Mundo Yold. Crónica final de la que fue juguete de monarcas absolutistas y sanguinarios revolucionarios cuando se cumplen 200 años de su ejecución

Los últimos días de María Antonieta: del lujo a la guillotina

 

 

Redacción Yold
9 octubre, 2023

Me acaban de condenar, no a una muerte honrosa, que solo lo es tal para los criminales”, le escribía María Antonieta a su cuñada, la princesa Isabel poco antes de subir al cadalso. Así lo cuenta el escritor austríaco Stefan Zweig en su famosa biografía sobre la última reina de Francia del Antiguo Régimen. Y aunque verdaderamente se saben muy pocos detalles de sus últimos meses de vida, lo que sí es indudable es que pasó un verdadero calvario, de una cárcel a otra, enferma y sabedora de que su cabeza terminaría en un cesto. Hoy os queremos contar cómo fueron esos trágicos días para esta importante figura de la historia europea, odiada por muchos y despreciada por casi todos.

Como en los cuentos, la vida de María Antonieta comenzó con oscuros presagios. Así lo sintió siempre ella misma, invadida por una cruel fatalidad, sentenciada desde la cuna a un destino trágico. Y es que nació el Día de los Difuntos de 1755, en Viena, cuando las campanas repicaban recordando a los muertos; ninguna sonó para celebrar que una pequeña princesa de una de las casas reales más sólidas del momento acababa de venir al mundo.

Encantador retrato al óleo de la archiduquesa, a los 7 años, por Martin van Meytens

Un mundo dirigido por monarcas absolutos ultra poderosos que siempre la utilizó como un juguete. Apenas tenía 14 años cuando la casaron con el Delfín de Francia, el que sería Luis XVI y padre de sus dos hijos. Parece que la pequeña María Antonieta recibió poco amor, y sí fue objeto de manipulaciones e intrigas toda su vida.

Apenas tenía 14 años cuando la casaron con el Delfín de Francia, el que sería Luis XVI y padre de sus dos hijos.

Óleo sobre tabla de una de sus pintoras favoritas, Élisabeth-Louise Vigée-Lebrun (1778) sobre la que Gente Yold publicó un artículo: https://genteyold.com/louise-vigee-le-brun-y-adelaide-labille-guiard-grandes-artistas-grandes-rivales/

En Francia, concretamente en la corte parisina, fue despreciada y ninguneada, y se ganó igualmente la antipatía del pueblo. Se la consideraba derrochadora, superficial y se le acusaba de influir a su marido en pro de los intereses de Austria. Madame Déficit y loba austríaca fueron solo algunos de los insultantes apelativos que se le dedicaron. Sí parece, desde luego, que dilapidó las arcas del Tesoro, se cubrió de joyas y pieles y se despreocupó del todo de sus labores como reina de Francia. La verdad es que es muy frecuente que sean los propios miembros de casas reales los que parecen favorecer las ideas republicanas, por cómo su nefasto -y hasta estúpido- comportamiento dinamita la misma institución que representan. Indudablemente, en todas las casas reales cuecen habas.

La reina con sus hijos, de Élisabeth-Louise Vigée-Lebrun

Acusada de alta traición
También fue acusada de oponerse a la Revolución y por ello fue encerrada en la prisión del Temple con el rey, sus hijos y resto de su familia el 13 de agosto de 1792, tras salir de su encarcelamiento del Palacio de las Tullerías, el 20 de junio de 1790, donde estuvieron un año y medio recluidos. Y, desde luego, fue largo y doloroso el terrible periplo que la conduciría a la muerte, desde las prisiones de Tullerías y el Temple hasta su última celda en la Conciergerie.

Fue largo y doloroso el terrible periplo que la conduciría a la muerte, desde las prisiones de Tullerías y el Temple hasta su última celda en la Conciergerie.

Arresto de la familia real en la casa del registrador de pasaportes en Varennes, por Thomas Falcon Marshall, 1854

Después de la Toma de las Tullerías, el 10 de agosto de 1972, fue encerrada en solitario en la Conciergerie, que era una antigua fortaleza convertida en prisión de la República y sede del Tribunal Revolucionario. De la Conciergerie solo se salía para subir las escaleras del cadalso y María Antonieta lo sabía.

Allí ingresó la noche del 1 al 2 de agosto de 1793. Ya no volvería a ver más a sus hijos (su marido había sido ejecutado unos meses antes, el 21 de enero). El carcelero que efectuó su ingreso la inscribió como la prisionera número 280, “acusada de haber conspirado contra Francia”.

María Antonieta se despide de sus hijos, de Edward Matthew Ward

-“A sus 37 años aparenta 60 y su salud está severamente deteriorada como consecuencias de las hemorragias que sufre”, escribe la periodista Cristina Morató en su obra María Antonieta, la reina desdichada. Durante los dos meses y medio que María Antonieta pasa en la Conciergerie su estado de salud empeora; y es que las condiciones de la celda son duras, pues se trata de un espacio sucio, húmedo y helador. La que cubría su cuerpo con sedas y mantas de armiño tiembla ahora de frío, miedo y soledad.

María Antonieta en la Conciergerie. Simon Gervais, s. XIX.

