Yoldilandia. Este año se cumple el 105 aniversario de su nacimiento
Gloria Fuertes, mucho más que nuestra poeta

Hace 105 años nació la poeta de nuestra infancia, que tantos versos nos leyó en televisión. Pero su imagen infantil de alguna forma desdibujó a una increíble mujer que luchó por escribir y ser ella misma en una época complicada. La poeta que viajaba en bicicleta, la de versos con faldas, la Gloria diferente y especial, es la que queremos hoy conocer.
Durante nuestra infancia, los yold nos acostumbramos a aquella figura grande, excéntrica, no bella, pero sí tierna y familiar, que salía tanto en la televisión. No se parecía a nuestras madres, ni siquiera a la “señorita” del cole. Gloria Fuertes no se parecía a nadie. Al contrario: en aquellas pacatas postrimerías del franquismo, se paseaba por los platós de televisión con su cuerpo grandote y sus chiripitiflaúticos chalecos, como si fuera una especie de don Pinpón desgarbado, que no encajaba con nada. Pero luego, cuando se ponía a leer, todo tenía sentido. Sus versos eran más comprensibles para nosotros que cualquier otra cosa que podíamos escuchar. Su mundo de personajes de colores era, sin duda, el auténtico, el de verdad. Lo excéntrico, lo extraño, lo que no podía ser… eran aquellos retazos de realidad que ya por entonces escuchábamos en las noticias, donde hablaban de políticos, asesinatos, terrorismo. Frente al mundo real de fuera, que se delataba ya agresivo y batallero, Gloria nos ofrecía un universo amable, fascinante y colorido. El mundo que debía ser de verdad.
“Con trocitos de papel,
de chocolate de ayer.
Con chocolate de bizcocho
de la nariz de Pinocho.
Con ruedas de bicicleta,
con raqueta de un atleta.
Con trocitos de un planeta,
con trocitos de un poeta.
Así se hace una estrella.
Y también se puede hacer:
haciendo reír a un pez,
dando saltos sobre un pie,
dando un beso sin por qué
¡Así se hace una estrella!”.
Para los niños de décadas atrás Gloria Fuertes fue nuestra madrina en el mundo de las letras. Gracias a ella muchos descubrimos la belleza de la poesía y empezamos a dibujar sueños con palabras. Pero, de alguna forma, su fama como autora infantil eclipsó por completo a la auténtica escritora, a la literata con mayúsculas que, a día de hoy, es más reconocida fuera de España, donde se la considera como una de las autoras claves del siglo XX, con una visión más amplia de la que goza en su propio país, donde la circunscribimos prácticamente al ámbito infantil. En 2016, Google le dedicó su “doodle” del día (un dibujito que puede verse en el buscador). En 2017, cuando se cumplió el centenario de su nacimiento, la compañía de aviación noruega Norwegian decoró la cola de algunos de sus aviones con su retrato. En España se prepararon numerosos actos para homenajearla, como la exposición que organizó la Biblioteca Nacional.
Poeta, que no poetisa
Gloria nació el 28 de julio de 1917 en la castiza calle de la Espada, en Madrid, en el barrio de Lavapiés, humilde zona de familias trabajadoras. Su madre era modista, y su padre trabajó como portero.
El edificio de la Gota de Leche, donde trabajaba el padre de Gloria. La finca sufrió uno de los peores bombardeos de Madrid, que ella siempre recordó.
Gloria pasó su niñez jugando en las plazas de Tirso de Molina y Mesón de Paredes, y estudió en un colegio de monjas que no le gustaba mucho.
“Me llevaron a un colegio muy triste
donde una monja larga me tiraba pellizcos
porque en las letanías me quedaba dormida”.
Dada la condición humilde de la familia, Gloria no pudo estudiar durante muchos años, aunque había mostrado evidentes dotes para escribir y leer. Se matriculó en el Instituto de Educación Profesional de la Mujer para sacar su título de Taquigrafía y Mecanografía y el de Higiene y Puericultura. Pero luego se apuntó a estudiar Gramática y Literatura, que era lo que le gustaba de verdad; tanto, que sus primeros versos los escribió con 14 años, y en 1932 publicó su primer poema “Niñez, Juventud, Vejez“.
En los años difíciles de su adolescencia y juventud
Pero su adolescencia y su juventud no pudieron ser más tristes y la marcaron profundísimamente. Murió su madre, por lo que se vio obligada a abandonar los estudios para empezar a trabajar. El comienzo de la guerra en 1936, como repetiría a lo largo de su vida, también la marcó completamente. Así lo relató en su poema autobiográfico:
“…A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre,
se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino…!”.
Desde el inicio de la guerra hasta 1958 trabajó como administrativa y secretaria en diferentes empresas, en “horribles oficinas“, según ella misma confiesa. Pero nada de esto empaña su ilusión por escribir y su empeño en hacerlo.
“Soy alta
…en la guerra
llegué a pesar cuarenta kilos.
He estado al borde de la tuberculosis,
al borde de la cárcel,
al borde de la amistad,
al borde del arte,
al borde del suicidio,
al borde de la misericordia,
al borde de la envidia,
al borde de la fama,
al borde del amor,
al borde de la playa,
y, poco a poco, me fue dando sueño,
y aquí estoy durmiendo al borde,
al borde de despertar”.
