Mundo Yold. Hoy, hace 200 años, llegó a las librerías inglesas la primera edición de Orgullo y prejuicio
Jane Austen: de novelista rosa, nada

Lejos de ser una simple autora de novelitas románticas, Jane Austen es hoy mirada con ojos más limpios de tópicos reduccionistas. Su capacidad irónica, su penetración psicológica y su talento para retratar toda una sociedad –la de la época de la Regencia- hacen de ella una verdadera escritora compleja y necesaria, plenamente vigente. Hoy, con el pretexto de los doscientos años de la publicación de una de sus grandes novelas, Orgullo y prejuicio, reivindicamos la modernidad de su obra.
Hoy en día, se puede hablar de un fenómeno Austen. La escritora tiene fans lectores en todo el mundo; sus novelas se siguen traduciendo y publicando, y son numerosísimas las películas, series y obras de teatro basadas en sus historias.
Boceto de Jane dibujado por su hermana Cassandra
Elizabeth Bennet y Darcy, por mencionar solo dos de sus carismáticos personajes, siguen vivos y despiertan pasiones. Y, para colmo, se celebra un festival anual que concentra a miles de lectores entregados que, con trajes de época, se pasean por las calles de Bath (Reino Unido), bailan en sus salones y visitan los lugares de culto inmortalizados por la autora.
La escritora tiene fans lectores en todo el mundo; sus novelas se siguen traduciendo y publicando, y son numerosísimas las películas, series y obras de teatro sobre sus obras.
Retrato de Jane Austen por Humphry Ozias (1792-93), óleo, colección privada
La más irónica de las escritoras
Como dice Fernando Galván, catedrático de Filología Inglesa, en la media docena de novelas de la escritora –Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio, Mansfield Park, Emma, La abadía de Northanger y Persuasión– se encuentra “un retrato de la sociedad acomodada de su tiempo, con personajes –sobre todo femeninos– que viven en un mundo rural y aislado, de pequeña nobleza terrateniente”. Y es que a Jane le interesaba contextualizar sus tramas con detalles de los espacios interiores y exteriores, donde se desarrolla la vida cotidiana de sus personajes, sin dejar de diseccionar también sus intríngulis psicológicos. Las cuitas, los desamores y las preocupaciones económicas asolan la vida interior de sus protagonistas, la mayoría mujeres “en edad de merecer”. Todo ello aderezado con una ironía a ratos sutil y a ratos descarada, que ameniza su prosa hasta provocar sonrisas y hasta alguna carcajada. Humor de la campiña británica en estado puro.
Ilustración de Persuasión
Austen no es una escritora complaciente, ni ñoña –como tantas veces ha sido calificada por los que no saben leer-; ridiculiza a muchos de los nobles que retrata; apela al lector inteligente, con un lenguaje divertido, que juega con todos los matices posibles. La escritora se ríe de las situaciones y muestra personajes patéticos, complejos y también dulces y bien intencionados.
De esta manera, Austen convierte a sus lectores en cómplices. Al reírse de sus protagonistas, nos ayuda a reírnos también de nosotros mismos, y así nos engrandece y dignifica; respeta la inteligencia del lector.
Austen no es una escritora complaciente, ni ñoña –como tantas veces ha sido calificada por los que no saben leer.
Edición original de 1813
Antes y después de Orgullo y prejuicio
Claire Tomalin, su biógrafa oficial, asegura que Jane pasó por muchas dificultades para publicar, pero que una vez se publicaron dos de sus novelas –Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio– fueron muy bien acogidas y leídas. Sin embargo, lamentablemente, el resto a sus cuatro novelas fueron póstumas.
Se dice que hay mucho de Austen en sus heroínas protagonistas, pero fue Elizabeth Benneth, la heroína de Orgullo y prejuicio, la que verdaderamente encarnó su ideal de mujer. Inteligente, irónica, bondadosa, honrada, sincera… así deseaba ser Jane y así creó a Eliza. Por otra parte, el protagonista masculino, Darcy, encarna el ideal de hombre para muchos y muchas, y es el crush declarado de lectores y lectoras de toda condición.
Grabado de Orgullo y prejuicio
Austen nació en un buen momento para las publicaciones literarias femeninas, pues ya a comienzos del siglo XVIII los editores habían empezado a publicar más obras escritas por mujeres.
Orgullo y prejuicio se publicó en 1813, tras el éxito de Sentido y sensibilidad (también traducida como Juicio y sentimiento). En ella, reúne sus temas recurrentes con la historia de las cinco hijas de la señora Bennett, mujer estúpida cuya única finalidad en la vida es conseguir una buena boda para todas ellas.
