovela un ícono del drama, romance y suspenso, todo al mismo tiempo.

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