La historiadora Cécile Berly detalla el menú de la prisión: “Por la mañana, alrededor de las nueve, le sirven chocolate o café acompañado de pan de centeno. Luego viene la “cena” alrededor de las dos de la tarde y la “cena” alrededor de las seis de la tarde”, y añade que la detenida tenía derecho a “comidas abundantes“, con sopa, carne (ternera, pollo o pato), paté, verduras y frutas. Como a María Antonieta no le gusta el vino, se le sirve su “agua favorita“, que procedía de un manantial de Ville-d’Avray.

En la Conciergerie es, en todo momento, estrechamente vigilada 

Las condiciones de la celda son duras, pues se trata de un espacio sucio, húmedo y helador.

Del Trianon a la celda húmeda y helada de la Conciergerie
Pero realmente, los detalles de su encarcelamiento no están muy claros, sino teñidos de rumores y leyendas que pretenden establecer comparaciones entre los sufrimientos carcelarios de la reina con las torturas de los primeros mártires cristianos.

Plano de la celda en la Conciergerie

Sí es indudable que la ex reina no fue una prisionera cualquiera, se la custodia y vigila día y noche; esta falta absoluta de la más elemental privacidad debió ocasionarle no poco sufrimiento. Diez años antes se había hecho construir el maravilloso Trianon, un pabellón de recreo en el Palacio de Versalles, donde sus necesidades de intimidad estaban absolutamente aseguradas. Es en el Trianon donde se desarrollan numerosas escenas de la interesantísima película de Sofia Coppola, Marie Antoinette, de 2006. Allí la reina celebraba fiestas privadas y recibía a sus más íntimos amigos y amigas.

Escena de la estupenda película biográfica de Sofia Coppola

Tras pasar dos meses en la Conciergerie, el 3 de octubre fue oficialmente declarada acusada por el Tribunal Revolucionario. Diez días después, el tribunal interrogó a la que llamaba “viuda Capeta, la vergüenza de la humanidad y de su sexo“, y fue condenada a la guillotina, por traicionar a Francia y favorecer a Austria; de haber dilapidado las arcas del Estado mientras los franceses vivían en la miseria; y de haber manipulado a Luis XVI para que se opusiera a la Revolución.

El juicio ante el Tribunal Revolucionario

Fue condenada a la guillotina, por traicionar a Francia y favorecer a Austria; de haber dilapidado las arcas del Estado mientras los franceses vivían en la miseria; y de haber manipulado a Luis XVI para que se opusiera a la Revolución.

Esta condena era inevitable y del todo esperable para la reina, pues desde 1789 se había opuesto tajantemente a la Revolución, y había intentado convencer al rey de huir y refugiarse en el extranjero. Y es que cuando ella y su familia fueron encarcelados en el Palacio de las Tullerías, intentaron escapar y salir de Francia. Es lo que se conoce como la Fuga a Varennes, un momento clave en la historia revolucionaria. La fuga fracasó y ahora a María Antonieta, la confabuladora contrarrevolucionaria, le tocaba ofrecer su blanco cuello. La ex reina era considerada un monstruo cuyo sacrificio era necesario para que la República viviera.

Entrando en la Conciergerie, de Georges-Cain

Y así fue. El 16 de octubre de 1793 María Antonieta subió al cadalso con toda la dignidad que pudo reunir. Solo me queda mi sangre: tómala, pero no me hagas sufrir más tiempo”, parece ser que le dijo al verdugo.

El 16 de octubre de 1793 María Antonieta subió al cadalso con toda la dignidad que pudo reunir. “Solo me queda mi sangre: tómala, pero no me hagas sufrir más tiempo”, parece ser que le dijo al verdugo.

Grabado que recrea el momento de la llegada al patíbulo

En su última y más conmovedora carta, que es conocida como el Testamento de la Reina, escribió a su cuñada, la princesa Isabel: “Me acaban de condenar, no a una muerte honrosa, que solo lo es tal para los criminales, sino a que me reúna con vuestro hermano, el rey. Al igual que él, soy inocente, y espero poder mostrar la misma firmeza que él en los últimos instantes. Me siento tranquila como cuando la conciencia nada os puede reprochar. Me embarga un profundo pesar por tener que abandonar a mis pobres criaturas”.

La Conciergerie ha exhibido algunos de los últimos objetos personales de la que fue última reina de Francia del Antiguo Régimen

Stefan Zweig ha imaginado así de terrible la escena del cadalso instalado en la Plaza de la Concordia, llamada entonces Plaza de la Revolución: “Diez mil personas se encuentran allí de pie desde muy temprano para no perder aquel espectáculo único de ver cómo una reina, según la grosera frase de Hébert, es “afeitada por la navaja nacional”. Horas enteras lleva ya de espera la curiosa muchedumbre. Para no aburrirse, se charla un poco con una linda vecinita, se ríe, se bromea y se ojea el periódico más reciente: “El adiós de la Reina a sus pequeños”. Se trata de adivinar, en voz baja, qué cabezas caerán aquí, en el cesto, en los días siguientes, y, mientras tanto, se adquiere limonada, panecillos o nueves a los vendedores callejeros: la gran escena bien merece un poco de paciencia”.

La abarrotada Plaza de la Revolución el día de la ejecución

El escritor termina así la reconstrucción de la espantosa escena: “los pájaros, que no sospechan el tenebroso significado de aquel cruel instrumento, juguetean despreocupadamente sobre él en su revoloteo”.

Comentarios

  1. josé julián Gallardo Rodriguez dice:

    Algún libro?

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