Los protagonistas Elizabeth y Darcy en la última versión cinematográfica de la novela
Egerton publicó la primera edición en tres volúmenes de tapa dura con un precio de 18 chelines, y una segunda edición en noviembre de ese año. La tercera edición se publicó en 1817.
–“Es una verdad universalmente aceptada que todo soltero en posesión de una gran fortuna necesita una esposa”. Con esta sentencia, Austen escribió uno de los inicios de novela más famosos de la historia de la literatura. En él se transparenta la sempiterna ironía de la escritora, se aclara el tema principal de la novela –la relación matrimonio/fortuna- y es imposible no seguir leyendo los cientos de páginas que esperan al lector, ya enamorado desde las primeras líneas.
-“O&P (Orgullo y prejuicio) se ha vendido. Egerton me ha pagado 110 libras por él. Yo hubiera preferido 150, pero no se podía dar satisfacción a los dos. No me sorprende en absoluto que no eligiera aventurarse tanto… El dinero se pagará al final de cada año”, le escribe Austen a su amiga Martha Lloyd. Gracias a esta novela, nuestra autora pudo solventar algunos de los acuciantes problemas económicos que padecía su familia tras la muerte de su padre.
Ilustración para Emma
¿Feminista? ¿Consciente de la subyugación de la mujer al hombre?
Estas cuestiones son fundamentales para entender bien su obra. La escritora habla muy claro sobre los problemas económicos que sufren la mayoría de sus heroínas. Y, de este modo, convierte a la economía en uno de sus temas prioritarios; en sus novelas se habla de rentas y se especifican las cantidades concretas que poseen, reciben, heredan o comercian todos los personajes, pero mayoritariamente los masculinos, que son los verdaderos poseedores de la riqueza.
La mítica casa de Chawton, lugar de peregrinación para los fans
Y es que, como decía Unamuno, su obra encaja en lo que se ha llamado la intrahistoria de los personajes. Al detallar todo el contexto interno y externo de la realidad social, Austen no olvida remarcar que una mujer no podía heredar, y por ello, su realidad era absolutamente precaria y dependiente de los deseos y caprichos masculinos.
Nuestra escritora fue una gran lectora de Mary Wollstonecraft, considerada una de las primeras feministas de la historia, autora de la imprescindible Vindicación de los derechos de la mujer (1792). Wollstonecraft opinaba que el matrimonio era un contrato de venta, un ejercicio de prostitución legal y es indudable que influyó en nuestra autora. La propia Jane rechazó una petición de matrimonio.
La preciosa colección de sellos sobre las novelas austenianas
Austen no olvida remarcar que una mujer no podía heredar, y por ello, su realidad era absolutamente precaria y dependiente de los deseos y caprichos masculinos.
Austen conocía los principios del feminismo que iba despertando en esos momentos… Fueron femeninos todos los personajes protagonistas de sus novelas; ella se tomaba en serio a las mujeres, sus circunstancias económicas y sociales, sus dilemas morales. O sea que, si bien no se puede asegurar tajantemente que Austen fuera una protofeminista, sí es incuestionable que era del todo consciente de la situación de supeditación de la mujer al hombre, y por ello denunció con claridad la injusticia que suponía la imposibilidad femenina de heredar.
Además, Jane se declaró antiesclavista convencida, lo que dice mucho a favor de su concepción igualitaria de la condición humana.
¿Siguen vigentes sus historias doscientos años después?
Rotundamente sí. Austen abordó y diseccionó los conflictos morales universales; uno de sus temas fundamentales es la dialéctica hombre-mujer, el conflicto entre los sexos y la experiencia amorosa. Y este tipo de conflictos, desgraciadamente, existen y existirán siempre. Austen, además, da un giro al punto de vista de sus contemporáneos románticos, pues se burla de los amores exagerados, los trances y desmayos que padecían los personajes literarios del Romanticismo.
Y también, como prueba de su vigencia y de su carácter de clásico de la literatura, son las numerosas adaptaciones cinematográficas, teatrales y televisivas que se han hecho de todas y cada una de sus novelas; y prueba también son los grandes escritores que declararon estar influenciados por Austen: Virginia Woolf, Ian Mckewan, Kipling, Harper Lee, Walter Scott…
Por último y como curiosidad: cada mes de septiembre, desde 2001, se celebra el Jane Austen Festival en la ciudad de Bath, donde la autora vivió varios años. Lectores de todo el mundo se reúnen para asistir a lecturas públicas, obras de teatro y danza, en lugares de la ciudad inmortalizados por la escritora. Se trata de un festival realmente especial: los participantes se visten a la manera de la época de la Regencia, visitan la casa de la escritora y viven su sueño austeniano, mientras pasean y bailan las danzas del XIX. Y es que realmente, la obra de Austen sigue despertando interés internacionalmente; hay verdaderas legiones de fans y es todo un fenómeno socioliterario.
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