En 1935 ya publica sus primeros versos en revistas como Madrid Ilustrado, e incluso da sus primeros recitales de poesía en Radio Madrid. Por esos años, con dos compañeras, funda el grupo Versos con faldas, que organiza recitales de poesía en bares y cafés madrileños. En 1950 escribe su primer libro de poemas: “Isla Ignorada“ y continúa colaborando, cada vez más, en revistas como Rumbos, Poesía española, El pájaro de paja, y otras infantiles como Chicos, Chicas, Flechas y Pelayos o el diario Arriba.
Durante años, recorría pueblos y barrios para acercar la poesía y la literatura a todo el mundo
Su arduo trabajo como escritora, su empeño en acercar la lectura a los niños (recorría los barrios y los pueblos de la sierra en moto o bicicleta para hacer lecturas), su presencia constante en los círculos literarios, y su amistad con Phillys Turnbull la ayudan a conseguir la beca Fulbright en Estados Unidos, y gracias a ella su vida da un giro importante: abandona Madrid y se marcha de España: “la primera vez que fui a la universidad fue para dar clases”, diría Gloria con los años. A partir de ahí, su carrera como escritora realmente despega, publicando en revistas, escribiendo libros y colaborando con numerosas instituciones.
Su trabajo con los niños españoles se hizo ya del todo popular a partir de los años 70, cuando empezó a colaborar en Televisión Española, en programas como “Un globo, dos globos, tres globos” o “La cometa blanca“. Ese fue el momento en que la Gloria televisiva de los niños, de alguna forma y sin quererlo, se comió a la Gloria escritora y a su grandiosa obra de adulta.
Resumir la importancia y el sentido literario de la obra de Gloria Fuertes es prácticamente imposible, por su cantidad y calidad. Aunque la crítica convencional la incluyó en la Generación del 50, su obra supera con mucho esa etiqueta, ya que atravesó muchas épocas, movimientos, sensibilidades… Todas marcadas, eso sí, por el increíble dominio del lenguaje, el humor, el toque infantil que de alguna forma estaba presente en sus creaciones más adultas y oscuras. El amor, la paz, la contradicción, la vida como un juego, la vida con humor, estaban presentes en una obra en la que destaca, sobre todo, el increíble ingenio para manejar las palabras de una artista sumamente sensible, cuya vida emocional mantuvo muy en secreto, aunque contó que su primer amor fue un obrero republicano desaparecido durante la guerra, y el segundo, un médico de derechas que permanecía preso en la cárcel durante la contienda. Mucho sufrimiento que quedó reflejado en la intensidad de sus versos, y que generó la personalidad única y diferente de una de las pocas chicas intelectuales, cultas, distintas que había en el Madrid de la posguerra, que ya en los años cuarenta, paseaba en bicicleta con falda pantalón, corbatas y atuendos masculinos.
En los últimos años, Gloria Fuertes también ha sido celebrada como mito lésbico, aunque lo cierto es que ella nunca quiso manifestarse al respecto (eran otros tiempos). Es famoso el relato de Vicente Molina Foix sobre lo que la escritora le dijo en cierta ocasión, mientras él la entrevistaba: “Me contó, mientras yo tomaba notas a diestra y siniestra, que en cierta ocasión, al sufrir un desengaño, pensó seriamente en el suicidio. ‘Fui al metro decidida a matarme. Pero al ir a sacar el billete ligué, y en vez de tirarme al tren me tiré a la taquillera’. Cuando me harté de reír, le pregunté: ¿Puedo contar esto, Gloria?. ‘No. Ahora no. Yo vivo de mis libros infantiles, y estas cosas podrían asustar a los padres, que son los que los compran’. Naturalmente, respeté su deseo”.
Este año se cumplen 105 años de una mujer diferente, que nació poeta y luchó para que le dejaran ejercer como tal; que nos ayudó a muchos niños de diferentes generaciones a que comprendiéramos la magia de la poesía. No te preocupes, Gloria, poeta, tu maleta de versos siempre viaja con nosotros…
“Nací para poeta o para muerto,
escogí lo difícil
—supervivo de todos los naufragios—,
y sigo con mis versos,
vivita y coleando.
Nací para puta o payaso,
escogí lo difícil
—hacer reír a los clientes desahuciados—,
y sigo con mis trucos,
sacando una paloma del refajo.
Nací para nada o soldado,
y escogí lo difícil
—no ser apenas nada en el tablado—,
y sigo entre fusiles y pistolas
sin mancharme las manos”.
Más información:
http://www.gibralfaro.uma.es/biografias/pag_1590.htm
http://www.cervantesvirtual.com/portales/gloria_fuertes/autora_apunte/
Inés Almendros
Fotos: http://www.gloriafuertes.org/
Dos libros la recuerdan este año y tienen muy buena pinta, uno editado por Blackie Books, con fotos inéditas, entrevistas y otros documentos, además de su poesía; otro ilustrado por Noemí Villamuza, ¡estoy deseando tenerlos!
Su poesía infantil es una delicia para adultos e infantes, pero su poesía más “adulta”…
Gracias Oscar por compartir esta página y hacerme recordar a Gloria. Pudo poner color a la vida con el lenguaje infantil que entienden los adultos.
Los jóvenes Yold no envejecen
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