Cine Yold. Hoy convertimos el patio de butacas en una pista de baile
Películas para bailar sin parar

¿Nos echamos un baile cinematográfico? Acompáñanos en este repaso por los mejores títulos del cine musical, el que tanto nos ha hecho disfrutar y bailar en la butaca. Ángel Domingo será nuestro mejor partenaire.
Hoy quiero recordar algunas de las mejores secuencias de baile que han aparecido en la gran pantalla. Las hemos visto tantas veces que nos las sabemos de memoria, y seguro que alguno de vosotros intentó copiarlas en una pista de baile con resultados diversos. ¡Música maestro!
“Quién te enseña a bailar, te enseña a vivir”
Zorba el griego
Grease (1978). El inolvidable movimiento de caderas de Sandy (Olivia Newton-John), que solo un esforzado Danny (John Travolta) fue capaz de replicar tenía que liderar este artículo sobre los bailes de películas más recordados. Quizás solo el espectacular salto de Jennifer Grey a los brazos de Patrick Swayze en Dirty Dancing (1987), y el baile callejero de los encantadores deshollinadores amigos de Mary Poppins (1964) lo hayan igualado en el recuerdo colectivo de los espectadores a los que nos gusta que nos llamen Yolds.
Otra escena, que tal vez te suene es el memorable baile de la inclasificable película The Rocky Horror Picture Show (1975), con una Susan Sarandon que no daba crédito a lo que veía. La canción, a diferencia de otras partes del filme, y la escena, han envejecido sorprendentemente bien.
Una pareja muere en un accidente de automóvil y se convierte en fantasmas. Cuando otra familia se muda a su casa, harán lo imposible para asustarles y que la abandonen; desde alquilar los servicios de un espíritu malicioso llamado Bitelchús (1988), hasta obligarles a bailar, sin querer, canciones de los años 50 como el Banana Boat, de Harry Belafonte. La escena es brutalmente genial, y solo puede haber sido creada por un joven Tim Burton.
Singing in the rain, la emblemática canción de Cantando bajo la lluvia (1952), es, sin discusión, el mejor número de baile de la historia del cine. Años después nos enteraríamos de que la dulce sonrisa de Debbie Reynolds escondía toneladas de sufrimiento por la exigencia que impuso su compañero y director del filme, Gene Kelly. Debbie derramó muchas lágrimas durante el rodaje, pero el resultado fue inolvidable.
Otra de las escenas especialmente grabadas en la retira del colectivo de chicas de la llamada Generación X, es la secuencia final de Dirty Dancing (1987), en la que, tras pronunciar las palabras mágicas: “no permitiré que nadie te arrincone”, un orgulloso Patrick Swayze se marca el pasional baile con Jennifer Grey mucho más suelta al ritmo de The time of my life (canción que se llevó el Oscar ese año). Obviaremos los fallos de raccord y la dirección de videoclip ochentero -¡esa cámara lenta, por favor!- en virtud de lo que se ha convertido en un clásico.
A John Travolta nos lo vamos a encontrar alguna vez más en este tema, pero empecemos por el filme que le dio fama, Fiebre del sábado noche. La verdad es que la escena rezuma cierta vulgaridad vista con los ojos de hoy, desde la ropa, hasta el baile en sí mismo, el entorno, la fotografía, el movimiento de cámara… Pero es justo eso lo que la hace tan magnética e irresistible a los ojos de cualquier espectador.
Lo de los bailes de las fiestas de graduación en las universidades yankies son para hacérselo mirar. ¿Realmente son todos tan perfectos como los que aparecen en la película Footloose (1984)? Un joven Kevin Bacon invita a bailar a Lori Singer ¡nada menos que la hija del estricto pastor de la comunidad!
Como curiosidad, existe la leyenda que asegura que cuando invitan a Bacon a una boda, siempre se acerca al pinchadiscos para suplicarle que no ponga la canción, porque la gente espera de él que baile como en la icónica escena. Y él ya no está como en los años 80.
Travolta, toma final: Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994) fue la película que le resucitó para el mundo del cine (y de YouTube), por el sencillo hecho de que contaba con una escena que al final acabó convirtiéndose en la más recordada de todo el metraje. Uma Thurman y él bailan suavemente al ritmo de Chuck Berry en un concurso de twist que ella está decidida a ganar. Daba igual que Travolta hubiera ganado peso en los años anteriores y que ya no luciera su pelazo. Seguía en plena forma.
Tampoco te dejarán indiferente las habilidades bailarinas de Jamie Bell, el protagonista de Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000), en la icónica escena de la exigente prueba de acceso, pero nos encanta por el descaro que muestra a la hora de decirle a su padre que su pasión es la danza. Baila con gracia, baila alegre, y baila ilusionado, esperando la reacción de un progenitor que no es demasiado comprensivo al principio, pero que según avanza el metraje se va quedando sin palabras ante el talento de su hijo.
¿Y qué mejor forma de terminar este artículo que recordar el número de baile de los deshollinadores amigos de Mary Poppins (1964). ‘Step in time!’ en inglés y ‘Al compás’ en castellano en el que los colegas de Dick Van Dyke nos sorprenden bailando por tejados, saltando de cornisa en cornisa y danzando por lugares imposibles (sí, ya sabemos que era un decorado). Se tardó una semana en rodar la escena entera, pero el resultado mereció la pena.
Ángel Domingo Pérez
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