Mundo Yold. Visitamos la obra estilizada y elegante del pintor decimonónico
William Henry Margetson, el pintor que miraba con amor a las mujeres

Las bellas y esbeltas mujeres retratadas en ambientes elegantes son el sello inconfundible de la pintura de William Henry Margetson, un pintor hoy quizá poco reconocido del que, sin embargo, se imprimen multitud de copias para decorar nuestros hogares de nuestro siglo XXI. Y es que, indudablemente, el estilo amable y exquisito del artista resulta muy decorativo y confortable. Hoy nos acercamos a sus mejores lienzos en nuestra pinacoteca digital.
William Henry Margetson (1861-1940) inició su formación como pintor en la legendaria Royal Academy School, fundada nada menos que en 1768 por un grupo de pintores y arquitectos. También cursó estudios en la prestigiosa Royal College of Art.
Lavanda fresca. Óleo
Así completó sus estudios artísticos y empezó a recibir sus primeros encargos, sobre todo retratos de damas de la alta sociedad. De esta forma, se fue labrando un nombre entre los círculos refinados del Londres decimonónico. Y es que la mayoría de sus pinturas recrean ambientes burgueses o aristocráticos, siempre bellos y cuidados. Sus mujeres son altas, esbeltas y elegantes, híper femeninas, iconos de la belleza que evoca a la pintura prerrafaelita, una de sus grandes influencias, junto al estilo del ya famoso en la época, Alma Tadema.
Sus mujeres son altas, esbeltas y elegantes, híper femeninas, iconos de la belleza que evoca a la pintura prerrafaelita.
También, Margetson se acercó a una suerte de costumbrismo elegante y representó mujeres ocupadas en tareas domésticas variadas, posando libremente, regando o tomando el té.
La mayoría de sus pinturas recrean ambientes burgueses o aristocráticos, siempre bellos y cuidados.
En las arenas
Desde luego, se puede asegurar que fue un pintor reconocido y hasta famoso a caballo de finales del siglo XIX y principios del XX. En 1885 expuso por primera vez, y nada menos que en la Royal Academy. Algo más tarde también tuvo su oportunidad en la Royal Society of British Artist, el Royal Institute of Oil Painters y la Grosvenor Gallery. Y ese mismo año recibió la Medalla Armitage por sus estudios en la Royal Academy.
The Sea Hath its Pearls (1897)
Uno de sus lienzos más aclamados fue The Sea Hath its Pearls, que se exhibió en 1897 en la Royal Academy, y ahora se halla en la Art Gallery of New South Wales, en Australia.
La lavandera
Sin embargo, también supo en ocasiones atreverse con modelos no femeninos; de tal forma que uno de sus retratos más admirados es el de un hombre: el poeta Lord Alfred Tennyson, que se exhibe en la National Portrait Gallery.
Ilustración para Las leyendas del Reu Arturo y sus caballeros
Algunos de sus óleos incorporan un trabajo lumínico muy interesante, que recuerda a grandes nombres como Monet o Sorolla.
Postal para la Women Writers’ Suffrage League
De todas formas, Margetson no quiso limitarse al género retratístico, aunque era con el que se ganaba la vida, y también se recreó en otros temas, como los religiosos y alegóricos, e ilustró infinidad de libros de todo tipo y tarjetas postales, como la diseñada para la Women Writers’ Suffrage League, en la que una mujer, arrastrada por el prejuicio, intenta aferrarse a la Justicia, representada según el canon iconográfico clásico, como una mujer con los ojos vendados.
Ilustración para La Cenicienta
Su estilo fue evolucionando desde el academicismo victoriano que triunfaba en los salones londinenses, hacia una línea más ligera, de pincelada más suelta, influenciada por el postimpresionismo y el prerrafaelismo. Algunos de sus óleos incorporan un trabajo lumínico muy interesante, que recuerda a grandes nombres como Monet o Sorolla.
El paseo
En 1889 se casó con la también artista Helen Hatton, a quien había conocido trabajando en un proyecto de ilustración común. A Helen la retrató en numerosas ocasiones, entre ellas en uno de sus óleos más admirados, En el telar (1895).
Retrato de la mujer del artista para el óleo En el telar (1895)
Al comienzo de su carrera vivió y trabajó sobre todo en Londres, pero luego se trasladó a Blewbury y Wallingford. En 1940 falleció en esta última localidad de Oxfordshire, a los 78 años.
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